Usted ha mantenido contactos con el líder del PSE, Eneko Andueza, esta semana. ¿PNV y PSE han acordado unas reglas en la relación para que, de tanto llevar el cántaro a la fuente con discrepancias públicas, no se acabe rompiendo?
A ver, nunca se ha interrumpido la comunicación con el PSE. Lo que haremos es hablar más frecuentemente si cabe, no solo a determinados niveles, sino a más altos niveles más frecuentemente. Eso es lo único que vamos a hacer, pero esa comunicación ha estado siempre presente.
¿Tiene alguna razón de ser la acusación que le hacía Andueza en relación a que no hay tantas reuniones como con la anterior dirección?
No sé cuál era el ritmo con la anterior dirección, pero nosotros desde los primeros días hemos estado hablando, intercambiando mensajes y llamando. Mi intención no es que haya incomunicación, sino todo lo contrario. Supongo que lo que quiere el PSE es una relación al más alto nivel que sea más frecuente de lo que ya era, que era fluida. Pero no hay ningún problema ni con él ni con nadie.
Usted dijo que el blindaje del euskera en las ofertas públicas de empleo era una discrepancia pactada, pero Andueza lo negó. Y hay otras discrepancias que ya eran conocidas, como el macrocentro de refugiados, de las que el PSE hace ‘casus belli’. ¿PNV y PSE ya no pueden convivir con las discrepancias? ¿Hay un cambio de paradigma en la relación?
Este tema del euskera se lo hemos comunicado desde el primer día y, además, es un aspecto concreto que tampoco está estipulado en el acuerdo de gobierno. En cualquier caso, nos gustaría hacerlo con el voto del PSE también. Creo que tenemos margen. Con el macrocentro, me temo que no hay terreno para el acuerdo porque rompe con el modelo que se ha seguido en Euskadi y nosotros, con todo el respeto, seguiremos manteniendo nuestra discrepancia. Y es un tema en el que quien tiene la sartén por el mango es el Gobierno central. Somos partidos diferentes y las discrepancias se suelen intensificar a medida que se aproxima un periodo electoral. Con esto no estoy diciendo que se esté aproximando ahora uno. Me parece que ha sido un episodio excepcional, o quiero pensar que es así. Discrepancias y algunas tensiones siempre hay en los gobiernos de coalición, y lo que hay que hacer es hablarlas internamente y, cuando esa discrepancia es irresoluble, de manera civilizada hacerlo público para que la ciudadanía sepa en qué posición está cada uno. Pero la tónica diaria es buena, hay una dinámica engrasada y las cosas funcionan sin ruido.
Dice que no hay elecciones, pero quizás la hipótesis de unas elecciones generales y la aspiración de un mayor poder municipal en 2027 pueden haber forzado al PSE a escenificar las diferencias con el PNV.
No creo que responda a eso, pero es una pregunta para el PSE.
El PSE dice que usted hace más caso a los planteamientos del PNV de Gipuzkoa sobre el euskera. Quizás en deuda tras el proceso interno.
No acabo de entender lo que se quiere decir, como si el planteamiento del PNV sobre el euskera fuera solamente de Gipuzkoa. Estamos preocupados como partido desde el primer día por las sentencias que están desbordando la situación pacífica que había con el estatus jurídico del euskera. La fórmula que hemos empleado, lejos de estridencias y soluciones maximalistas, va por una vía central.
¿Cuál ha sido el papel del lehendakari en estos momentos de tensión? Pradales ha hecho llamamientos para que el Gobierno vasco se aísle de las discrepancias entre partidos.
Ha habido declaraciones de representantes institucionales de todos los colores. Comparto el día a día con el lehendakari. Raro será el día en que no hablemos él y yo. A lo que aspira él, lo mismo que yo, es a que la relación PNV-PSE sea lo más tranquila y engrasada posible, y siempre trabajamos en equipo. Pero insisto, creo que ha sido más el ruido que las nueces. Es verdad que ha habido una cascada de declaraciones, pero me parece que ha sido algo excepcional, no lo tomo como una estrategia. Ha sido puntual, creo que reconducido por parte de unos y otros, y aspiro a que siga así, lo cual no quiere decir que uno y otro partido no podamos decir lo que pensamos en determinadas situaciones. En los medios de comunicación vascos, quizás por falta de costumbre, parece que arde Troya, pero si lo viera un medio de Madrid, le parecería un pequeño chiste.
