El coche y la casa, en propiedad. Esa creencia parece firmemente arraigada en el subconsciente de generaciones de consumidores. Pero todo puede cambiar. De hecho, mientras en el mercado inmobiliario español el alquiler permanece muy por debajo de lo acostumbrado en otras sociedades europeas, en el de la automoción crece constantemente la clientela que se decanta por fórmulas de arrendamiento alternativas a la compra tradicional. Sin embargo, cuando es interrogado al respecto, el público se declara totalmente partidario de tener coche en propiedad.
Nueve de cada diez personas usuarias de automóvil consultadas en el Estudio Motor 2024 del Observatorio Cetelem prefieren ser dueñas del mismo. Esa predilección choca con los datos de la actividad comercial, que constatan el fuerte incremento de otros métodos para disfrutar de un vehículo sin adquirirlo. Son modalidades de movilidad en las que el cliente contrata y paga exclusivamente el uso, no la propiedad.
El renting, cada vez más extendido entre particulares, no deja de ser una de ellas. Permite elegir marca y modelo a la carta, recibirlo a cambio de un razonable desembolso en concepto de entrada y disfrutar del mismo por una cuota mensual un tiempo (cuatro años es lo habitual) y un kilometraje determinados. Este servicio se parece tanto a una compra convencional financiada que a menudo suscita en quien lo suscribe más sensación de propietario que de arrendatario.
Las personas que adoptan cualquiera de las fórmulas de movilidad (carsharing o alquiler a medio plazo, por ejemplo), consistentes en asumir solamente el desembolso correspondiente al uso, aducen para ello una razón de peso: no necesitan un coche propio, o no lo necesitan todo el tiempo. Es el motivo por el que renuncia a la compra el 36 % de la clientela potencial; el 31 % dice preferir medios de transporte más sostenibles, y un 18 % confiesa que no puede permitirse tener coche.
Al sondear las intenciones de compra, el estudio reconoce clara preferencia por modelos híbridos y de gasolina. Quienes manifiestan intención de adquirir un coche en los próximos meses se inclinan por candidatos con impulsión mixta (44 %) o con mecánica de gasolina (23 %). Los eléctricos son la tercera opción, expresada en un 16 % de las consultas; a la hora de la verdad, los modelos a batería solamente suponen el 5 % de las ventas. La intención de compra de automóviles con motor diésel continúa descendiendo y ya representa una opción válida para el 15 % de las respuestas.
Otra paradoja de la encuesta es que detecta en más de siete de cada diez conductores dispuestos a comprar coche en 2024 el propósito de decantarse por uno a estrenar en vez de por uno de ocasión. Las personas partidarias de un VO son el 25%, tres puntos menos respecto al año anterior. De nuevo, la realidad es bien distinta. En 2023 no se alcanzó el millón de matriculaciones, pero se transfirieron casi dos millones de usados, la mayoría diésel.
El estudio fija en 19.583 euros el gasto medio en la compra de un automóvil este año, un 1% menos que en el ejercicio anterior. El desglose por tipo de vehículo revela que el desembolso medio en coche nuevo sube un 5 % y alcanza 25.125 €. El gasto en vehículo de ocasión desciende un 16 % y se queda en 8.330 €.