Razones por las que “con Franco se vivía peor”
Ocho voces vascas denuncian en DEIA un desgobierno que destruyó familias, asesinó con impunidad, acalló toda libertad y negó derechos humanos
Con preocupación, en estos días, se vuelve a escuchar la frase vertida por jóvenes de que “con Franco se vivía mejor”, como si la dictadura pudiera medirse en nostalgias o en falsos recuerdos de orden y estabilidad. Pero quienes vivieron aquel tiempo diferencian lo que significó: miedo, censura, hambre, exilio y represión en un territorio vasco condenado al silencio. Detrás de la propaganda se ocultaba un régimen que negó libertades, castigó las diferencias y empobreció a generaciones. DEIA reúne voces de quienes recuerdan que con Franco no se vivía mejor. De hecho, con Franco se moría (asesinado) más.
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ARANTZAZU AMETZAGA
Bibliotecaria y escritora
1936: golpe de Estado a la Segunda República. 1937: éxodo del pueblo vasco; entrada de las tropas falangistas: fusilamientos y exilio. Aita Amezaga, promotor de ikastolas y amante del euskera: exilio o muerte. El abuelo Iribarren, con su taller de Erandio confiscado, partió al exilio; la abuela María, con su casa de Algorta también confiscada, quedó en la calle. Ambos tenían 80 años. Aita no pudo regresar y yo nací en su exilio en Buenos Aires. Me levanté en América con dificultades económicas. Franco fue una de las grandes fortunas de España y duró 40 años en el poder. Fue un horror político y humano que perjudicó a más de dos generaciones, y solo puede ser reclamado por su camarilla, no por quienes creen en la libertad como un bien primordial de la civilización.
EDUARDO RENOBALES
Autor de investigaciones sobre ANV
Desde joven, cuando oía la frase “con Franco vivíamos mejor”, siempre resultaba que estábamos comparando el pasado con una situación desagradable del presente. En estos días parece que la frase está recorriendo los medios como una pose juvenil de revisión de nuestra memoria. Y me causa un cierto estupor. Quien expresa semejante idea, ciertamente no ha vivido esa oscura época y tal vez pretende idealizar un pasado (“el pasado siempre fue mejor”) del que no tiene experiencias personales, propias, que no se ha conocido. No sabe que Franco nos quitó bastantes cosas que supusieron un avance en el período republicano anterior (libertad religiosa, derechos sociales, laborales y humanos, matrimonio civil, divorcio…). Y a cambio nos legó represión, censura y pensamiento único. Frenó la modernización del Estado, atrasando a la sociedad entera como si fuera un reloj. Especular con que se vive mejor en la placidez de una dictadura es para mí un pensamiento demasiado simple, falto de sentido, una opinión inmadura.
INMACULADA BONETA
Primera vicepresidenta del Gobierno vasco
¡Es alarmante! Los jóvenes que decís que con Franco se vivía mejor no podéis imaginar aquella época porque no la sufristeis. Los que nacimos en los años 40 y 50 vivimos en silencio, bajo el miedo y la falta de libertad. Nuestros padres callaban por dolor y temor, y las mujeres sufrían aún más: sin derechos, sin poder estudiar, trabajar o disponer de sus bienes sin permiso del marido. La igualdad era un sueño. Yo pude estudiar Derecho, pero hasta 1966 una mujer no podía ser juez, y la primera lo logró en 1972. Muchas mujeres fueron el sostén de familias y de una sociedad oprimida, sin reconocimiento alguno. Las personas con discapacidad, los emigrantes, los sin vivienda… todos vivían olvidados. Las dictaduras solo beneficiaron a los suyos. Franco firmaba ejecuciones hasta su muerte. No se puede maquillar el pasado. Recordadlo: con Franco no se vivía mejor. La libertad y la igualdad que hoy tenéis costaron mucho dolor. Jóvenes, estáis demasiado preparados como para que podáis defenderlo. No se puede olvidar el pasado y menos aún cambiarlo y darlo por bueno. No tiene explicación. Quizás la única es que vuestros bisabuelos fueran los que hicieron frente a nuestros padres, los que consiguieron que la dictadura de Franco llegara al poder.
IÑAKI GOIOGANA
Sabino Arana Fundazioa
Con Franco vivíamos no solo peor, vivíamos mal, al menos la inmensa mayoría. No se me ocurren razones irrebatibles a favor de una dictadura, del tipo que sea. Contrarias a las mismas muchas, pero me ceñiré a una, la corrupción. La corrupción es inherente a la condición humana y por ello no habrá sistema político que escapa a la misma. Eso no quiere decir que nos debamos resignar a ello y sufrirla estoicamente. Al contrario, debemos combatirla siempre, y esto solo se puede hacer desde la vigilancia de las instituciones competentes para ello. Las dictaduras, si de algo no pueden mostrarse orgullosas es de disponer de órganos independientes, todas están formadas por las personas pertenecientes al partido único, al grupo único que sustenta el régimen. Esto no solo produce corrupción, también la encubra y la potencia. El franquismo fue eso, corrupción. Surgió, según ellos, para hacer grande a España, limpiarla de la anti-España. Produjo una guerra espantosa, una represión cruel, pobreza económica y cultural, retraso social, adoctrinamiento, favoritismos y un largo número de calamidades que no son otra cosa que corrupción, podredumbre. Mucho bien para los elegidos y para el resto, pura calamidad.
