Siempre hay quien intenta pescar en río revuelto, en esos días en los que las aguas bajan turbulentas y el estrés el máximo, como ocurrió en el Gran Premio de Catar, donde el oportunista Fabio Di Giannantonio, que se ha quedado sin asiento para 2024 en MotoGP, firmó la primera victoria de su carrera en la categoría reina. El romano se entrometió en el duelo entre Francesco Bagnaia y Jorge Martín. Una pugna que prometía en el circuito de Losail, pero que quedó finiquitada a las primeras de cambio, cuando el madrileño protagonizó una de sus peores salidas en la máxima cilindrada y que posteriormente sufrió lo indecible por mantenerse en pie. Bagnaia, mientras, lideró la carrera hasta que a cuatro vueltas para la conclusión Di Giannantonio se le subió a las barbas –“esto es una revancha real para mí y para todos los que dudaron de mí”, manifestó– y rebajó a Pecco al segundo lugar, mientras Jorge Martín terminaba hundido en la décima posición, ahora a 21 puntos del liderato de un Bagnaia que se aproxima a su segundo título mundial a falta de disputarse el Gran Premio de la Comunitat Valenciana.

Bagnaia no especuló. Salió como un disparo para desde la quinta pintura acceder al liderato ya en la curva inicial. Jorge Martín, ganador de un esprint sabatino que le dejó a 7 puntos del campeón italiano, sufrió un fuerte patinazo en su rueda trasera y cedió metros para caer hasta el octavo lugar. Desde allí poco o nada pudo hacer el de San Sebastián de los Reyes, que era el reflejo de la frustración, que rodaba realizando gestos de negación, perdiendo décimas en cada ángulo, sin agarre, esmerándose por mantenerse en pista y sereno. Una pesadilla. Su peor día llegó en el momento crucial. Fue desangrándose irremediablemente hasta descender a una décima posición que deja sus opciones de campeón en escasas. Un drama. Un desastre. En Cheste solo puede contemplar ganar el esprint e imponerse igualmente el domingo. No hay mayores alternativas.

"Parecía que se me había olvidado pilotar. He sentido frustración, pero al final hasta me reía. Me parece de broma que el campeonato se decida de esta forma. No siento que me hayan ganado en pista, sino fuera", lamentó Martín criticando al fabricante de neumáticos Michelin. "Me da vergüenza que parezca que se me ha olvidado pilotar de un día para otro. Hay que seguir hasta el final y voy a pelear. Intentaré ganar en Valencia y recuperar puntos con una gran estrategia, pero hoy se ha decidido gran parte del campeonato", admitió.

Mientras Martín era consumido por los fantasmas, Bagnaia rodaba campante, con medio segundo de margen abierto en apenas vuelta y media. El turinés parecía desarbolado de competencia. Pero de pronto se abrió un ápice de esperanza para Martín. La ilusión era Di Giannantonio, un piloto descartado por Ducati que a lomos de la moto de Borgo Panigale se erigía en amenaza del piloto oficial de la marca italiana. “Mapping 8”, le indicaron a Di Giannantonio. Esos mensajes cifrados cuyo significado jamás trascienden del secretismo. En la pizarra le mostraban cuatro ceros. Pero si de privarle de la lucha se trataba, los mandatarios no estaban de enhorabuena. 

La irresponsabilidad de Bagnaia

A falta de cuatro vueltas para el final, el huérfano de Ducati rebasó a Bagnaia. Y el campeón, queriendo hacer gala de su condición, de un modo irresponsable y nada precavido, apuró en la frenada del final de la recta de meta y estuvo cerca de impactar con Di Giannantonio. Se coló. Se fue largo. Se escapó de la trazada, pero gracias a que la escapatoria era de asfalto y no de grava y de que rodaba con más de cinco segundos de ventaja sobre el tercer clasificado, Luca Marini –a la postre podio–, no tuvo mayores consecuencias. Con el falló, el triunfo fue inapelable para Di Giannantonio.

“Me ha succionado el rebufo y me he ido demasiado largo”, explicó sobre la imprudencia. “Estoy muy contento porque hemos podido marcar más distancia con Jorge”, celebró Bagnaia, que podría ser bicampeón el próximo sábado. La actuación de Martín concede argumentos a los partidarios de teorías de la conspiración. El sábado, algo similar sufrió Bagnaia con el comportamiento de sus neumáticos. Aunque para Martín los problemas llegaron en peor momento aún. "Ayer Pecco decía que tenía un neumático defectuoso y estaba a tres décimas de mí y hoy yo estaba a un segundo y algo del ritmo. Mi problema era en el neumático trasero, pero al final afecta mucho al delantero, porque tienes que frenar más fuerte y se vuelve más complicado", ahondó Martín, obligado a dar lo mejor de sí mismo en la última cita.