Síguenos en redes sociales:

Tópicos demagógicos

Empresa, educación, inmigración, demografía... Se pretenden verdades universales cuando no son ni una cosa ni otra, sino fruto de la verborrea con la que quienes deben liderar la sociedad tratan de sofocar los incendios provocados por su falta de imaginación y esfuerzo

SON muchos los tópicos en nuestra sociedad manipulada en los medios por la política, la economía, las finanzas, la pseudociencia y hasta la religión. Tengo la sensación de que lo es, un tópico, todo o casi todo lo llamado "políticamente correcto". Aquí me limito a apuntar algunos que a mí me lo parecen.

Dicho así, es cierto, pero es preciso matizar. Cuando la empresa dice que hace enormes beneficios (bancos, eléctricas, petroleras y demás hermanas mártires) y en vez de absorber personal, lo va reduciendo, y arroja al paro a multitud de trabajadores con experiencia mediante jubilaciones anticipadas a la escandalosa edad de 52 ó 54 años, o simplemente antes de los 65 años, o antes de que el trabajador haya perdido su capacidad de rendir, está abusando intolerablemente del tejido social.

Cuando no hay forma de que una persona con buen currículo, pero con 50 o más años, encuentre colocación, la empresa sigue traicionando su función de proveedora de puestos de trabajo.

Cuando finalmente la empresa, en vez de reservar los puestos de trabajo para las personas adecuadamente cualificadas para ellos, ocupa a personas con cualificaciones superiores, a veces desproporcionadamente superiores, en puestos de cualificación inferior, está destrozando el equilibrio laboral de la sociedad y fomentando la funesta titulitis.

Todos estos cuándos se vienen dando habitualmente. Algunos, cada vez en mayor medida por mucha demagogia verbal que se quiera hacer. Por todo ello y otras cosas más, oír hace años a un representante de la Fundación BBVA que, dada nuestra falta de mano de obra, la inmigración es una bendición del cielo, resulta, como mínimo, indignante por la hipocresía que supone.

Falso. Todos tenemos derecho a la cultura y necesidad de ella; pero esa cultura necesaria se da o se debe dar en la enseñanza primaria y en la enseñanza media. La universidad proporciona, sin duda, cultura, pero su función propia es hacer profesionales e investigadores. Por lo tanto, tienen derecho a ir a esa etapa de la enseñanza quienes estén dotados de capacidad suficiente, pero, además, quieran de verdad aplicar su capacidad a aumentar y perfeccionar su conocimiento como instrumento de ejercicio profesional o de servicio de investigación a la sociedad.

Lo segundo es más importante que la capacidad. El capacitado puede no querer aumentar sus conocimientos teóricos y preferir dedicarse a los negocios. Con ello presta, en principio, un gran servicio social porque en nuestra sociedad funcionarizada los empresarios parecen cada día menos numerosos y más necesarios. Los que tienen derecho a ir a la universidad, tienen también derecho a exigir a las instituciones que, si no tuvieren medios, se los den.

Los meros titulicaptores, quienes solo pretenden títulos, no tienen derecho a ir a la universidad: ocupan plaza indebidamente, masifican la enseñanza superior, la deterioran y la hacen inepta para sus fines. Y, por desgracia, abundan como la mala hierba. ¿Se toman verdaderas medidas para evitarlo eficazmente? Porque a mí me parece que se tiende a hacer por demagogia todo lo contrario.

Creo que es absolutamente falso. La prueba es que el paro autóctono -y no solo el de inmigrantes- ha ido en aumento y actualmente alcanza cotas insoportables. ¿Cómo se explica que haga falta mano de obra? ¿Qué clase de mano de obra?

La UE pretende crear la carta azul como permiso de trabajo para inmigrantes, pero para inmigrantes con calificación profesional, porque actualmente el 85% de la inmigración no cualificada del mundo tiene su destino en la Unión Europea y solo el 5% de la mano de obra cualificada se nos acerca.

¿Cómo es posible que carezcamos de mano de obra cualificada cuando va a la universidad un porcentaje desproporcionado de la población que, al terminar, se queda en buena medida en paro o tiene que buscarse la vida por otros pagos? ¿Cuándo hay, o ha habido, ingenieros ejerciendo de guardias municipales, economistas dedicados a levantar y bajar la persiana de un negocio, letrados y letradas en puestos de mecanógrafos o telefonistas...? Y no lo digo porque los trabajos de unos u otros sean superiores o inferiores, sino porque, en principio, ni un ingeniero es adecuado para guardia municipal, ni un economista para subir o bajar persianas, ni un letrado o letrada para mecanógrafo o telefonista, por muy dignos que sean todos estos trabajos y aunque el empresario juzgue erróneamente que, para él, es muy provechoso tener titulados a precio de saldo.

¿Esto es todo lo que discurren nuestros políticos? ¿No hay nadie capaz de discurrir qué políticas son eficaces para incrementar el crecimiento demográfico propio? Decir que estamos en crisis demográfica y fiar su solución al inmigrante descalifica totalmente a nuestros gobiernos y legisladores y a todo nuestro estamento intelectual. No se puede imaginar mayor inutilidad ni mayor pobreza de miras.

Nos hace falta menos verborrea, menos tópicos demagógicos, más imaginación, más solidaridad, más esfuerzo y más sinceridad. Lo demás son pamplinas.