EL filósofo y comunicólogo canadiense Marshall MacLuhan acuñó hace décadas una de sus frases más conocidas: "el medio es el mensaje". En su estudio Comprender los medios de comunicación, explicaba el significado desde su propio inicio: "En una cultura como la nuestra, con una larga tradición de fraccionar y dividir para controlar, puede ser un choque que le recuerden a uno que, operativa y prácticamente, el medio es el mensaje". Algo similar le han debido transmitir a Patxi López los muchos comunicadores que tiene como asesores en Lehendakaritza como fórmula mágica para invertir el que entienden como gran déficit del Ejecutivo: a su entender, los vascos "no entienden" su mensaje de cambio. Es decir, que en la mejor materialización de la política del avestruz, lo que realmente ocurre es, según ha asegurado el propio López, que no "saben vender" lo mucho y bueno que, al parecer, hace el Gobierno. O sea, fallos de comunicación. Los datos objetivos, sin embargo, son incontestables. El 71% de los vascos, según el último Euskobarómetro, desconfía del Gobierno de López fruto del pacto entre PSE y PP, acuerdo que también obtiene un amplio rechazo. Asimismo, el liderazgo del propio lehendakari está bajo mínimos en tiempos en que es necesario transmitir confianza y fe en lo que se hace. Resulta, por tanto, que el Gobierno de la imagen y que ha hecho del marketing político el principal caballo de batalla para ocultar su inacción en temas clave -como la crisis económica- o su torpeza en muchos otros, padece un problema de comunicación. Todo ello pese a que la inmensa mayoría de los medios -prensa, radio y televisión, incluidos los medios públicos- se muestran no ya afines sino complacientes con el Ejecutivo. La consecuencia que han extraído los asesores de Ajuria Enea es evidente: lo que hay que cambiar no es la política que se está desarrollando, no es hacer frente a la realidad de que el pacto con el PP desagrada a la mayoría de la sociedad, no es abandonar el frentismo ocultado bajo palabras de consenso y acuerdo, no es hacer políticas reales y responsables frente a la crisis, sino... relanzar la imagen de López. Parafraseando también a McLuhan, lo que importa es el masaje -es decir, la reiteración, la repetición, la redundancia, la insistencia-, que es finalmente el mensaje en sí mismo. Para lograrlo, el gabinete ha reforzado su equipo con más periodistas para garantizarse que sus medios amigos -precisamente de donde han salido los que ahora son sus asesores- recogen fielmente lo que López quiere transmitir, no la realidad de un gobierno ausente, sin ideas y sin iniciativa. No es la forma lo que interesa a los ciudadanos, sino el fondo, el contenido. Y aún desconocen, más de ocho meses después, el programa de gobierno del gabinete. La imagen es importante, pero no lo es todo. López lo sabe desde que posó para Vanity Fair.