JOSEBA SARRRIONANDIA
Escritor
El franquismo fue un régimen criminal para las clases trabajadoras, para los que querían seguir siendo vascos, y para todo el que quisiera un poco de libertad. Aparte de los directamente muertos por el alzamiento de 1936, los sobrevivientes vivieron muy mal en sentido político durante cuarenta años. A partir de 1976 se fueron consiguiendo algunas libertades, sobre todo en cuanto a libertad de expresión y representación y administración política. Por supuesto que estamos mejor. Pero España sigue siendo una nación-estado de democracia muy insuficientepara los vascos (¿qué es democracia sino autodeterminación colectiva en todos los sentidos?) y para otros muchos. Seríamos mucho más libres los vascos –y los españoles también, pienso yo– si pudiéramos quitarnos de encima algunas nefastas instituciones heredadas de la España imperial que Francisco Franco dejó tan bien-atadas. Por ejemplo: la Monarquía, el Ejército, el dominio oligárquico sobre la Economía, el sistema Judicial, la Guardia civil, el oligopolio Mediático, o toda esa Cultura cutre del toreo y la cabra de la legión que se asume en altas esferas intelectuales.
MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ
CNT y Fundación Anselmo Lorenzo
El franquismo fue un régimen criminal, entregado a la represión salvaje de cualquier disidencia desde su propio nacimiento. Hay que recordar una vez más la colaboración con el nazismo y cómo la ayuda de la Gestapo dio como fruto la entrega de numerosos exiliados, fusilados o que acabaron en campos de concentración. Una represión que continuó hasta el final de ese régimen: los fusilamientos de 1975, de los que se cumplen 50 años. Por otro lado, su implantación supuso la desaparición de libertades y derechos básicos, por no hablar del papel al que quedó relegada la mujer, circunscrito al ámbito doméstico, y después de establecer una desigualdad de sexos consagrada en el Código Civil y en el Código Penal. Defender a estas alturas el franquismo solo puede hacerse de manera sincera desde una juventud que no se haya preocupado por hacer el más mínimo esfuerzo intelectual de estudiarlo.
XABIER IRUJO
Catedrático de estudios de genocidio
La frase “con Franco se vivía mejor” no expresa una realidad histórica objetiva, sino una percepción selectiva que oculta las estructuras de violencia, represión y desigualdad sobre las que se sostuvo el régimen. Desde la evidencia histórica, el franquismo fue una dictadura que ejerció el terrorismo de estado: no existió libertad de prensa, de asociación ni de expresión, y no hubo partidos políticos ni parlamento, ni se celebraron elecciones en cuatro décadas. Cientos de miles de personas fueron fusiladas, encarceladas o exiladas; las mujeres perdieron derechos básicos, las minorías sociales fueron ignoradas y las culturas no castellanas reprimidas de manera sistemática. Fueron años de hambre, autarquía y represión, que generaron miseria, depresión y emigración, bajo un clima constante de miedo. La propaganda franquista construyó una “memoria del orden”, en la que la obediencia se confundía con paz y el silencio con estabilidad, negando toda forma de disidencia. Vivir sin derechos nunca es una “vida mejor”: es el privilegio de unos pocos edificado sobre el silencio y el sufrimiento de la mayoría. A quien no piense así, que pregunten a Aitzol, a Lauxeta, a Fortunato, a Maravillas, o a Maria Olabarria, que vio morir a sus dos hijas mientras aún las sostenía de la mano. O que se lo pregunten a quienes vimos cómo la policía se llevaba a nuestros padres, y ni siquiera pudimos nacer en nuestra propia tierra.
IMA GARRASTATXU
Parlamentaria de EH Bildu
Con nosotras en la alcaldía, hace dos años y medio, homenajeamos a las mujeres que sufrieron prisión en la cárcel de mujeres de Durango que estuvo en funcionamiento desde 1939 hasta 1940. Un millar de mujeres, muchas de ellas con sus hijas e hijos, estuvieron allí encerradas por sus ideas. Cinco mujeres y seis niños murieron allí. Fueron cuatro décadas de represión, cárcel, tortura y negación contra todas aquellas personas que consideraban molestas para el régimen. Todo era imposición y miedo. Yo conocí la represión en la escuela. Formábamos en el patio para entonar los cantos del régimen franquista. En manos de profesores del sistema, fuimos víctimas de adoctrinamiento en un pensamiento único; castigo físico, prohibición del euskera y de nuestra cultura.