Como el Guadiana, Ebro vuelve a aflorar tras desaparecer en 1987. Pero en el mundo del automóvil nada es para siempre, ni siquiera las defunciones. Lo corroboran marcas en activo –Mini, Lancia, MG, Alpine…– retornadas del más allá. Convertida en otra de esas aves fénix, Ebro regresa ahora a la vida gracias al matrimonio de conveniencia contraído por el grupo empresarial catalán EV Motors y la compañía china Chery. La antigua marca hispana de furgonetas y camiones renace para recrear con estilo propio proyectos actuales del coloso oriental.

Ambas entidades han acordado fabricar vehículos en la factoría desocupada por Nissan en la Zona Franca de Barcelona. Son las mismas instalaciones inauguradas en 1967 para ensamblar modelos de la Ebro primigenia. Aunque la planta solamente se dedica al montaje final de estructuras remitidas desde China, la pretensión es que en el futuro asuma más competencias productivas.

El convenio permite al grupo chino establecer una cabeza de puente a este lado del mundo, obteniendo así visado europeo para algunas de sus creaciones; no hay que olvidar que, además de su propia marca, a Chery pertenecen Omoda y Jaecoo. EV Motors, su socio estratégico y cooperador necesario, se presenta como “una empresa dedicada a redefinir el futuro de la movilidad, con la misión de diseñar, desarrollar y comercializar vehículos que integren tecnología avanzada y sostenibilidad”.

La nueva Ebro comienza su andadura proponiendo dos candidatos SUV complementarios, el s700 y el s800, que reinterpretan al gusto occidental productos transversales del consorcio chino. A final de año tiene previsto incorporar al menú un tercer modelo más pequeño.

A priori, la apuesta de la marca goza de posibilidades de éxito más que razonables, puesto que cumple las reglas básicas del negocio: ofrece automóviles con buena pinta e interesante precio, y los avala con siete años (o 150.000 km) de garantía. Plantea dos aspirantes iniciales acordes a la moda, con un diseño sereno y atractivo que no corre riesgos estéticos. Transmiten sensación de calidad, van repletos de equipamiento y soportan una tarifa comedida. Es difícil empezar con mejor pie.

Ebro arranca proponiendo una única motorización de combustión pura, con etiqueta ‘C’, poco afín a la ortodoxia medioambiental imperante. No obstante, esa carencia encuentra inmediato remedio: en abril arranca la producción de unidades provistas de motorización híbrida enchufable, con distintivo ‘0’. Serán declinaciones de ambos modelos mucho más potentes y eficientes, aunque también más costosas.

MOTOR

COMBUSTIÓN Y PHEV

Estreno. Las primeras unidades de s700 y s800 comparten el motor de gasolina 1.6 TGDI, que entrega 147 CV; es el mismo que anima al Omoda 5 y al Jaecoo 7. Esa potencia se remite a las ruedas delanteras con ayuda de una caja automática de doble embrague con siete relaciones, sin levas para el control manual. Los Ebro ofrecen tres modos de conducción (Eco, Normal y Sport) que dosifican la respuesta haciéndola más o menos suave o impetuosa. El fabricante comunica la velocidad punta, de 180 km/h, pero no el tiempo de aceleración; declara promedios de consumo de 7 y 7,8 litros, así como emisiones de CO2 de 158 y 177 g/km. En breve incorporará a la oferta una motorización hibrida enchufable de 340 CV, capaz de cubrir 90 km en modo eléctrico. En el Jaecoo 7, esta versión con etiqueta 0 tiene un sobreprecio de 6.500 euros respecto a la de gasolina convencional.