LA aprobación ayer en el Senado de la modificación de las leyes orgánicas del Tribunal Constitucional y del Poder Judicial supone, a falta de su publicación definitiva en el BOE, la consecución de lo que se ha venido en llamar blindaje del Concierto Económico frente a los recursos que desde otras administraciones, regidas por el PP y el PSOE, se han venido presentando contra el mismo a través de la jurisdicción contencioso-administrativa y que a partir de ahora sólo podrán ser vistos por el Tribunal Constitucional. La votación de ayer, por tanto, culmina en cierta forma la protección jurídica de lo que es la principal herramienta del autogobierno vasco, que ya había logrado un espaldarazo casi definitivo en setiembre de 2008 al lograr el aval de la Corte de Luxemburgo de la UE a su encaje en el entramado institucional y económico europeo. Sin embargo, la consecución del blindaje no puede opacar la realidad de un proceso que sólo ha culminado gracias a la labor de las diputaciones forales -la idea nació en la Diputación Foral de Bizkaia-, de los anteriores gobiernos vascos liderados por los nacionalistas y de las arduas negociaciones que el PNV desarrolló en Madrid condicionando su apoyo, imprescindible para que Zapatero lograra aprobar los presupuestos generales del Estado, a las citadas modificaciones de las leyes orgánicas del TC y del Poder Judicial, reformas que el PSOE siempre había paralizado en las Cortes pese al apoyo al blindaje mostrado por los socialistas en el Parlamento Vasco. No puede ocultar tampoco que el PP, cuyos parlamentarios apoyaron la protección del Concierto en la Cámara de Gasteiz, votó en contra de la misma en diciembre en el Congreso y volvió a votar en contra ayer en el Senado, lo que provocó situaciones tan paradójicas como que el senador Ramón Rabanera, que defendía el blindaje mientras fue diputado general de Araba, o la senadora Juana Iturmendi, que votó a favor siendo parlamentaria en Gasteiz, se tuvieran que ausentar ayer para no incurrir en una incongruencia manifiesta. El blindaje tampoco puede esconder la ausencia de Patxi López tanto a la hora de apoyar las exigencias de protección del régimen foral como en las dos votaciones en el Congreso y el Senado pese a que el Concierto no sólo es la herramienta clave del autogobierno sino que, al serlo, ya fue fundamental tras su aprobación en 1980 en el resurgir económico de una Euskadi amenazada por la crisis, la desindustrialización y unos niveles de paro del 25% así como posteriormente en el desarrollo de las actuales cotas de bienestar de la sociedad vasca. En consecuencia y asimismo, las salvaguardas jurídicas logradas en Europa y en Madrid no pueden disfrazar el verdadero talante que socialistas y populares mantienen y que se traduce en la advertencia de Castilla y León sobre un posible e inminente recurso ante el TC de las reformas legales recién aprobadas.