Tamara Falcó se ha convertido en uno de los personajes de los últimos meses de 2022 y lo que llevamos de 2023, copando las portadas de las revistas del corazón y llenando horas y horas de los programas de cotilleo televisivo. Bien es cierto que la fama le viene desde la cuna, siendo la única hija que tuvieron en común Isabel Preysler y Carlos Falcó, marqués de Griñón, pero su popularidad ha ido creciendo con el paso de los años hasta explotar cuando ya supera la cuarentena. Su boda con Íñigo Onieva, con todo lo que ha traído consigo, ha generado una expectación superlativa que explotará el 8 de julio.

Tamara Isabel Falcó Preysler nació ya con nombre de celebrity el 20 de noviembre de 1981, el día en el que se cumplían seis años de la muerte de Franco. Era la tercera hija de Carlos Falcó y la cuarta de Isabel Preysler, y siempre se ha llevado muy bien con sus hermanos y hermanas de padre y de madre, nada menos que ocho: por parte de madre, Chábeli, Enrique y Julio José, hijos de Julio Iglesias, además de Ana, la hija de Miguel Boyer; y por parte de padre, Manuel y Xandra, hijos de Juana Girod, y Duarte y Aldara, hijos de Fátima de la Cierva.

Al divorciarse sus padres en 1985, la pequeña Tamara, de cuatro años, se quedó a vivir con su madre y con la nueva pareja de ésta, Miguel Boyer, ministro de Economía en el primer Gobierno de Felipe González. Para ella se convirtió en “tío Miguel”, como lo llamaba siempre, aunque eso no impidió que pasara largas temporadas en el campo con su padre.

Creció junto a Chábeli, Enrique y Julio José, y cuando tenía ocho años nació su hermana Ana Boyer. Tamara admite que cuando era pequeña era despistada, traviesa y caprichosa, e incluso “muy tonta, muy inaguantable”. Enrique sabía cómo hacerle rabiar y la llamaba Maruca, algo que ella odiaba porque le sonaba “a cucaracha”.

Formación en comunicación y moda en EEUU, Italia y España

Sus padres quisieron que estudiara en un centro privado bilingüe y así lo hizo. Pese a no ser nunca una alumna brillante, con 18 años se marchó a Massachussets (Estados Unidos), donde cursó Comunicación en el Lake Forest College. A partir de unas prácticas que realizó en Zara tuvo claro que le apasionaba la moda, y continuó su formación en el Instituto Marangoni de Milán antes de completar un máster en Visual Merchandising en la Universidad de Navarra. 

En esos años tuvo que hacer frente a un problema de tiroides que también sufre su hermana Chábeli y que provocó que ganara mucho peso, aunque ella lo llevó bastante bien y con ayuda profesional logró perder 15 kilos para volver a su figura habitual. Un cuerpo que no le acaba de convencer, algo que queda patente con el tratamiento de adelgazamiento al que se ha sometido semanas antes de su boda y con algunos retoques con Photoshop que le han pillado en sus fotos de Instagram, donde ejerce de influencer con millón y medio de seguidores.

Su popularidad fue creciendo por la curiosidad que despertaba el personaje, por su simpatía naif, por su forma de hablar (admite ser “pija por naturaleza”) e incluso por su devoción religiosa. Todo parecía ingenuo en ella y poco a poco se fue haciendo un hueco en la televisión, a la vez que comenzaba a colaborar con marcas como Pronovias, Pandora o Follie.

Su nuevo giro hacia la televisión y la cocina

En 2013 protagonizó We love Tamara, un programa que se emitió con éxito en Cosmopolitan y que giraba en torno a su vida. Pero el verdadero pelotazo lo dio al ganar MasterChef Celebrity 4 en 2019, sorprendiendo a propios y extraños en el concurso de TVE, cadena que le abrió las puertas para presentar en 2020 su propio programa culinario, Cocina al punto con Peña y Tamara, de la mano del chef Javier Peña.

Tras ganar 'MasterChef Celebrity 4'. RTVE

Tanto le gustó la cocina que decidió formarse con un curso en Le Cordon Blue en 2021, que la encaminó hacia su siguiente proyecto: el reality de Netflix Tamara Falcó: la marquesa, en el que llevaba a cabo su sueño de montar un restaurante en El Rincón, un palacio que heredó su padre y que va a albergar su boda. Se dice que cobró 15.000 euros por cada uno de los seis capítulos, a los que hay que sumar los 2.500 que afirman que ingresa semanalmente por acudir desde septiembre de 2020 a la tertulia de actualidad de los jueves en El Hormiguero, donde comparte mesa con Pablo Motos, Nuria Roca, Juan del Val y Cristina Pardo.

Además, fue miembro del jurado en la primera edición de El Desafío (también producido por Pablo Motos), en 2021, pero abandonó el puesto al comienzo de la segunda edición para centrarse en sus estudios de cocina.

Entre tanto, en marzo de 2020 la vida le dio un revés al fallecer su padre, Carlos Falcó, debido al coronavirus, con lo que ella heredó el título de marquesa de Griñón a finales de ese mismo año.

Abrazada a la fe ultracatólica después de querer ser monja

En octubre de 2022 Tamara Falcó viajó a México, junto al presidente de Hazte Oír, para participar como ponente en el Congreso Mundial de las Familias, que en otras ediciones acogió a líderes ultraderechistas como Giorgia Meloni, Matteo Salvini y Viktor Orbán. Un Congreso que se opone al matrimonio igualitario y al aborto y en el que la marquesa pronunció estas polémicas palabras que indignaron a la comunidad LGTBI: “Ahora estamos viviendo un momento muy complicado para la humanidad, hay tantos tipos distintos de sexualidades, hay tantos sitios distintos donde puedes ejercer el mal...”.

Ideas ultracatólicas en una persona que ha ido creciendo en la fe con el paso de los años. Tanto que hace unos años se planteó ser monja tras sentir “una llamada muy fuerte” que le hizo visitar varios conventos. “Cuando supe que el demonio existía pensé: '¿Dónde va a ser el sitio donde va a haber menos?”, afirmó, aunque finalmente desechó la idea porque no sintió “algo superfuerte” como le anunciaban.

Eso sí, su fe sigue intacta. No son raras sus peregrinaciones a lugares de apariciones marianas como Lourdes o Medugorje, y su despedida de soltero la celebró rezando en Fátima. Igualmente sus convicciones religiosas son las que le han impedido todavía ser madre, que es uno de sus deseos, aplazado irremediablemente hasta que pase por el altar.

Tamara Falcó e Íñigo Onieva, acaramelados.

Una boda gafada

La boda de Tamara Falcó con Íñigo Onieva está prevista para el 8 de julio en el palacio El Rincón, heredado de su padre, si no sucede algo que lo impida, que visto lo ocurrido en los últimos meses no se puede descartar. Tras dos años de relación, el 22 de septiembre de 2022 Tamara anunció su boda, pero un día después salieron unas imágenes de una infidelidad de Onieva en un festival de EEUU y la marquesa canceló el enlace y rompió con él cuando vio que sus excusas no se sostenían. Onieva acabó admitiendo todo, pidiendo perdón en público e incluso haciendo el Camino de Santiago para redimir sus penas, y el perdón llegó en Nochevieja. La boda se reactivó, pero los problemas también. En estos meses Tamara se ha hecho un esguince, se quedó sin vestido de novia al romper con la firma vasca Sophie et Voilà (aunque finalmente se lo ha diseñado Carolina Herrera) y Onieva ha perdido su trabajo de relaciones públicas en dos locales.