Al estar en contacto directo con el exterior, atrapan partículas, polen e incluso humedad, lo que no solo afecta a la estética de la casa, sino también a la calidad del aire interior. Mantenerlas limpias ayuda a prolongar su vida útil, evitar averías en el mecanismo y prevenir alergias o molestias respiratorias, por lo que su limpieza es tan importante como la de ventanas o suelos.
Limpiar las persianas por la parte exterior es una de esas tareas domésticas que muchos posponen por la dificultad que entraña, sobre todo si no se dispone de balcón. La creadora de contenido de hogar @withbrushandpaper ha compartido un vídeo en el que enseña un método sencillo, rápido y eficaz para dejar las persianas impecables sin necesidad de “hacer mil malabares”.
El primer paso, explica, es preparar el espacio: “Quito las cortinas y abro el tambor simplemente tirando hacia mí con las manos”. A partir de ahí, prepara una solución casera con productos básicos que todos tenemos en casa: “En un bol pongo agua caliente, añado una taza de vinagre de limpieza y una cucharada de lavavajillas”. Esta mezcla, asegura, es suficiente para eliminar la suciedad acumulada en el interior del mecanismo.
Con la persiana bajada, muestra la cantidad de polvo y restos que suelen acumularse: “Mirad toda la suciedad que hay en el tambor”. Con la mezcla casera limpia el eje y el interior antes de pasar a las lamas, que higieniza subiendo y bajando poco a poco la persiana: “Subo un poco la persiana para ir limpiando las lamas… y repito el proceso hasta haberla completado, incluyendo la tapa del tambor”.
Una vez terminado, vuelve a colocar todo en su sitio: “Cerramos de nuevo encajando la tapa y presionando. Coloco de nuevo las cortinas y ya lo tenemos listo”.
Con este paso a paso, @withbrushandpaper demuestra que mantener las persianas limpias no tiene por qué ser una tarea complicada ni peligrosa, y que con ingredientes básicos como vinagre de limpieza y lavavajillas se pueden lograr resultados sorprendentes.
¿Cada cuánto hay que limpiar las persianas?
La frecuencia ideal depende tanto del lugar en el que vivas como del tipo de persiana que tengas instalada. De manera general, los expertos recomiendan una limpieza en profundidad al menos dos veces al año, coincidiendo con los cambios de estación, en primavera y en otoño. Estos momentos son idóneos porque suelen coincidir con otras rutinas de mantenimiento del hogar y permiten preparar la vivienda para las temperaturas más extremas del verano y el invierno.
Sin embargo, hay factores que pueden obligar a aumentar esa periodicidad. En zonas urbanas con mucho tráfico o contaminación, el hollín y el polvo se acumulan con rapidez en las lamas, provocando que se vean más oscuras y que incluso se formen pequeñas capas de grasa difíciles de eliminar si se dejan demasiado tiempo. En este caso, conviene limpiarlas cada dos o tres meses para evitar que esa suciedad se incruste.
Algo similar ocurre en hogares cercanos al mar, donde la brisa marina arrastra partículas de sal que se adhieren a la superficie. Esta salinidad puede no solo manchar, sino también deteriorar los materiales y oxidar los mecanismos con el paso del tiempo. Por eso, en viviendas costeras es recomendable realizar una limpieza ligera incluso cada pocas semanas y no esperar a una limpieza profunda semestral.
En el caso de viviendas en entornos rurales o menos expuestos a la polución, se puede espaciar algo más el mantenimiento, aunque nunca conviene dejar pasar más de seis meses sin revisar las persianas.