Muchas veces las tormentas están anunciadas, pero a veces nos pueden pillar por sorpresa porque se generen de forma inesperada o porque no hayamos consultado la previsión meteorológica. Y en ocasiones nos toca enfrentarnos a ellas al volante. Si la tormenta es eléctrica, con rayos visibles en el horizonte o incluso muy cerca de nosotros, es inevitable inquietarse, pero debemos saber que el coche nos brinda una protección especial, que lo tenemos que percibir como un lugar seguro en el que podemos permanecer hasta que amaine.
Lo primero que hay que saber es que es muy poco probable que pueda caer un rayo en un coche, pero no imposible, y que en el caso de que suceda lo habitual es que los daños se concentren en el vehículo y que sus ocupantes resulten ilesos. De hecho, podría ser incluso más peligroso el susto del impacto, que llevara a la pérdida del control del coche, que las consecuencias del rayo.
La jaula de Faraday
Dentro de los sistemas y mecanismos de seguridad, la carrocería del coche ofrece una importante protección, más allá de su resistencia ante un choque. Su estructura metálica funciona como una armadura que distribuye la corriente a lo largo de toda su superficie y evita que pueda penetrar en el interior. Es un fenómeno que se conoce como jaula de Faraday y que nos debe aportar tranquilidad a la hora de afrontar una tormenta eléctrica. Por ello los coches descapotables ofrecen menor protección, que se reduce al mínimo en las motos y en los vehículos fabricados con materiales no metálicos (como fibra de carbono), en los que los viajeros quedan mucho más expuestos a las descargas eléctricas.
Daños en el vehículo y qué cubre el seguro
De este modo nos podremos sentir seguros, aunque si nos cae un rayo el vehículo sí podría sufrir daños importantes, como perforaciones o quemaduras de la carrocería, reventones de neumáticos por la elevada temperatura de la descarga, rotura o agrietamiento de las lunas por la onda expansiva o problemas en el sistema eléctrico, como fallos en la electrónica de a bordo y en la batería o sobrecarga de sensores.
Si esto sucede tendremos que saber qué nos cubre nuestro seguro del coche, ya que los daños causados por fenómenos naturales están incluidos o no dependiendo de nuestra póliza. Si está a todo riesgo, lo habitual es que cubra los desperfectos en carrocería, incendio y sistema eléctrico. Un seguro de responsabilidad civil ampliada con incendio también podría incluir daños por rayos, pero uno básico nos dejará desprotegidos. Si vamos a reclamar, será necesario que hagamos fotos de los daños e informemos a nuestra aseguradora. Además, la AEMET puede certificar que esa tormenta existió.
Consejos ante una tormenta eléctrica
Obviamente, si podemos es mejor detener el coche en un lugar seguro, evitando árboles, lugares elevados y acumulaciones de agua, que están más expuestos a los rayos. Debemos quedarnos en el interior del vehículo, con el motor y la radio apagados. Para que la carrocería metálica funcione realmente como un escudo es fundamental que tengamos las ventanillas totalmente cerradas y evitemos corrientes de aire que puedan favorecer el paso de electricidad. Tampoco debemos manipular ni tocar objetos o superficies de metal en el interior.
¿Los neumáticos aíslan?
Siempre se ha dicho que las personas están especialmente protegidas dentro del coche en medio de una tormenta eléctrica gracias a que los neumáticos aíslan la descarga eléctrica, pero se trata de un mito, ya que la auténtica protección la ofrece la estructura metálica del coche. De ahí que un descapotable sea menos seguro en caso de impacto de un rayo.