ESTÁ claro, España es un país de torpes y se merece lo que pasa. No hay una culpa individual, pero sí colectiva. Todos creímos ser ricos: ciudadanos, empresas y políticos, alentados tanto por bancos como inversores extranjeros, que actuaron como cómplices necesarios inundando nuestra economía de un dinero que ¡oh sorpresa! hay que devolver ahora. Y cuando hay que hacer los deberes nos estamos equivocando una y otra vez. Todos.

Los últimos acontecimientos relacionados con el sistema financiero están salpimentados de tantos errores que no podremos culpar a cualquier extranjero, sea ciudadano de a pie, inversor o extraterrestre, si piensa que somos un país poco serio. Es verdad que a nuestros bancos se les está mirando con lupa y se les exige mucho más que a franceses, alemanes o italianos, pero la sensación de que somos gente de poco fiar es tan extendida que nos merecemos esto y más.

Los grandes inversores dedican a España poco tiempo. El mundo es tremendamente grande y es fácil pensar que no tiene sentido invertir en un país que no crece y, además, tiene una creciente cuota de trileros cuando hay cientos de oportunidades alternativas más fáciles o al menos con más posibilidades de retorno.

Es complicadísimo ser creíble tras cuatro reformas (FROB I y II y guindazo I y II) diciendo siempre que es la última, que nuestro sistema es fantástico cuando al poco tiempo hay de nuevo cambios ¿Es esta la última o habrá una nueva reforma antes de final de año? El culmen del autodescrédito viene al anunciar dos auditorías independientes. ¿Para qué está el Banco de España? ¿Qué ocurre con Deloitte, PriceWaterhouse, Ernst&Young y KPMG? ¿Dejarán de auditar a bancos y cajas en España si lo que digan sus colegas internacionales difiere de lo que han firmado? ¿No tiene que decir nada el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas? ¿Qué ocurrirá con las firmas de tasación? ¿Los bancos de inversión valorarán lo que luego comprarán? Nos hemos cargado todos los mecanismos en vigor al abrir de par en par la sombra de la duda. Lo más probable es que salgan nuevos agujeros porque el que busca encuentra y más en un proceso de muestreo como una auditoría porque siempre hay matices y según cómo se encargue y quién la haga puede dar un resultado u otro. Lo más probable es que se recomiende una nueva provisión lo que significará un nuevo descrédito internacional.

Ahora que nuestro otrora alabado sistema financiero es el pimpampum internacional, cabría preguntarse por el sistema italiano, el francés, el alemán? así como por cuánto dinero ha puesto el Estado español hasta la fecha. Muy poco. Quijotes, como siempre.

Mi suegro era médico de pueblo, de esos que ya no quedan. Y sus consejos eran tan claros que sirven para muchas cosas, hasta para analizar nuestro sistema financiero. No existen enfermedades, sino enfermos. No hay recetas universales, todo depende de cada caso. Todas las medidas de esta crisis se han aplicado tanto a entidades sanas como a las que no lo estaban, por lo que cuando ha caído alguna entidad que había aprobado uno de los múltiples exámenes la sombra de la duda se ha extendido al conjunto. El no querer estigmatizar a los que iban mal ha perjudicado a la totalidad del sistema.

Un catarro se cura en una semana o en siete días. Si dura más, no es un catarro. La medicina es un arte basado en evidencias científicas y realizar un buen diagnóstico es la base de la curación. Es imprescindible corregir el tratamiento si algo no va bien porque lo más probable es que el diagnóstico esté equivocado. El diagnóstico inicial de esta crisis fue equivocado, pues se creía que sería menos profunda y, sobre todo, muchísimo más breve. Buena prueba de ello es que los planes de negocio de las primeras fusiones frías (los totalmente inútiles SIPs) se basaban en una mejora rápida de los márgenes financieros por una recuperación de la economía que, entre otras cosas, significaría un incremento de los tipos de interés.

El gravísimo error fue seguir suministrando aspirinas cuando había que pasar a otro tipo de terapia, pues no estábamos ante un catarro sino ante una gripe que ya se ha convertido en neumonía, enfermedad que puede ser mortal. Tras el fracaso de las fusiones frías tenía que haberse acometido una reestructuración, si no reconversión, severa e integral en lugar de ir colocando tiritas a un sistema financiero con la yugular seccionada. Sin contar con lo que sea necesario para rescatar Bankia, las ayudas concedidas hasta la fecha por el Estado español solo significan el 1,3% del PIB, mientras en Alemania son el 11%, el 36% en Irlanda .

Si puedes elegir, que te opere quien ha operado antes muchas veces. En muchísimos trabajos la experiencia es un grado. No es casualidad que durante siglos han existido aprendices, oficiales y maestros. La banca no es una excepción. El dinero se gana fundamentalmente prestando dinero pero si no te lo devuelven la quiebra está asegurada. Por mucho modelo matemático de propensión al impago que se quiera implantar, por mucha teoría que se aplique, son rarísimos los casos en los que llegan a lo más alto de los bancos profesionales de otros sectores. Aunque la influencia real de la política en activo en la gestión de las cajas de ahorro ha sido menor de lo que se cree, no es menos cierto que las cúpulas de bastantes entidades se han alimentado de expolíticos y salvo honrosísimas y contadas excepciones el cambio de sector no siempre ha funcionado. Cuando las cosas comenzaron a pintar mal era el momento de rescatar a un buen número de prejubilados de los grandes bancos y ponerlos a dirigir de verdad la reestructuración. En España ha habido, y hay, excelentes profesionales de la banca, como demuestra el creciente número de profesionales que, poco a poco, van conquistando puestos de responsabilidad en entidades extranjeras.

Diagnóstico equivocado, tratamiento generalista e insuficiente y profesionalización mejorable han llevado a una situación objetivamente mala pero que se ha complicado aún más por una inexplicable suma de errores de muchos elementos clave en el sector: auditores, CNMV, Banco de España, políticos han ido sumando errores de fondo pero sobre todo de forma. Lo ocurrido en el rescate de Bankia es un buen ejemplo de lo que no hay que hacer. Se filtró una noticia de este calibre el lunes, no se suspendió la cotización, no se concretó lo que se iba a hacer, se mezcló la necesaria solución de Bankia con una nueva receta generalista que volvió a sembrar la duda sobre el sistema? Es difícil hacerlo peor.

Parece que todas las entidades salvo BBVA, Santander, CaixaBank, Sabadell y Bankinter van a tener dificultades en cubrir las nuevas necesidades sin recapitalización, sea pública o privada. Esto producirá nuevas fusiones y seguiremos avanzando hacia un sector financiero con solo diez entidades. Ahora sí que es posible que baje el precio de las viviendas, aunque hubiese sido más seguro en el caso de haberse concedido un EPA a las sociedades de gestión inmobiliaria. Más provisiones y más capital harán fuertes y robustas a las entidades pero en absoluto facilitará la concesión de créditos. Esta reforma congela aún más el crédito.