Cuando subimos al coche solemos pensar de inmediato en abrochar el cinturón del conductor y los ocupantes delanteros. Sin embargo, los traseros suelen olvidarse si no hay pasajeros. La DGT advierte que este descuido puede tener consecuencias graves.
Aunque parezca innecesario, dejar los cinturones sueltos en los asientos traseros debilita la resistencia del respaldo y aumenta el riesgo de que cualquier objeto del maletero se convierta en un proyectil en caso de accidente.
El fenómeno que está detrás de esta recomendación es el conocido como “efecto elefante”, una fuerza física que multiplica el peso de las personas u objetos al producirse una colisión.
¿Qué es el efecto elefante?
El concepto describe cómo, en un choque a 60 km/h, una persona de 75 kilos que viaja sin cinturón puede impactar contra los asientos delanteros con una fuerza equivalente a más de 3.000 kilos. Es decir, la energía liberada es similar a la que tendría en peso un elefante adulto lanzado contra el habitáculo.
El problema no se limita a los pasajeros. Si el maletero va cargado, cualquier objeto suelto puede comportarse del mismo modo. Una maleta de 20 kilos se transformaría en un golpe de más de media tonelada en caso de colisión. Incluso algo tan común como un teléfono móvil, con apenas 200 gramos de peso, puede llegar a impactar con la fuerza de un ladrillo de 4 kilos.
Los cinturones traseros como barrera protectora
Abrochar los cinturones traseros, aunque no viajen personas, añade una capa extra de seguridad. Los asientos actúan como un muro que separa a los pasajeros delanteros de la carga. Si el respaldo no está bien asegurado, una simple frenada fuerte puede hacer que se pliegue hacia delante. Con el cinturón enganchado, ese respaldo queda más fijado y se reduce el riesgo de que los bultos invadan el habitáculo.
Esto resulta especialmente importante en viajes largos, cuando los coches suelen ir cargados con maletas, bolsas o neveras de camping. En estos escenarios, un descuido tan simple como no abrochar los cinturones traseros puede multiplicar el riesgo.
El peligro de las vacaciones
Los periodos vacacionales y los fines de semana concentran gran parte de los desplazamientos largos. Son también los momentos en los que más se llenan los maleteros y se aprovecha cada rincón del coche para llevar equipaje. La DGT advierte que esta costumbre aumenta las probabilidades de sufrir un accidente más grave en caso de colisión, sobre todo si no se toman precauciones con la carga.
Colocar correctamente el equipaje, usar redes de sujeción y evitar que nada quede suelto en el interior son recomendaciones básicas. Pero abrochar los cinturones traseros añade una medida extra de seguridad que no cuesta nada y puede marcar la diferencia.
Un gesto que salva vidas
Más del 20% de los pasajeros traseros fallecidos en accidente de tráfico no llevaban puesto el cinturón. La cifra muestra hasta qué punto este elemento, a veces infravalorado, es decisivo en la protección de los ocupantes. Si sumamos a este dato el efecto multiplicador de la carga, queda claro por qué Tráfico insiste en esta recomendación.
Además, conviene recordar que el cinturón de seguridad es obligatorio en todas las plazas del vehículo, delanteras y traseras. No cumplirlo puede conllevar sanciones económicas y pérdida de puntos, pero sobre todo implica exponerse a un riesgo innecesario.
En un momento en el que la seguridad vial sigue siendo un reto, la DGT subraya que no se trata solo de grandes infraestructuras o nuevas tecnologías, sino también de hábitos cotidianos. Enganchar los cinturones traseros, aunque no haya nadie sentado, es uno de esos gestos que parecen pequeños pero que pueden evitar un accidente mortal.