Desde fuera, Donostia es una postal. Desde dentro, es mucho más, es una ciudad con un tejido social muy activo. Del fruto de ambas imágenes nace lo mejor de ella y eso es lo que se ha premiado con la capitalidad cultural en 2016. Es una magnífica oportunidad que hay que aprovechar para relanzar la ciudad más allá del turismo. Gasteiz fue elegida capital verde; ahora, Donostia en cultura; ¿Será Bilbao capital del diseño? El poder municipal mira al exterior. Y lo hace con éxito.