Síguenos en redes sociales:

Una lección de y para la convivencia

Una treintena de víctimas de todas las violencias (ETA, GAL, Batallón Vasco Español y Fuerzas de Seguridad) se han unido y han trabajado juntas dando un ejemplo vivo de diálogo para defender la convivencia y pedir a todos una revisión autocrítica

ALREDEDOR de una treintena de personas que han sufrido directamente o en sus familiares cercanos el azote de la violencia en Euskadi en los últimos años acaban de dar una de las lecciones más vivas, interesantes y gratificantes de las que han tenido lugar en nuestro país en torno al conflicto vasco y sus consecuencias. Una lección de carácter profundamente humano pero con una dimensión social indudable e ineludible porque esta iniciativa marca un punto de inflexión y será la referencia que habrá que tomar en cuenta de cara al futuro. Una lección a todos y en toda su dimensión: a las asociaciones y colectivos de víctimas, a los gobiernos y administraciones, a los partidos políticos y a los medios de comunicación. Tras una labor discreta, humilde y callada que ha durado nada menos que cinco años, víctimas de todas las violencias que ha habido en Euskadi (de ETA, los GAL, el Batallón Vasco Español y de las Fuerzas de Seguridad) han sido capaces de compartir su dolor, olvidar sus diferencias, dialogar, unirse y trabajar conjuntamente en favor de la convivencia entre todos. Un ejemplo vivo de esa convivencia a la que aspira la sociedad vasca, de reconocimiento del otro y de que la reconciliación y el diálogo son, no solo posibles, sino necesarios. La iniciativa Glencree -que toma su nombre de la localidad irlandesa en la que tuvo lugar el primer encuentro en diciembre de 2007- marca, en este sentido, un antes y un después. Todos los esfuerzos que se están llevando a cabo son positivos. Los encuentros entre víctimas y victimarios se van sucediendo con regularidad y quizá terminen por ser algo más normalizado, pero el excesivo ruido mediático amenaza, pese a su carácter positivo, con pervertir su verdadero cometido. En cambio, el grupo de víctimas de la iniciativa Glencree no se ha limitado a un diálogo sin contenido, sino que ha lanzado un reto sin precedentes a la sociedad. "Aspiramos a una convivencia pacífica, respetuosa y constructiva en el seno de una sociedad plural, libre y justa", afirma el texto que presentaron ayer en Donostia. Una sociedad a la que reclaman una necesaria "revisión autocrítica del pasado". Justo cuando se cumplen 25 años del brutal atentado de ETA en Hipercor que costó la vida a 21 personas, esa autocrítica cobra pleno sentido. Solo así será posible una verdadera convivencia.