“En Madrid me reuní con la vicepresidenta primera y otra gente (...) Con el PP siempre hay contactos”
Mientras mantenían estas discrepancias con el PSE, usted se ha reunido con la vicepresidenta española María Jesús Montero. ¿Fue para hablar solo de Presupuestos, o también del estado de la relación?
De vez en cuando sigo yendo a Madrid. Con el viaje para el desayuno informativo del lehendakari en Madrid, hubiera sido una necedad por mi parte no aprovechar para tomar la temperatura en el Gobierno y hablar de diversos temas que tenemos entre manos. Me reuní con la vicepresidenta primera, porque además es una dirigente importantísima del PSOE y es la mano derecha del presidente Sánchez, y también me reuní con otra gente. Cuando viajo a Madrid, intento estar con unos o con otros.
¿Más gente del Gobierno español y Pedro Sánchez, o gente del PP?
Tengo muchas reuniones discretas, y en la discreción está el éxito. Aunque no se me vea ni esté haciendo declaraciones, estoy trabajando.
Le he preguntado por el PP porque sería noticia que se reunieran tras su alejamiento…
Con el PP siempre hay contactos, a un nivel, a otro… Todos los partidos hablan entre ellos.
¿Para prepararse por si hay un cambio de ciclo en el Estado?
No para prepararse. Estando en la situación que estés, tienes que hablar y pulsar. Con el que no me voy a reunir ni a hablar es con Vox. Con el resto, claro que voy a seguir manteniendo contactos. Es mi trabajo.
Si Sánchez va a la prórroga presupuestaria, ¿sería un problema para el PNV porque le quita una palanca para presionar con los acuerdos?
A nosotros nos gustaría que hubiera un Presupuesto porque podría redundar en beneficios concretos para Euskadi. Se había avanzado bastante y luego decidió el Gobierno parar la tramitación (con el adelanto de las elecciones catalanas). Pero creo que hay muy pocas posibilidades, no por el PNV, sino por otros partidos. Podemos lo tiene muy claro: quiere elecciones. ERC está poniendo el acento en el acuerdo financiero para Catalunya, que es complicado, sobre todo, teniendo la perspectiva de unas elecciones andaluzas con una candidata que es la ministra de Hacienda. Junts quiere que el president Puigdemont pueda volver. No es tampoco buena señal que ya haya pasado el plazo legal para que el Gobierno presente el proyecto y todavía estemos hablando de techo de gasto, ni siquiera estamos entrando en las partidas ministerio a ministerio. El Gobierno no tendrá muchas esperanzas, pero mientras tanto va armando una estrategia por si debe convocar elecciones, que dependerán de la demoscopia y los cisnes negros que aparezcan.
¿Cisnes negros como los pagos en metálico en el PSOE? ¿Usted ve un indicio de financiación ilegal?
Esos pagos habrá que ver qué cantidad son, y algunos están justificados. Lo que preocupa más es el millón que aparentemente se quedó Koldo, y dónde está ese dinero. Yo, desde luego, las veces que he tenido que adelantar un dinero y dar el justificante del gasto, no me acuerdo de que me hayan dado en metálico. Te ingresan en la cuenta y queda todo más clarito que el agua.
“Sacar a Pasaia del catálogo de interés general está hablado con el Gobierno pero no llegó a haber Cuentas”
En el pacto de investidura con Sánchez, el plazo para ceder todas las transferencias aparece como “improrrogable”. Si llega el 31 de diciembre y no se ha cumplido, ¿van a retirar el apoyo a Sánchez?
¿Qué significa retirar el apoyo?
Que el PNV deje de apoyar las iniciativas del Gobierno español, si es que lleva alguna al Congreso.
Pocas llevan... Nosotros hemos tragado un poquito a principio de legislatura con cosas con las que podíamos estar en desacuerdo. Pero estamos en una fase diferente. Pero lo estamos ya, más allá de las transferencias. El caso Cerdán, Ábalos... cambian mucho las cosas. Todos los partidos nos estamos mirando un poquito de reojo porque, si hay una posibilidad de elecciones en un plazo medio, lo que antes podíamos tragar, ahora igual no. Queremos que las cosas funcionen, pero no a cualquier precio. Que las transferencias no se cumplieran nos haría reforzar esa visión. Pero, ¿qué es retirar el apoyo? Si hay una norma beneficiosa para la ciudadanía vasca, ¿tenemos que votar que no? No se entendería. ¿Votar a favor de una moción de censura con la candidatura de Feijóo y el apoyo necesario de Vox? No podemos entrar ahí.
