Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que la carrera por la corona de la categoría reina parecía resuelta. Pero a medida que avanza el Campeonato del Mundo de MotoGP, las diferencias se estrechan en la lucha por el título. Jorge Martín y Marco Bezzecchi, segundo y tercer clasificado en el Mundial, perseverantes, veloces y orgullosos, están ejerciendo presión al líder. Francesco Bagnaia ya siente al aliento en su cogote. El italiano, atenazado, es víctima de la presión. En el Gran Premio de India protagonizó una significativa caída que le deja con solo 13 puntos por encima de Martín, que firmó la segunda posición, y con 44 sobre Bezzecchi, flamante ganador. A falta de siete grandes premios, con sus citas al esprint sabatinas y las carreras dominicales, la ventaja es mínima.

Martín, Bagnaia y Bezzecchi, pilotos Ducati, encabezaron la carrera hasta que este último, en la cuarta vuelta, rompió el trío en el que pronto se vio que viajaba la victoria. El discípulo de Rossi se sacó medio segundo de la manga y, con ritmo sostenido, condenó a los otros dos a un duelo por la segunda posición, un debate intenso, agresivo. “Después de lo que sucedió en el esprint , donde me golpeó Luca (Marini), quería resarcirme. He tratado de concentrarme e imprimir mi ritmo”, declaró Bezzecchi. Y tanto que lo logró. Se quedó solo para ganar con más de 8 segundos de margen.

Así, Martín adoptó la iniciativa con un adelantamiento a Bagnaia sin piedad. El madrileño se puso a tirar del italiano, que lejos de descolgarse quiso elevar la apuesta en la vuelta 13. Después de venir cediendo puntos en diversas carreras, Bagnaia trató de doblegar a su máximo rival. Rodaban al límite. Era la pureza de una lucha por el título. Bagnaia quiso hacer gala de su condición de campeón. Buscó sacudirse de Martín. Pero los excesos se pagan. El transalpino perdió la adherencia buscando esas décimas que le garantizasen la segunda plaza.

Parecía una cómoda situación para Martín, que pese a no poder rivalizar con Bezzecchi, daría un buen bocado en la clasificación. Pero de pronto se le abrió la cremallera del mono. En el esfuerzo por cerrarla, un sorprendente Fabio Quartararo, que andaba perdido por los grandes premios, se le echó encima. Martín tuvo que volver a ponerse manos a la obra para proteger la segunda posición. La carrera fue tan exigente que acabó medio mareado, perdiendo el control de su moto en la última vuelta y viéndose superado por Quartararo. En un acto de pundonor, Martín realizó uno de los mejores adelantamientos de la temporada para relegar a Quartararo al tercer peldaño del podio. Una espectacular maniobra al límite.

Mientras Bezzecchi celebraba la victoria, Martín pasó por su garaje para hidratarse. Se bajó de la moto. Se arrodilló. Estaba extasiado, con los ojos vidriosos del esfuerzo. Era la viva imagen del desfondamiento. Fue acompañado, sujetado, al parque cerrado. Incluso tuvo que ser atendido por los servicios médicos para recuperar fuerzas. Pero valió la pena. En la próxima cita, Martinator estará en condición de auparse al liderato de MotoGP.

Yamaha y Honda reviven

Al igual que los pilotos de Yamaha, con Quartararo como máxima expresión en el podio y Franco Morbidelli en sexta posición, los de Honda vivieron una especie de resurrección en el novedoso circuito de Buddh. Marc Márquez se vio disputando el podio hasta que sufrió una caída. Levantó la moto y desde la decimosexta plaza remontó hasta la novena. Mientras, Joan Mir finalizó quinto, su mejor resultado desde que recaló en la marca japonesa. “Este fin de semana es un balón de oxígeno para Honda”, confirmó Márquez, que confesó que “me puedo consolar con el ritmo, pero soy autocrítico porque sin ese error hoy era posible”.