LA solicitud de la autodenominada izquierda abertzale de una reunión a los componentes de Nafarroa Bai de cara a "acercar posturas" en torno a la búsqueda de una teórica suma de fuerzas para que "la ciudadanía navarra de izquierdas y abertzale tenga un sujeto unitario en las elecciones forales" sólo se puede entender como un vano intento de trasladar a quienes componen hoy NaBai la responsabilidad ante la certeza de que un acuerdo de esas características y en las actuales circunstancias es imposible. Por un lado, la propia actitud mantenida en los últimos meses por la izquierda abertzale en relación a Nafarroa Bai, mediante contactos paralelos con algunos de quienes forman la coalición y no sin cierto menosprecio hacia otros, no ayuda precisamente a eliminar las dudas de que la petición no sea un mero movimiento táctico para tensionar NaBai. No en vano, dicha solicitud se realiza una vez que la izquierda abertzale ha comprobado la convicción con que la coalición asienta sus posibilidades de protagonizar el cambio en Nafarroa en la pluralidad de su proyecto y el convencimiento en los principios que la hicieron posible y después de que Aralar, EA, PNV y los independientes ya hubiesen anunciado su intención de mantener la alianza en las elecciones forales. Por otro lado, la propuesta llega sin que, de momento, la izquierda abertzale pueda responder a los planteamientos mantenidos por todos los partidos y sectores que componen NaBai desde sus inicios. Sin cerrar la puerta al ingreso de otra formación, NaBai siempre ha antepuesto la condición de que la misma acepte sus principios fundacionales y, entre ellos, el rechazo a la violencia y a la tutela de ETA. Y aun siendo cierto que la autodenominada izquierda abertzale ha expresado públicamente el rechazo a la violencia y su apuesta por las vías exclusivamente políticas, dicha expresión pública carece aún de la certeza imprescindible para que una colaboración política con Nafarroa Bai no condicione a ésta ni se convierta en un handicap para la que a día de hoy es la única alternativa estratégica al gobierno de la derecha navarra, según todos los sondeos realizados y a pesar del desgaste interno que le han supuesto polémicas a las que la misma IA no es del todo ajena. Todo ello sin menoscabo de los contactos que las distintas formaciones abertzales pueden y deben mantener en pos de una relación más fructífera ni, por supuesto, de los derechos que por ética democrática asisten a la izquierda abertzale -derechos que la propia Nafarroa Bai ha venido defendiendo de modo reiterado- de concurrir a unas elecciones que, en ese caso, servirían al tiempo para constatar el verdadero peso electoral y político de la izquierda abertzale también de cara a una posible colaboración en el futuro.
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