Euskadi carece desde hace cuatro años de su defensa férrea. Echa en falta al gudari jarrillero José Moreno Torres (Deustu, 1918) quien falleció, tras sufrir un ictus, el 26 de agosto de 2019 a los cien años de edad. Fue, de algún modo, un redactor compañero más de DEIA, tabloide en el que publicaba sus cartas humanistas cargadas de dinamita por la paz y el antifascismo. El mismo New York Times le dedicó un reportaje tras declarar ante la jueza Servini en la querella argentina contra los crímenes del franquismo. Militante de EAJ-PNV y exafiliado a Eusko Alkartasuna fue, asimismo, sindicalista de ELA. Apasionado de la vida y los Derechos Humanos, este guerrillero del batallón solidario San Andrés, a diferencia de otros gudaris y milicianos, no calló nunca, ni durante el franquismo. Era amigo. Era leal. Era de levantar el teléfono para desear el bien.

Todo ello, a pesar de ser centenario y apuntando con su teclado de máquina Olivetti Lettera a los golpistas de 1936: al fascismo en general. Era como el cómico Gila: “¿Está el enemigo? Que se ponga”. A ese mismo enemigo echaba en cara detalles como los siguientes: “Los franquistas que nos apresaron nos hacían comer y cagar en el mismo plato” o “me casé tan pobre que mi mujer se hizo el traje de boda con una manta que su hermana sacó de la cárcel de Saturraran”. Fue una familia represaliada: su hermano Luis fue miliciano del batallón Guipúzcoa, perteneciente al Partido Comunista, y su cuñado, Juan López, de un batallón socialista, fue fusilado.

Ahora, cuatro años después de estrechar su mano y sentirle cabeza con cabeza en el hospital de Santa Marina, sus amistades recogen el tintero que dejó sobre su mesa de bedel del grupo de danzas Elai-Alai de Portugalete y crean un ficticio batallón en su honor. Lo preside, como a los de entonces el lehendakari Aguirre, esta vez, Urkullu.

Carné de afiliación a EAJ-PNV de José Moreno. ARCHIVO DE IBAN GORRITI

Iñigo Urkullu - Lehendakari

“Le guardo en la memoria con todo mi reconocimiento”

José Moreno Torres, gudari, es persona inolvidable para mí. Conviví y compartí responsabilidades políticas con su predecesor como alma máter de Eusko Gudarostea, otro inolvidable, José María Otxoa de Txintxetru. José Moreno Torres, del Batallón San Andrés, inconfundible con su kaiku azul y txapela, exponente de toda una generación que luchó por Euskadi poniendo en riesgo su vida y patrimonio familiar, al servicio de una causa y de unos ideales. De más joven, recordando también a mi abuelo gudari con unas características físicas parecidas a las de José, José Mari, y tantos y tantos como ellos, me preguntaba muchas veces cómo habían podido luchar, sobrevivir (quienes tuvieron la fortuna de hacerlo), resistir y saber transmitirnos su legado. Viendo y conociendo a José era evidente que eran personas que, además de compromiso y coraje, lo eran con unos valores que hoy intentamos preservar y transmitir. A José, socarrón, con mis recuerdos de tantos actos en los que he tenido la fortuna de coincidir con él, guardo en la memoria con todo mi reconocimiento como se lo exprese la última vez en el acto en memoria de gudaris y milicianos celebrado en Artxanda. ¡Por tu huella, José!

Iñaki Anasagasti - Exsenador del PNV

“Tenía fibra de luchador de generación no reconocida y nunca rendida”

Del gudari Moreno, entre otras cosas, admiraba que siguiera disparando con más de 90 años desde su trinchera y el arma cargada de una vieja máquina de escribir. Comentaba lo que no le gustaba, pedía que el Gobierno español reconociera como era debido al ejército de los derrotados, a sus compañeros gudaris y milicianos, los bombardeos y la necesidad de mantener la llama encendida. Me enviaba su colaboración escrita, que yo publicaba como si fuera el New York Times, en un sobre apaisado cada quince días y aquello me ilustraba sobre la fibra de un luchador y de una generación no reconocida y nunca rendida.

Aitor Azurki - Autor de ‘Maizales bajo la lluvia’

“Peleó por los Derechos Humanos hasta su último día”

Desde el primer momento en que le vi y conocí me di cuenta de que estaba ante un luchador de tomo y lomo: vehemente en sus explicaciones, pero cercano; educado, amable y siempre generoso, José Moreno –protagonista de uno de los capítulos del libro Maizales bajo la lluvia del periodista Aitor Azurki– ha sido el ejemplo de persona comprometida e involucrada con su sociedad, ya que hasta el último momento peleó por los Derechos Humanos y la democracia a través de sus escritos y de su testimonio. Hasta el último día. Hablo de generosidad y cercanía, porque José era uno de los pocos combatientes que te llamaba por teléfono simplemente para saber qué tal estabas. Un pequeño gesto de mostraba y demostraba lo grande que era como persona. Impulsor, además, del homenaje a gudaris y milicianos en la escultura La Huella de Artxanda, con él se nos fue en 2019 uno de los más grandes luchadores de la memoria histórica que ha dado Euskal Herria. Con su fallecimiento nos quedamos hace cuatro años, tal y como decía él, sin el referente del gudari del 36.

