Ante episodios de lluvias torrenciales e inundaciones como los que se han vivido en los últimos tiempos, lo más prudente y responsable es, lógicamente, evitar coger el coche. Pero no siempre somos conscientes de lo que viene y a veces esa enorme cantidad de agua llega de forma inesperada cuando estamos al volante o cuando necesitamos conducir.

Es entonces cuando conviene tener en cuenta una serie de consejos que nos pueden ayudar a conducir con la máxima seguridad posible y evitando riesgos innecesarios. El RACC Mobility Club dicta una serie de orientaciones para salir del apuro lo mejor posible.

En caso de lluvia intensa

Si tenemos que conducir en condiciones de lluvia intensa, lo primero que deberíamos hacer es prestar atención a los avisos meteorológicos. Si Protección Civil lo advierte se deben evitar todos los desplazamientos que no sean imprescindibles, porque los ríos y torrentes pueden desbordarse en minutos, como se pudo comprobar con la DANA de finales de octubre.

De ahí que en la medida de lo posible sea recomendable circular por vías o carreteras principales, como autovías o autopistas, que ofrecen una mayor seguridad.

Es importante también reducir la velocidad para mejorar la capacidad de reacción y reducir así el riesgo de aquaplaning, utilizando marchas largas y manteniendo el tacto y la sensibilidad sobre el acelerador.

Debemos aumentar la distancia de seguridad, porque en una carretera con agua el vehículo necesita más distancia para detenerse y podemos perder el control. Si circulamos a 120 km/h y el coche que llevamos delante pega un frenazo, necesitaríamos entre 50 y 60 metros para detenernos.

Igualmente tenemos que extremar la precaución en curvas y descensos, que aumentan su peligro con el asfalto mojado. Es recomendable reducir la velocidad y evitar frenar o cambiar de dirección de forma brusca.

Coches en un día de lluvia. Freepik

Si a pesar de todas las precauciones sufrimos aquaplaning lo que debemos hacer es no frenar bruscamente, sino soltar el acelerador y mantener el volante en la dirección en la que deseamos ir.

En condiciones de lluvia es aconsejable poner las luces de cruce (quienes no las lleven de forma automática) también durante las horas de día.

Y como dicta el sentido común, si no hay buena visibilidad lo mejor es detener el vehículo en un lugar seguro. Si hay que parar en el arcén, debemos poner las luces de emergencia y no salir fuera del coche para evitar el riesgo de atropello.

En caso de inundación

Si esas intensas lluvias han provocado una inundación, el primer consejo es evitar cruzar tramos inundados, ya que el agua puede socavar el terreno y la profundidad puede ser mayor a la habitual. Además, bajo el agua puede haber obstáculos no visibles.

No debemos estacionar junto a rieras, torrentes o zonas inundables, porque si aumenta el caudal del río puede cubrir parte del coche y estropearlo, o incluso arrastrarlo, provocando daños a personas y bienes e incluso obstaculizar el flujo normal de la corriente.

Si vemos que el agua acumulada sobrepasa la mitad de los neumáticos, el coche ya puede ser llevado por la corriente. En ese caso hay que llamar al 112, indicar la ubicación y salir rápidamente del vehículo en busca de un sitio más alto. Si no es posible salir por la puerta se debe hacer por la ventanilla y situarse encima del vehículo. Si los servicios de rescate no llegan, es conveniente nadar en diagonal en el sentido de la corriente y buscar un sitio firme al que agarrarse.

Revisión previa

En días de lluvia el RACC recomienda comprobar especialmente que el desgaste de los neumáticos no sea inferior a 3 mm, aunque el límite legal sea 1,6, para una mayor seguridad y adherencia. Además hay que verificar en frío la presión del neumático indicada en el manual del mantenimiento o en el lateral de las puertas. En caso de duda es mejor exceso de presión para evitar pinchazos. Por último, debemos revisar cristales, luces y limpiaparabrisas, y si aparcamos en el exterior es mejor levantar los limpias para que el caucho no se pegue al cristal.