En la negociación presupuestaria que quedó en el aire por las elecciones catalanas, ¿ustedes llegaron a pactar con el Gobierno español que el puerto de Pasaia salga del catálogo de interés general del Estado?
Está hablado, sí.
Entonces, se ha producido una descoordinación con el PSE…
Estaba hablado a nivel de quien tenía que decidir, con datos y, además, con suficiente peso. ¿No toda la cadena que tenía que ejecutarlo lo sabía? No, porque no se habían cerrado los Presupuestos, y el PSE me imagino que tampoco lo sabría.
Ahora saldrá adelante con relativa facilidad si está apalabrado, ¿no?
Debería, pero resistencias siempre hay. Defendemos la transferencia porque el sistema actual impide hacer inversiones que no vengan de los propios fondos del puerto. Y no iba a disminuir tráficos por no estar en esa lista. También nos gustaría Bilbao, pero su tráfico es 12 veces más fuerte, y el Estado va a ser más reticente.
“Ha llegado el momento de definir si verdaderamente hay agua en la piscina o no con el nuevo estatus”
Usted sigue dejando la puerta abierta a un acuerdo con el PSE sobre el euskera. En la sesión parlamentaria, el socialista Pau Blasi dijo que el PSE había hecho una contrapropuesta para que el Gobierno vasco fije un baremo mínimo. Pero Andueza dice que la propuesta socialista es el decreto de hace año y medio, es decir, que no hay que cambiarlo. ¿El PSE se abre o no se abre a hacer cambios?
Acabamos de empezar con la tramitación y no va a ser exprés. Esa sesión parlamentaria fue medida por parte de los portavoces del PNV y del PSE. Se dejaron puertas abiertas por parte de todo el mundo. En cualquier caso, cuando estamos en negociaciones, no suelo hablar de contenidos.
¿Hay una negociación con EH Bildu que esté más avanzada?
El problema es que el planteamiento de EH Bildu se va a un extremo que no pasaría los filtros judiciales, y tenemos que ser realistas y saber cuál es la realidad de nuestra sociedad. Nosotros también podríamos haber presentado una norma que fuera nuestro desiderátum como nacionalistas vascos. Hemos intentado hacerlo de una manera equilibrada. Bildu se ha abierto a negociar pero, si va a haber un punto de encuentro, va a estar más alrededor de nuestra propuesta que de la de Bildu.
¿La propuesta que va a ser la base de la negociación es la del PNV?
No sé si el PSE tiene voluntad de acordar en base a la de Bildu, pero se me hace un tanto cuesta arriba pensarlo. Nosotros tampoco vemos que la de Bildu sea la solución ni de cara a la realidad sociolingüística que tenemos, ni a la jurisprudencia.
En el Alderdi Eguna, usted enumeró las cuestiones en las que no está de acuerdo con EH Bildu y después abrió la puerta a un pacto sobre el nuevo estatus. ¿Tiene la información de que Bildu está dando un giro pragmático en ese terreno?
Es curioso, me dediqué 15 minutos a marcar las diferencias con EH Bildu, ¿y qué es lo que destacaron los medios al día siguiente? Que estábamos a favor de llegar a un acuerdo en el estatus con Bildu. ¡Menuda novedad! Y además, el PSE lo interpretó como si fuera solo con Bildu. ¡Ahí va la monda! Todos sabemos, y lo hemos hablado entre todos, que tiene que ser un acuerdo entre los tres partidos y, si no, no hay acuerdo. Si estamos ahora tres partidos envueltos en una discusión, quiero pensar que hay voluntad entre todos. Si no hubiera hecho esa referencia en el Alderdi Eguna, alguno podría haber interpretado que yo quería salirme de la discusión de un nuevo estatus, y yo lo que quería dejar claro es que el PNV va a estar ahí, y va a intentarlo pero, desde luego, no a cualquier precio. ¿Si veo voluntad en Bildu? Claro que la veo, desde el momento en que ha entrado en esa discusión. ¿En el PSE? Quiero pensar que sí, pero habrá que verlo rápidamente, esto no se puede ir ad aeternum.
A partir de enero, ¿qué decisión tiene que tomar el PNV?
