Cada época del año tiene su particular encanto y el otoño, en concreto, invita a pasar más tiempo en casa. Los días más cortos y el descenso de temperaturas animan a recogerse, y las tardes de tele y manta son muchas veces el mejor plan.

Preparar un entorno agradable y acogedor hará que sintamos nuestro hogar como el mejor refugio. Una buena temperatura, una luz cálida, una decoración adecuada y unos gruesos textiles, todo ello inundado por un auténtico aroma a otoño, harán de tu hogar un espacio mucho más confortable cuando afuera empieza a hacer frío

Aromas naturales

El otoño invita a hacer más planes en casa y las agradables comidas o cenas con familia o amigos con sus interminables sobremesas están entre los más valorados. 

Además de ofrecer una rica comida a los invitados, es importante cuidar el ambiente, y los perfumes juegan aquí un papel esencial. Los difusores de aromas garantizan un perfume sutil y constante en estancias amplias como salones o comedores. Las fragancias con olor a canela, vainilla, caramelo, sándalo o pino ayudan a crear una atmósfera cálida y acogedora. Si prefieres algo natural, puedes hacer tu propio ambientador hirviendo en agua canela en rama, clavo y rodajas de naranja; el aroma impregnará todo el espacio.

Pulverizar sobre manteles, sábanas, sofás u otros tejidos tu aroma favorito hará que todo tu hogar quede impregnado con ese olor tan personal que acabará siendo su seña de identidad. Las velas aromáticas también son otro buen recurso, ya que ambientan con su suave perfume y decoran aportando esa luz tenue ideal para los momentos más íntimos. Colocadas en el dormitorio, esa iluminación especial contribuirá además a proporcionar un mayor relax y bienestar.

Los difusores de aromas crean ambientes muy especiales en el hogar.

La naturaleza como objeto decorativo 

Aprovechar los elementos naturales típicos del otoño para decorar la casa es una muy buena idea. Piñas, ramas secas, hojas, castañas, calabazas o mazorcas de maíz colocadas en cestas o jarrones y usarlos como centros de mesa o en estanterías son una opción estupenda y muy económica.

Objetos de madera como bandejas, candelabros, jarrones o marcos de fotos aportan calidez y otros materiales como el mimbre, el lino o el yute en cestas, sillas o alfombras también son perfectos para dar un toque acogedor y natural.

La repisa de una chimenea decorada con objetos naturales.

Tejidos gruesos y suaves 

Atrás han quedado ya los cálidos días del verano y el hogar debe adaptarse a las bajas temperaturas. Los textiles tienen un papel muy importante: las cortinas ligeras dejarán paso a otras de tejidos más gruesos, como el terciopelo o el lino pesado, que ayudarán a mantener el calor en casa y a dar sensación de confort.

Coloca mantas de lana, algodón o tejidos gruesos en sofás y camas, así como cojines con texturas suaves. Además de ser muy prácticos para abrigarte, estos textiles aportarán un toque acogedor y encantador.

Una gruesa manta de lana tendida sobre una cama.

Colores cálidos y terrosos

Los tonos propios del otoño, como los marrones, ocres, naranjas, mostazas y burdeos, aplicados a textiles y accesorios como mantas, cojines, cortinas, alfombras o incluso en jarrones y centros de mesa, es un acierto. 

Salón decorado en tonos marrones, ocres y verdes.

Iluminación para espacios más íntimos

Las lámparas con luz cálida o amarilla crean un ambiente agradable y las de pie o de mesa con pantallas de tela ayudan a difundir la luz y a hacerla más suave. Las velas, en todas sus versiones, son esenciales para el otoño.

Una vela y varias calabazas decoran una mesa de salón.

Tener en cuenta estas sencillas propuestas te permitirá dotar a tu hogar de ese ambiente acogedor que invita a disfrutar de la calma y del confort que transmite el otoño. Harás de él el lugar perfecto para refugiarte y relajarte durante toda la estación.