Al teléfono en su despacho de Elai-Alai de Portugalete. IBAN GORRITI

Mauro Saravia - Fotógrafo

“José vive en quienes lo conocimos”

José es alguien muy especial. Es aún, porque vive en quienes lo conocimos. Recuerdo que cuando lo conocí, me entregó una carpeta con toda su información, entrevistas, recortes de periódicos, pero venía un objeto que me emocionó: en ella se encontraba una foto de él, cuando estaba en el batallón San Andrés, firmada de su puño y letra. La conservo hasta hoy.

Iñigo Camino - Exdirector de DEIA

“Cuando subimos a Artxanda, muchos seguimos recordándole”

Creo que conocí a Jose Moreno en la sede portugaluja del Elai-Alai, respetado y casi venerado por las generaciones del grupo de danzas a quienes trataba como si fueran sus hijos o nietos. Jose no perdía ocasión para reivindicar la memoria histórica y las gestas protagonizadas por los jóvenes de su generación. Jose era un luchador, un antifascista cabezón, tozudo, liante, con mala uva e insistencialista, en el mejor sentido de estas palabras. Jose era incansable también en sus periódicos envíos de sus escritos a la sección de cartas al director de DEIA. Era una gozada saber que seguía activo cuando llegaban sus cartas en los años que tuve el honor de dirigir el periódico. Jose logró que, tras el esfuerzo plural y colectivo para erigir la escultura Aterpe 1937 – La Huella en Artxanda, cada año coincidiendo con el fin de semana más cercano al aniversario de la caída de Bilbao nos juntáramos gentes de procedencias muy diferentes para homenajear a nuestros gudaris y milicianos. La Huella y la concentración anual en Artxanda es, probablemente, en la actualidad el mayor símbolo de la memoria histórica en Euskadi. Mucho mérito lo tuvo nuestro Jose Moreno. Cuando subimos a Artxanda, muchos somos los que seguimos recordando a aquel viejo incombustible gudari, militante solidario y jeltzale con su sempiterna txapela y kaiku azul, capaz de liarnos a quienes creemos en la importancia de preservar la memoria histórica y democrática de este pueblo. Y Moreno sabía también contagiar su entusiasmo a quienes no estaban demasiado por la labor. Didáctico y persuasivo también con los medios de comunicación. Seguiremos recordando cada año a esta irrepetible generación simbolizada en la figura de nuestro Jose Moreno, un auténtico crack.

Irantzu Ayestaran Ochoa - Amiga y periodista de DEIA

“Era imposible no quererle”

Al gudari Moreno era imposible no quererle. A día de hoy, sigo refiriéndome a él como otro aitite mío más y le recuerdo con esa sonrisa suya bajo la txapela medio’lao. Podría referirme a muchas de nuestras charlas telefónicas, pero recuerdo una que aún me hace sonreír y comparto sobre él: “Iratzu (me llamaba), ya no quiero ir al baile porque nada más que quieren bailar conmigo las viejas”. Y los noventa ya no cumplía por aquel entonces. Era una persona increíble, que impresionaba desde su menudez y ese perfil vasco, de nariz y mentón pronunciado. Un aitite amoroso pero vehemente, con libertad para decir lo que pensaba y sentía en cada momento. Echo de menos sus cartas...

Aiur Gorriti Martin - Amigo desde bebé

“Gracias a él aprendí valores de respeto y lucha”

Recuerdo con muchísimo cariño al gudari Moreno. Me llamaba El Inglés, por ser mi pelo rubio, y a mi hermano Ekhi, El Moreno, por su pelo y mote que coincidía orgulloso con su apellido. Guardo con aprecio fotos que me sacaron con él desde que yo era un bebé en el día de los gudaris en Artxanda. Siempre nos trataba de forma magnífica, con máxima atención. Nos llamaba, además, todas las semanas por teléfono y con mucha ilusión. Como anécdota más graciosa, recuerdo que le pregunté un día a ver qué opinaba sobre Franco. Y me dijo al oído: “Franco fue un hijo de la gran puta”. Hay una foto en que se me ve que me tapo con las manos mi boca asustado de lo que me respondió siendo yo un niño. ¡Aún me hace reír! Siempre he querido a José Moreno, como nos quería él a todos, y le querré. Gracias a él, he aprendido valores de respeto y lucha. Es más, hice coros en la grabación de una canción dedicada a su persona y teníamos en común que hacía el cumpleaños el mismo mes que mi hermano y yo: en noviembre. ¡Te echamos en falta, José! Eskerrik asko danagatik, gudari!

Kepa Ganuza - Euskal Prospekzio Taldea

“Fue cronista de sus andanzas y de las de su batallón”

José Moreno Torres fue integrante de la 4° Cia. del Bon. de Ingenieros N° 5 - San Andrés bajo la disciplina de ELA-STV, con la chapa N° 83.734. Esta chapa de identificación pudo (podría) haber sido una de las chapas halladas e identificadas por Euskal Prospekzio Taldea en las búsquedas que realizan por los campos de batalla de Euskadi, pero no, no fue así. Él no falleció en combate, sobrevivió a la guerra en Euskadi y gracias a ello se convirtió en cronista de sus andanzas y de las de su batallón en aquellos días aciagos que le tocó vivir. Sus escritos en prensa, conferencias y mesas redondas, nos hicieron estar a todos lo más cerca posible de la situación que sufrieron aquellos que en julio del 36 salieron a defender la democracia.