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El aumento de tensiones en Oriente Medio pone a prueba la cautela diplomática china

El gigante asiático no ha conseguido ser un actor de peso para la resolución de la grave situación en la región

El aumento de tensiones en Oriente Medio pone a prueba la cautela diplomática chinaEFE

La escalada de ataques entre Israel e Irán, cercano aliado de Pekín, vuelve a poner a prueba la influencia real de China en Oriente Medio, donde el país asiático se ha anotado tantos diplomáticos importantes pero no ha logrado ser un actor de peso para la resolución de la grave situación en Gaza.

Esta semana, China comunicó su “profunda preocupación” por el agravamiento del conflicto e instó a “tomar medidas inmediatas para calmar las tensiones”, al tiempo que repitió que “la fuerza no puede traer una paz duradera”.

Pese a que Pekín ha asegurado que “seguirá manteniendo la comunicación con las partes pertinentes, promoviendo la paz y el diálogo”, algunas voces echan en falta un papel más destacado de la segunda economía del mundo en la mediación de conflictos en la región.

En los últimos años, Pekín ha tratado de anotarse logros diplomáticos en la región, como la gestión en 2024 de un acuerdo de unidad entre el grupo islamista Hamás y el partido secular Fatah, dos facciones palestinas que llevaban dos décadas enfrentadas.

Previamente, en 2023, China había ejercido como mediadora para que Irán y Arabia Saudí alcanzaran un acuerdo para restablecer sus relaciones diplomáticas tras años de rivalidad entre las potencias del Golfo Pérsico.

Sin embargo, persisten dudas acerca de la capacidad de intermediación del gigante asiático en un conflicto como el vigente entre Israel e Irán, que ya deja más de 200 muertos en el país persa y al menos 20 en territorio israelí.

Un conflicto que se intensifique en Oriente Medio no beneficia a China, pero, siendo realistas, Pekín no puede hacer mucho para detenerlo”, asevera el analista Joe Mazur, de la consultora Trivium.

El experto señala la “relativa falta de experiencia” de China en este frente y su “diplomacia reacia al riesgo” como factores que limitan su capacidad de acción en “los delicados asuntos regionales de Oriente Medio”.

Para los analistas Andrew Cainey y Xie Chengkai, la capacidad de China para actuar como mediador eficaz “depende de tres factores”.

“Su habilidad para generar confianza con todas las partes; su disposición a reconocer dónde coinciden o divergen sus intereses con los de los actores implicados; y su voluntad de persistir en la búsqueda de un acuerdo duradero”, indicaron en una tribuna abierta del diario hongkonés South China Morning Post.

La reciente trayectoria diplomática de China podría afectar a dicho papel: “Es improbable que los israelíes consideren a China un mediador neutral”, dice Mazur.

No en vano, Pekín ha profundizado sus lazos con Teherán en los últimos años, con los líderes de los dos países proclamando una “amistad inquebrantable” entre China e Irán.

Ambas partes firmaron en 2021 un acuerdo de cooperación económica que contempla una inversión china de unos 400.000 millones de dólares en los sectores iraníes de energía e infraestructuras. A cambio, Teherán, uno de los principales productores de hidrocarburos y afectado por las sanciones de Washington, garantiza a Pekín un suministro estable de petróleo y gas a unos precios competitivos.

Además, recuerda Mazur, las “fuertes críticas” de Pekín a Israel a raíz del conflicto en Gaza dificultan que se presente como un actor neutral ante Tel Aviv.

Datos

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Petróleo

10% de las importaciones. A China le preocupa “que una mayor inestabilidad en la región pueda poner en peligro las cadenas de suministro en un momento delicado del comercio mundial”, si bien Pekín “no depende especialmente de Irán para el petróleo”. Según datos citados por la prensa china, el crudo iraní representa alrededor del 10% de las importaciones totales de petróleo de China, si bien estas se realizan frecuentemente a través de terceros países para eludir las sanciones estadounidenses. Sin embargo, el vicepresidente de mercados petroleros de Rystad Energy, Janiv Shah, advirtió de que “el posible cierre del estrecho de Ormuz empujaría a los mercados petroleros hacia un fuerte desabastecimiento, lo que aumentaría la tensión”, dado que un bloqueo afectaría a las exportaciones de crudo de otros países aparte de Irán.