Entrevista de Arantza Rodríguez
“Mi esposo perdió a dos clientes que había visitado en las torres dos semanas antes. Uno de ellos iba a volver a su país en unos días después de haber estado tres años en la ciudad. La vida cotidiana nos ayuda a mantener un equilibrio, pero nunca se olvida”, reconoce Itziar Albisu, donostiarra que presidió durante siete años la Euzko Etxea de Nueva York y que aquella mañana, tras ver en directo por la tele el impacto del segundo avión, temió por su marido. “Me di cuenta de que no era una coincidencia. Salían humo y llamas. Caían papeles y personas. Parecía irreal. Llamé a su celular sin obtener respuesta. Llamé a la compañía y me dijeron que estaba bien”, relata, impresionada por “la trama y precisión con que se llevaron a cabo los ataques”.
Tras recordar cómo la comunidad vasca organizó una comida con el fin de recaudar fondos para las familias de dos bomberos fallecidos, Albisu repara en el paralelismo entre el 11-S y el bombardeo de Gernika. “En los dos casos se atacó indiscriminadamente a la gente de a pie. Bajo las ruinas de las torres encontraron un peral, símbolo de supervivencia y fuerza, como el roble que sobrevivió al ataque fascista y nazi, que simboliza esperanza para el pueblo vasco”>.