A finales de este año deberíamos tener claro si verdaderamente hay agua en la piscina. Estar con este tema y que ustedes me pregunten una y otra vez, si verdaderamente la conclusión va a ser que no nos podemos poner de acuerdo, pues oiga, para eso mejor aclararlo cuanto antes. Deberíamos aclararlo para finales de año o para enero como muy tarde. Si hay agua en la piscina, continuaremos hablando e intentando cerrar cuanto antes. Pero yo creo que ha llegado el momento de definir si verdaderamente hay agua en la piscina o no.
“El acuerdo del estatus tiene que ser entre los tres partidos, PNV, PSE y Bildu; si no, no hay acuerdo”
¿Está medio llena o medio vacía?
Bueno, digamos que la manguera está abierta en estos momentos, pero no sé si en un momento determinado se cerrará el grifo. Si vemos que la cosa está absolutamente atascada, a mí me parece que no tiene mucho sentido, solo para que ustedes especulen y nosotros no digamos nada, sabiendo que es un globo que al final no se va a poder hinchar del todo.
Si la línea roja del PSE es el derecho a decidir, ¿quiere decir que los tres partidos sí han acordado el blindaje de las competencias, la bilateralidad y el reconocimiento nacional?
Nunca hablo de la negociación.
Para la reforma de los estatutos del PNV, ustedes proponen consultas vinculantes a la afiliación. ¿Están pensando en consultar decisiones como las alianzas de gobierno, apoyo a los presidentes españoles…?
Estamos pensando en que a veces tendríamos que medir la temperatura dentro de la afiliación no a través de las organizaciones municipales, sino directamente con toda la afiliación, y no estamos pensando en algo específico, pero sí en tener esa posibilidad. En algunas organizaciones es más sencillo por el tamaño y, en otras, como en Bizkaia, es más complicado.
El PNV viene de renovar las ejecutivas territoriales y la nacional, y en esos procesos hubo efervescencia con candidatos alternativos. Este es el primer gran proceso que arranca con usted ya como presidente. ¿Con qué salud lo afronta el PNV?
Está perfectamente. Se demostró que somos un partido vivo. Hace una semana, se ha nombrado a todos los responsables de área de la Ejecutiva de Bildu. Pues ni se ha hablado de ello, no ha habido propuestas alternativas de la afiliación. Yo me enorgullezco de ser de un partido vivo y no controlado por la Ejecutiva, al que los afiliados le dicen su opinión. A pesar del morbo mediático, fue algo contenido y es motivo para decir que este partido sigue funcionando.
“Algunos no quieren poner el foco en los vándalos porque siempre están en un equilibrio inestable”
La oposición a Pradales pone mucho el foco en las actuaciones de la Ertzaintza. ¿Tiene la sensación de que este va a ser un foco de desgaste como lo fue Osakidetza?
No. Lo que pasa es que no quieren poner el foco en los vándalos. No quieren denunciarlo, porque siempre están en un equilibrio inestable. Evidentemente, sí hay una preocupación en la ciudadanía sobre la seguridad en algunas zonas. El lehendakari está empeñado en ello, y ha empezado un proceso con expertos, análogo al que se hizo con Osakidetza.
Cuando usted dice que sí sería partidario de ilegalizar a la Falange, ¿quiere decir que lo van a promover activamente, o no merece la pena por no darle protagonismo?
Esto no es una ley del Parlamento, es todo un proceso judicial. El Gobierno español sabrá qué tiene que hacer. Ha habido un incidente en Euskadi y pudiera haber ocurrido que no les hiciera caso nadie, pero se han convertido en relevantes porque un montón de vándalos se pegaron con ellos. No le demos más relevancia a la Falange de la que tiene. Además, hay más organizaciones. En el Estado hubo una transición, pero en Alemania sería impensable que Falange fuera legal, porque su historia es distinta y se derrotó al régimen nazi.
Tal y como está redactada la propuesta de reforma constitucional del aborto, ¿el PNV no la apoyaría?
¿Hay mayoría? No. Y el Constitucional considera que el aborto está en el artículo 15, en los derechos fundamentales que se pueden exigir ante los tribunales. El Gobierno español lo quiere meter en los principios rectores, algo muy laxo. La consecuencia es que no refuerzas, sino que debilitas el marco. Para hacerlo bien, tendrían que disolver las Cortes, y no quieren. ¿Juegan a exhibir banderines? Con ese tipo de política es con lo que no está de acuerdo el PNV.