¿Cuándo fue la última vez que limpiaste tu lavadora? Seguro que no te lo habías planteado o más de una vez lo habrás pasado por alto al hacer las tareas del hogar. Pues, limpiar la lavadora es esencial. Su mantenimiento no solo va a suponer que tenga una vida útil más larga, sino que con ello puedes ahorrar malos olores, moho y suciedad.

Para que la lavadora haga su función de lavar la ropa, es obvio que la propia lavadora debe estar limpia. Muchos creen que el hecho de que este electrodoméstico esté en constante contacto con agua y jabón ya hace que se mantenga limpio, pero no es así. Los microorganismos de la mugre que tiene en el interior (derivados del detergente, suavizante o minerales del agua) se pueden adherir a las telas y causar un mal aspecto en los tejidos, aromas desagradables e infecciones en la piel.

La limpieza de la lavadora debe incluirse en las tareas del hogar. Freepik

Por eso, los expertos aconsejan hacer una limpieza a fondo cada tres meses, es decir, cuatro veces al año y que incluya: quitar pelusas de los filtros o revisar que no quedan piezas pequeñas como monedas por los huecos del tambor ni en el compartimento trasero. Su cuidado durante el uso también es importante con hábitos como no dejar la ropa húmeda mucho tiempo en la lavadora, que la presión del agua sea adecuada o no sobrecargar la tina lavando la cantidad adecuada de ropa.

La solución más efectiva

Normalmente, se suele recomendar limpiar la puerta y la junta de goma, donde mas residuos se acumulan, con agua tibia y vinagre. Sin embargo, existe una opción más efectiva y para la que solo necesitas dos ingredientes: bicarbonato de sodio y vinagre blanco.

Lo primero que debes hacer es mezclar dos cucharadas de bicarbonato de sodio con un poco de agua de manera que se forme una pasta y la agregas en el compartimento del detergente. Después, vierte dos tazas de vinagre blanco directamente en el tambor vacío de la lavadora.

Botella de vinagre blanco, perfecta para la limpieza de la lavadora. Freepik

Una vez estén ambas cosas, pon la lavadora a funcionar en un ciclo de lavado largo a alta temperatura para que la limpieza sea profunda. En canto termine el ciclo, deja la puerta abierta para que se seque por completo y, así, evitar malos olores.