La cocina es el "mayor hobby" de nuestro anfitrión, Adrián Stratta. "Me encanta cocinar y probar recetas nuevas", asegura. Su abuela era buena en los fogones y su hermana, que trabaja de chef, le enseñó, aunque confiesa sentirse "muy primate" cocinando. "¡No me gusta pesar los ingredientes!", exclama. Junto a su marido, Marcelo Misson, y su hermana, montaron 'Casa 12', un restaurante en Buenos Aires en el que ofrecían cursos de cocina argentina.

Su plato estrella son las empanadas rellenas de carne. "Hay muchas formas de hacerlas, pero las hacemos fritas siguiendo una receta muy tradicional", nos indica Marcelo. Si bien, "en casa las hacemos al horno por cuestión de salud", añade Adrián. Ambos llevan muy mal no encontrar las obleas que utilizan ellos, "porque las que venden aquí son demasiado finas y se rompen", se lamentan.

Su postre favorito es la chocotorta. "¡Marcelo es experto y le sale bárbara!", asegura Adrián. "Nos gusta tanto, que en nuestra boda tuvimos una chocotorta enorme de varios pisos en vez de la típica tarta", recuerdan entre risas.

Los dos se consideran "amantes de la comida" y les gusta mucho la gastronomía argentina, aunque creen que "no difiere mucho" de la de Euskadi. "Es diferente, porque allí no existe la cultura de los pintxos, que nos encanta, pero la influencia española e italiana es muy grande en Argentina", cuenta Adrián. "A mí me encanta la tortilla de patatas. Era fan allí y aquí todavía más", destaca Marcelo.

En cuanto a su estilo de vida, reconocen no seguir ninguna dieta. "Hoy en día somos muy relajados. Yo trato de cuidarme porque trabajo con mi cuerpo y me gusta sentirme bien. Cada día camino una hora y cuarto y me gusta hacer yoga", detalla Adrián. Por su trabajo como actor le ha tocado adelgazar en algunos papeles. "Y en otros me han pedido tener más panza, así que está 'rebueno' engordar para un personaje", dice riendo. "En mi caso, -nos revela Marcelo-, tengo que que cuidarme mucho del dulce y de comer frituras. Adrián es más de salado y él tiene que tener cuidado con las harinas y con el helado de dulce de leche, que le vuelve loco".

AprenDER a cocinar

Si quieres aprender a cocinar, lo primero que debes saber es que se aprende haciendo. Es decir, por muy bien que sigas uno a uno todos los pasos de una receta, no le cogerás el punto hasta que no la hayas hecho decenas de veces. Por eso si tienes la oportunidad de poder hacer de 'pintxe' con tu amama avanzarás más que viéndote cientos de vídeos en YouTube.

Otro de los consejos que habrás escuchado cientos de veces es el de cultivar la paciencia. No empieces por tratar de hacer cebolla caramelizada porque necesitarás mimarla durante tanto tiempo, que como te descuides, terminarás quemándola. Eso sí, si tienes prisa, siempre puedes recurrir a la olla exprés para hacer las lentejas, aunque los buenos cocineros pondrán el grito en el cielo.

Pero ten en cuenta que además de saber cocinar debes probar y descubrir primero todo tipo de ingredientes y de platos de todo el mundo para coger ideas y aprender a desarrollar tu paladar. Así, a la hora de componer un nuevo plato o improvisar en caso de que falte algún ingrediente, sabrás salir del paso de forma airosa. Saber comprar también es fundamental. Ir al mercado y elegir productos frescos y de temporada te harán destacar, porque con buen producto no hace falta casi nada más que no estropearlo.

Una señal que indican que estamos ante un gran chef es su manera de cortar. Fino, rápido y de forma homogénea. Además, debes ser capaz de mantener el orden y la limpieza en la cocina, tal y como nos lleva inculcando décadas Arguiñano. Y más allá de seguir a los grandes chefs que todos conocemos y tratar de emular las complejas técnicas que realizan los concursantes de 'MasterChef', es importante que si quieres tomártelo en serio acudas a una escuela de hostelería o centro donde impartan clases porque será en un curso donde realmente podrás tener 'feedback' con profesores y compañeros, quienes siempre te harán una crítica constructiva y de tú a tú.

Así, a base de trabajo y esfuerzo, irás descubriendo poco a poco si estás hecho para los fogones, si lo tuyo es la repostería, la comida de batalla o si por el contrario tienes potencial, quién sabe, para conseguir una estrella Michelin.