Los gatos suelen tener fama de independientes y hasta un poco ariscos, pero lo cierto es que también buscan maneras de comunicarse con nosotros. La diferencia es que no siempre hablamos el mismo idioma. Un maullido puede ser una protesta, un ronroneo puede significar placer o malestar. Pero hay un gesto que la ciencia ya ha confirmado como una señal clara de confianza: el parpadeo lento.

No hablamos de un pestañeo rápido, sino de cerrar los ojos con suavidad durante un par de segundos y volver a abrirlos despacio. Ese movimiento, que a los humanos nos parecería casi una sonrisa con la mirada, para los gatos significa calma, afecto y ausencia de amenaza.

Lo que dice la ciencia

Un grupo de científicos de la Universidad de Sussex decidió comprobar si este gesto tenía una base real. En el primer experimento participaron 21 gatos en sus hogares. Los investigadores observaron que cuando sus dueños les dirigían un parpadeo lento, los felinos respondían devolviendo el gesto con mucha más frecuencia que cuando no había contacto visual.

Un gato con los ojos entrecerrados. Puede que este sonriendo a la cámara. Freepik

En un segundo experimento repitieron la prueba, pero con personas desconocidas. El resultado fue aún más revelador: los gatos no solo parpadeaban de vuelta, sino que además se mostraban más receptivos a que se les acercara una mano. En otras palabras, el parpadeo lento funciona como una manera de fomentar la confianza incluso con extraños.

¿Por qué funciona este truco?

El secreto está en la biología felina. En la naturaleza, una mirada fija puede interpretarse como un desafío o una amenaza. En cambio, entrecerrar los ojos y bajarlos despacio comunica tranquilidad. Es la forma más efectiva de decirle al gato que no somos una amenaza para él.

De hecho, muchos dueños cuentan que después de un intercambio de parpadeos lentos su gato se relaja, ronronea o incluso se acerca buscando caricias. Es un gesto simple pero poderoso, porque conecta directamente con la forma en que los felinos entienden la confianza.

Lo ideal es hacerlo en un momento de calma, sin forzar al gato ni invadir su espacio. Basta con mirarlo suavemente, cerrar los ojos despacio durante dos o tres segundos y volver a abrirlos con tranquilidad.

Gato naranja de pelo largo. Freepik

Si el animal devuelve el gesto, significa que ha entendido el mensaje. Si no lo hace, no es un rechazo, simplemente necesita más tiempo o no está de humor. Lo importante es que el parpadeo lento nunca se interpreta como amenaza.

Construir con la mirada

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Al final, el parpadeo lento es más que un simple gesto simpático. Es una forma de crear un vínculo real con tu gato, de decirle sin palabras que lo respetas y lo aceptas. En un mundo en el que a menudo pensamos que la relación con los animales se reduce a comida y caricias, este descubrimiento recuerda que los gatos también tienen su propio lenguaje emocional.

Así que la próxima vez que quieras acercarte a tu felino, no te limites a un premio o a un juguete. Prueba con una mirada tranquila y un parpadeo lento. Puede que descubras que, a su manera, tu gato también sabe transmitirte su confianza.