El calor afecta a todos y en verano procuramos evitar la actividad en las horas centrales del día. Y más este año, que parece que las olas de calor van a ser más intensas de lo habitual. Por este motivo debemos procurar cuidarnos y cuidar a nuestras mascotas. Si con perros y gatos, es importante, con los pequeños mamíferos que tenemos en casa, los hámsters, jerbos, cobayas, conejos, erizos, chinchillas… lo es más.

A medida que son más pequeños de tamaño, el peligro de deshidratación es mayor y los golpes de calor más fulminantes. No debemos confiarnos en que a pesar de que su origen se encuentre en entornos cálidos o semidesérticos, no es garantía de que aguante bien las altas temperaturas. De hecho, lo normal es que traten de protegerse y se escondan durante las horas diurnas, limitando su actividad a las mañanas y atardeceres, si no solo a las horas nocturnas.

Un grupo de cobayas y un conejo compartes un pequeño establo. Freepik

En nuestras casas, lo más habitual es que directamente redu¡zcan su actividad, duerman más y solo se muevan para comer un poco y beber en las horas más frescas.

Para ayudarles a pasar de la mejor manera este trance podemos seguir una serie de pautas.

De entrada es fundamental que cuenten con abundante agua fresca, que habrá que ir reponiendo. También es importante que el cuenco o el biberón estén a la sombra o lo más alejado posible de la luz directa. Para ello, lo mejor es trasladar la jaula o el habitáculo a una habitación interior y fresca, sin fuentes de calor cercanas. Con respecto al bebedero, puede que nuestra pequeña mascota sea de las que les gusta bañarse, por lo que es importante vigilar el agua y evitar que la ensucie demasiado. Hay que cambiarla las veces que haga falta.

Si acostumbramos a sacarlos de su jaula para que se muevan y hagan ejercicio, que sea en sitios frescos. Dentro de una casa pueden ser un suelo de baldosa o terrazo en la que no le haya dado la luz del sol y en la calle, una zona de césped a la sombra.

La alimentación resulta importante, ya que puede que coma menos, por lo que debe ser muy nutritiva. Una buena opción es ofrecerles como complemento trozos pequeños de fruta congelada o de verdura refrigerada, lo que además de alimentarles, servirá de refresco. En el acaso de la frutas, se puede seguir la pauta de todo el año y que la coma una vez a la semana para evitar problemas estomacales.

Además de estos cuidados generales, hay que atender a las particularidades específicas de casa especie. Por ejemplo, los hámsters y pequeños ratones son más propensos a sufrir hipertermia, a que les suba demasiado la temperatura corporal. Por ello hay que proporcionarles un ambiente sombreado, ventilado. Si hace falta, cambiar la jaula cerrada de plástico por otra de barrotes o de malla de gallinero para que tenga una mayor ventilación y no se concentre el calor.

En el caso de los conejos o las cobayas es bueno cepillarlos para quitar el exceso de pelo. Además, sacarlos de su recinto y dejarles moverse por un suelo fresco es una buena manera de que mantenga una temperatura un poco más fresca. Pulverizar sobre su cuerpo un poco de agua fresca, o acariciarlos con las manos mojadas, sin llegar a empaparlos les ayudará soportar el calor.

Congelar una botella de agua para que se puedan tumbar cerca es una idea muy bien aceptada por animales a los que les cueste acercarse al agua. Pero en este caso hay que tener cuidado con que no se apoyen en ella y puedan llegar a enfriarse. Con que se mantengan cerca suele bastar.

Eso sí, como en el caso de los pájaros, evitar las corrientes de aire, por lo que ventiladores y aires acondicionados están contraindicados porque podrían exponerse a cambios de temperatura bruscos que les provoquen problemas respiratorios.