NO hay peor error que el que no se rectifica y el Gobierno vasco que preside Patxi López se empeña, ayer por boca de su consejero de Interior y coordinador, Rodolfo Ares; en completar el error al que dieron inicio con la actual legislatura cuando hay motivos más que suficientes, ineludibles, para proceder a la convocatoria de elecciones. Los hay incluso obviando que la razón esgrimida por Ares, la de contar con unos presupuestos aprobados, es igual de válida que las propias cuentas, superadas ya, a final del segundo mes, por la duplicación del déficit previsto y los problemas de liquidez del Ejecutivo. Tres de esos motivos son, además, irrefutables: El primero fue expuesto ayer por el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, al considerar que los tres años de gobierno socialista en la CAV no han servido sino para eso, para que el gobierno sea socialista; y prolongarlo unos meses únicamente prolongará la agonía de una manifiesta incapacidad de gestión que, además, se verá ampliada por la distancia que está tomando su socio preferente, el Partido Popular. Todo ello se traduce en profunda desafección ciudadana, ya evidente en las encuestas y sin duda creciente hasta que llegue la cita con las urnas. Los otros dos motivos inciden en el anterior y se encuadran en los dos objetos principales del gobierno, de cualquier gobierno: la pacificación y la economía. En el primer ámbito, López anunció ayer que presentará al Parlamento Vasco una solicitud para valorar el acuerdo alcanzado esta semana en el Congreso y realizar nuevas propuestas en torno a la gestión del final de ETA, con peticiones expresas a un sector político y social que, sin embargo, no está representado en la cámara y que, por tanto, no puede participar en su elaboración y en consecuencia puede considerarse no incumbido por las mismas. La presencia de la izquierda abertzale en el Parlamento de Gasteiz, del mismo modo en que está presente en el resto de los niveles institucionales, se antoja imprescindible para que el diálogo sea completo y llegue a un consenso eficaz por inexcusable. Y dicha presencia solo puede conseguirse mediante el adelanto electoral. En el otro ámbito, el económico, los problemas de liquidez y déficit evidentes se explican, según el propio López, en la nula facultad del Gobierno para gestionar los ingresos en virtud del régimen foral que otorga dicha competencia a las diputaciones. En base a ello, López aboga por modificar el diseño de la política fiscal y por fin -semanas después de empezar a cuestionar el marco fiscal con una irresponsabilidad impensable en el jefe del Ejecutivo- él mismo admite que esa medida debería someterse al refrendo electoral por cuanto ninguna formación se presentó hace tres años con dicho planteamiento. Incapacidad de gestión y desafección ciudadana, nuevo tiempo político y pretensión de cambio de marco económico exigen que López ponga fin al error que inició con la legislatura.
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