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Prioridades educativas

Educación obvia, quizás premeditadamente, y traslada al nuevo curso numerosos y serios problemas y la inestabilidad consiguiente de la enseñanza mientras enfatiza dos iniciativas cuya motivación y planteamiento ya estaban en cuestión

LA inauguración oficial del curso escolar 2010-2011 por parte de la consejera de Educación, Isabel Celaá, en cuanto a su discurso y las ideas centrales, casi únicas, del mismo; no se puede calificar de inconsecuente por cuanto se limita en la práctica a la reiteración de los dos aspectos que coparon la actividad de su Departamento -y gran parte de las críticas y reticencias a la misma- antes del verano. El discurso de Celaá en este inicio de año académico, por el contrario, sí se puede considerar didáctico respecto a las que, al parecer, seguirán siendo las prioridades de quienes van a dirigir las políticas de Educación en la CAV durante los próximos meses: la incidencia en lo que la consejera definió ayer como el logro de la "empatía" de los escolares hacia las víctimas de la violencia y la implantación del programa Eskola 2.0 (la traslación del programa estatal a Euskadi para ser exactos), iniciativas ambas que ya tuvieron fuertes reticencias de fondo y forma entre profesores, padres y madres y alumnos durante el curso pasado y que no han sido solventadas aún. Pero la ausencia de perspectiva respecto a la realidad de la Educación vasca no se detiene en esa reiteración, sino que se hace más patente al omitir Celaá, aunque fuese premeditadamente, serios problemas que afectan a la comunidad educativa vasca y que continúan también pendientes de resolución. Evitar referirse a la anunciada reducción de los conciertos educativos en la Formación Profesional, a la reducción de los cursos del programa Irale para capacitación lingüística del profesorado, al recorte de ayudas para la escolarización de 0 a 3 años, a la problemática de los comedores escolares, a la precariedad de un acuerdo con la minoría sindical que incluye recortes no admitidos por la mayoría de los casi veinte mil profesores, a la dificultad para impulsar, por falta de un análisis previo, una educación trilingüe que curiosamente ayer desapareció del discurso de la consejera, a la situación de las Eskola Txikiak... no quiere decir que dichos problemas no existan o no afecten directamente a la calidad de la enseñanza vasca a corto y medio plazo. No se trata de poner en entredicho los teóricos objetivos pedagógicos de las dos iniciativas priorizadas por el Departamento de Celaá, aun existiendo motivos sobrados para cuestionar siquiera que su motivación sea más formativa que ideológica y su planteamiento más efectivo que divulgativo, pero las políticas de Educación del Gobierno que preside Patxi López no pueden limitarse a las víctimas y la digitalización -ni siquiera en el discurso- cuando la comunidad educativa, de la que depende la formación de las próximas generaciones, está acuciada por dilemas tan numerosos y dispares, y la inestabilidad consiguiente, que no deberían trasladarse como parece, ni por acción ni por omisión, a un nuevo curso.