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Previsiones y prestaciones

La sostenibilidad del sistema, que el Gobierno López pone en cuestión, precisa de un impulso a la economía, que a su vez necesita politicas distintas y estas de predicciones atinadas, lo contrario a lo que el Ejecutivo ha puesto en práctica

LA constatación por Carlos Aguirre, consejero de Economía y Hacienda del Gobierno que preside Patxi López, de lo inexacto de las previsiones que en los parámetros de crecimiento y empleo, es decir, en los dos vectores esenciales de la economía; había realizado para este año y, aunque en este caso aun corregibles, para 2012 y su coincidencia con la equívoca ecuación por la que la consejera de Empleo y Asuntos Sociales, Gemma Zabaleta, supedita el mantenimiento del sistema de prestaciones sociales a una reforma fiscal; cuestiona de raíz las capacidades del Ejecutivo para, en primer lugar, comprender los fundamentos de la crisis e, inmediatamente, disponer los mecanismos necesarios y las políticas económicas imprescindibles para hacer frente a la misma. La rebaja en la previsión de crecimiento (del 1,4% al 0,8%) no es precisamente baladí. Aunque los pronósticos se hayan ajustado a la realidad incluso en el entorno europeo, en el caso del Gobierno López el error es nada menos que del 42% y condiciona otro si cabe más grave, el de la previsión sobre la recuperación del empleo. Solo hace tres meses, Aguirre mantenía públicamente -¿por motivos de mera oportunidad política?- que las perspectivas de crecimiento de la Comunidad Autónoma Vasca se sostendrían en el 1,4% a final de año y que la creación de empleo se iniciaría con ritmos de crecimiento de en torno al 1,5% a pesar de la teoría universalmente admitida de que para invertir la tendencia al desempleo se precisan incrementos de la actividad económica de entre el 2% y el 3% que, aun siendo muy optimistas, no llegarán en ningún caso antes del final de 2013. Hoy hay 11.357 desempleados más que hace un año (1.900 más que cuando el consejero de Economía realizó aquellas presunciones), once mil parados que suponen, únicamente en subsidios de desempleo, superar con creces el desfase que Gemma Zabaleta, precisamente consejera de Empleo y Asuntos Sociales, atribuye al sistema de prestaciones para declararlo en quiebra o condicionar su sostenimiento -falso sostenimiento, en realidad, por cuanto ya se han producido notorios ajustes- a una reforma fiscal que, sin embargo, ni ella ni el consejero de Economía detallan. Incluso evitando usar la misma demagogia de Zabaleta para cuestionar que sea ella, como responsable de asuntos sociales de un gobierno que se denomina socialista, quien afirme que "no podemos dar derechos que no podemos sostener" y para recordarle que existen otras partidas del presupuesto recortables o la sangría de los intereses de la deuda que el Gobierno López adquirió innecesariamente desde un primer momento para hacer frente a gasto corriente; es evidente que la sostenibilidad del sistema pasa por un impulso a la economía, que dicho impulso precisa de políticas distintas y estas, de previsiones atinadas. Es decir, todo lo contrario a lo que ha venido realizando el Ejecutivo López durante dos años largos. Muy largos.