Un A5 venido a más reemplaza al A4
EL nuevo A5 releva al A4 superándolo en todo lo esencial: en tamaño, en calidad y también en precio. Con esta creación Audi reactiva el concepto de gran berlina, eclipsado en los últimos tiempos por la proliferación de propuestas SUV. Lanza así un dardo al corazón de la clientela refractaria al uniforme todoterreno y también a quienes aprecian el mayor dinamismo de un turismo pegado al suelo. La casa alemana de los aros abre el catálogo del moderno A5 escalonando cuatro motorizaciones: las 2.0 TFSI de 150 y 204 CV, la 2.0 TDI MHEV Plus con 204 CV y la V6 3.0 TFSI con 367 CV del S5, provista de la misma tecnología microhíbrida a 48 voltios del diésel (procura etiqueta ‘Eco’). En 2025 llegarán las variantes híbridas enchufables. El A5 plantea cuatro definiciones de producto progresivamente más pertrechadas y costosas. Reclama entre 51.050 y 64.530 €, con un suplemento de 2.500 si se opta por la carrocería Avant; el S5 (367 CV) parte de 90.940 €.
El debutante se llama así debido al cambio de nomenclatura aplicado por la marca, que ahora reserva las numeraciones pares a los productos eléctricos y las impares a los de combustión. Es una fusión venida a más de los proyectos que la inspiran: el del A4 y el de su antecesor homónimo, que ofrecía carrocerías Coupé, Cabriolet y Sportback. Construido sobre una nueva plataforma, el A5 adopta este estilizado formato sedan de cinco puertas, además de un casi tan esbelto envase familiar Avant.
Ambas siluetas plasman una evolución del sofisticado diseño de Audi. Presentan una eslora de 4,83 metros, 67 mm más larga que la del extinto A4 (es más o menos lo que aumenta la distancia entre ejes para alcanzar 2,89 m); ganan 1 o 3 cm de altura (1,44 y 1,46 m) y 1 de manga (1,86 m). Esas cotas deparan una cabina acogedora y desahogada, perfecta para acomodar a cuatro adultos, si bien el portaequipajes -445 litros en el Sedan y 476 en el Avant)- pierde algo de capacidad respecto al del predecesor (15 y 19 l).
Las buenas sensaciones percibidas al acceder al interior del coche no obedecen tanto a la correcta habitabilidad como al diseño -moderno, funcional y nada recargado- y a la calidad de materiales y ensamblaje propia de la marca. El A5 deslumbra con un espectacular puesto de mandos, el Audi MMI panoramic display de diseño curvado y tecnología OLED orientado hacia el volante. Contiene el virtual cockpit, cuadro digitalizado de 11,9 pulgadas (30,2 cm) y la pantalla táctil central de 14,5 pulgadas (36,8 cm) que controla las principales funciones del vehículo. Este sistema, de serie a partir del segundo nivel de acabado, se puede complementar con un excelente head-up display que proyecta datos sobre el parabrisas frente al conductor. El fabricante también ofrece la opción de un MMI passenger display de 10,9 pulgadas (27,7 cm) integrado en el salpicadero, que permite al acompañante asistir en las labores de navegación, acceder a internet o entretenerse durante el viaje con juegos o vídeos.
La lista de recursos avanzados a disposición del modelo es extensa. Incluye cuantas ayudas a la conducción pueda montar un automóvil contemporáneo, faros Matrix LED inteligentes, grupos ópticos traseros OLED digitales, altavoces integrados en los reposacabezas, techo panorámico digital de cristal líquido (se transparenta y oscurece a voluntad por secciones), etc. Algunos de estos extras pueden activarse provisionalmente después de la compra del vehículo, contratándolos en la web de Audi.
Ese alarde de tecnología, parte de la cual requiere un desembolso adicional nada desdeñable, distingue a la nueva creación de la casa alemana. Su decisión de recuperar una berlina, rescatándola del olvido al que la abocaba la deriva SUV del mercado, supone una buena noticia para los disidentes de este estilo hegemónico. Alegra también a quienes prefieren las cualidades dinámicas de un turismo a las de un automóvil corpulento y con el centro de gravedad más alto. Esta minoría de fieles sigue priorizando el aplomo y la vivacidad al mayor control visual del entorno o a la facilidad para entrar y salir del vehículo -factor determinante a ciertas edades- de los SUV.
El A5 garantiza la soltura de movimientos desplegando una gama motriz con distintos grados de solvencia. En la fase inicial plantea cuatro propulsores, el más efusivo de los cuales reserva para el S5. El año que viene Audi ampliará la carta con la incorporación de declinaciones híbridas enchufables; por ahora solamente ha desvelado que superarán los 100 km de avance en modo eléctrico, de modo que lucirán etiqueta 0.
Desconcierta un poco la inclusión en el reparto de dos propuestas de combustión pura, es decir, carentes de cualquier modalidad de electrificación y por ello con distintivo ‘C’. Estas variantes de acceso al modelo son declinaciones con 150 y 204 CV del 2.0 TFSI, motor provisto de turbocompresor de geometría variable y con un proceso de combustión modificado para atenuar el consumo de gasolina. Dicho bloque de cuatro cilindros se asocia a la misma caja de cambios S tronic de siete relaciones del resto de la gama para transmitir su energía a las ruedas delanteras.
El menú motriz ofrece a continuación un TDI 2.0 de 204 CV con tecnología MHEV plus de 48 voltios, distinguido con etiqueta medioambiental Eco. Su sistema de electrificación parcial persigue incrementar la eficiencia y el confort. Lo consigue al acreditar notables prestaciones y comedido gasto. Esta variante diésel homologa 240 km/h de punta, 7,7 segundos de 0 a 100 km/h (6,9 en la opción quattro), además de promedios de ingesta entre 4,7 y 5,7 litros. El A5 TDI cuesta 100 euros más que el TFSI de igual potencia, que presenta prestaciones similares pero consumos y emisiones bastante superiores. No parece que haya mucho que deliberar a la hora de decantarse por uno u otro candidato.
Tampoco genera debate cuál es la interpretación favorita del proyecto. Lo malo es que disfrutar de la exhibición de tecnología de un S5 con 367 CV requiere desembolsar un mínimo de 90.940 euros, cantidad que deja fuera de órbita a muchos pretendientes. La completa ejecución deportiva del A5 -tarda 4,5 segundos en alcanzar 100 km/h- también aprovecha el sistema de hibridación ligera MHEV plus. Logra así conciliar alto rendimiento con niveles oficiales de gasto razonables para tanta caballería (de 7,5 a 8 litros) y secuelas medioambientales moderadas.
GAMA
CINCO DEFINICIONES DE PRODUCTO
A5 y S5. Audi aplica cuatro acabados al A5 y echa el resto con el S5, tope de la gama y de la tarifa. La terminación más asequible es la Business (desde 51.050 €), pensada para flotas, y con un equipamiento algo reducido. En Audi prevén que la clientela particular opte más por las definiciones intermedias, bastante mejor pertrechadas; la Advanced reclama 2.000 € adicionales, y la S line exige 2.900 € más que esta. Por encima de ambas aparece la Black Edition, 2.700 € más costosa que la S line. Un TDI (204 CV) con puesta en escena Advanced sale por 56.350 €. Culmina el repertorio el potente S5, con la definición más completa y cuidada, que obliga a desembolsar 90.940 euros.