Ya hemos entrado en los Sanfermines, una de las primeras fiestas del verano. Y con ella, y también en otras localidades, los fuegos artificiales forman parte importante del programa. Son estéticos, tiene ritmo, hacen ruido y son, en definitiva un espectáculo que atrae a muchas personas. Pero no todos los disfrutan. Los perros no lo solo no los disfrutan, de hecho los sufren mucho.

Para su fino oído resultan dañinos. A ello se une el que no saben qué está pasando, no es como un trueno que aunque pueden ponerlos en alerta son más suaves y no es un estruendo continuo y rítmico.

Un bichón habanero gris se refugia asustado debajo de una manta. Freepik

El estrés que sufren puede hacerles víctimas de un infarto que resulte fatal. Sin llegar a esos extremos, ese nivel de ansiedad y miedo puede alargarse al no ser capaces de asimilarlo y permanecen en shock varias horas.

Síntomas de esta situación de angustia son la agitación, los temblores, las palpitaciones, que llevadas al extremo pueden llevarle a a un fallo cardiaco. También muestran una salivación excesiva, hacer pis o cacas de manera incontrolada, pérdida de apetito. Incluso, si las detonaciones le pillan en la calle y suelto, huída descontrolada que les desoriente y llegar a perderse.

Dos escenarios posibles

Por ello es importante adelantarse a los acontecimientos y preparar una serie de medidas antes de que explote el primer petardo.

Estas explosiones festivas pueden pillarnos, a nuestra mascota y a nosotros, en dos momentos distintos: una paseando por la calle y la otra en casa. Según el caso, habrá que actuar de manera distinta, pero en cualquiera de los casos hemos de haber sido previsores ya que los más normal es que se sepa a qué hora empiezan los fuegos artificiales.

Si salimos a pasear, de copas o nos trasladamos a casa de amigos y familiares, tendremos la prudencia de llevar a nuestro compañero sujeto con una buena correa que sostendremos con firmeza y de manera que un repentino tirón, uno causado por el deseo del can por salir corriendo tras una explosión, no nos la arranque y pueda huir, con todos los riesgos que esto puede suponer.

Dentro de nuestro plan de adelantarnos a diferentes escenarios, tendremos la posible fuga prevista y le habremos colocado al perro una chapa de identificación con un teléfono para que puedan localizarnos si lo encuentran.

Puede que solo haya sido un petardo y no haya más estruendos, por lo que quizá podamos seguir nuestro camino, pero lo más prudente sería volver a casa, a su lugar seguro.

Abrazar a nuestra mascota puede ayudarle a tranquilizarse y a normalizar la situación. Freepik

¿Y en casa qué podemos hacer si los fuegos se desatan según marca el programa festivo? Un cuarto de hora suele ser el de un espectáculo normal, aunque dependerá de la localidad.

Previsores como somos, hemos ido preparándonos para este momento.

  • No dejarlo solo. Sabiendo que van a llegar fuegos artificiales, podemos quedarnos en casa y ser su refugio cuando llegue el susto. Además, con tiempo hemos podido ir preparando su rincón especial, su lugar seguro donde se encuentre a gusto con su cama, sus juguetes preferidos. Además, si le pilla solo en casa, puede refugiarse allí a la espera de que lleguemos.
  • Calma y tranquilidad. Nosotros sabemos qué pasa y él confía en nosotros. Aunque nos agobie su situación, no podemos dejar dominarnos por los nervios y aumentar su inquietud. Debemos tratar de transmitirle que no pasa nada y que todo está bien. Actuar con normalidad y procurar no reforzar sus miedos.
  • Sonidos relajantes y familiares. La idea es crear un barrera sonora que amortigüe el estruendo con otros sonidos no alarmantes para ofrecer una impresión de normalidad. Si ya los conoce de antes o de dónde vienen, ayudará bastante, por eso la televisión o la radio son una buena opción. Los conoce y sabe dónde están.
  • Productos calmantes. Antes de usar directamente pastillas tranquilizantes debidamente recetadas por su veterinario de cabecera, podemos probar aplicarle aceites esenciales naturales a base de lavanda y aceite de coco con la ayuda de un difusor y frotar lo con suavidad. También se puede probar algún producto elaborada a partir de una feromona que producen la madres tras el parto y que ayuda a calmar a sus cachorros. De todas formas, lo dicho, consultar con el veterinario.
  • Chucherías y snacks. Dándoles algo de comer pueden mantenerse distraídos. Mordisquear un hueso o unos snakcs especialmente preparados por especialistas que ayudan a calmar y relajar con la ayuda de precursores de serotonina pueden resultar útiles, pero hay que tener en cuenta que si está alterado puede no querer saber nada de comer.
  • Ropa que abraza. Inspirados en técnicas de terapia por presión, existen chalecos que ejercen una suave presión sobre el torso, como si estuvieran refugiándose en un abrazo o en el centro de un montón de hermanos con los que se siente absolutamente seguro. Esta opción es buena para canes que ya tengan costumbre de llevar algún tipo de ropa.
  • Educación. Tanto de personas como de animales. Con tiempo, se puede contactar con adiestradores profesionales que ayuden a nuestro compañero a entender y soportar mejor esta situación.

Quizá no sean el remedio absoluto, pero estos consejos seguro que ayudan a superar con el menor daños posible esté trance que supone el uso festivo de la pólvora.