LAS primeras bombas aéreas cayeron en Lemoa el 8 de mayo de 1937. Los aparatos rebeldes hicieron uso de las ametralladoras y, según el parte del Ministerio de Defensa "causaron víctimas". El mando rebelde "recomendó" bombardear la fábrica Zubeldia de Lemoa el 13 de abril anterior: "Destruida esa fábrica no podrán fabricar un zapato más", rubricaba el parte. Los nuevos Junkers Ju86 la bombardearon el 15 de mayo. Richthofen, que no se había decidido a utilizar los bombarderos en picado Henschel Hs.123 hasta principios de mayo de 1937, envió el 16 de mayo un Hs.123 contra el puente de la carretera al sur de Lemoa. Lo acompañaban los Junkers Ju52 de la Legión Cóndor, ocho trimotores Savoia-Marchetti SM.81 y 33 aparatos de caza Fiat Cr.32 de la Aviazione Legionaria que atacaron la zona de Lemoa. Un día después, los Heinkel He45 de las Fuerzas Aéreas del Norte (FAN) y diez cazas italianos lanzaron más de dos toneladas y media de explosivo en el municipio "y en un caserío situado en la carretera de Igorre a Lemoa".

El día 22 de mayo la devastación era patente. El reportero del Euzkadi visitó la villa y afirmó que Lemoa "estaba siendo muy castigado", y que pudieron ver "varias casas destruidas por efecto de esa actuación brutal del enemigo".

La cumbre de Lemoatx

A partir del 29 de mayo se registran los ataques aéreos contra las posiciones de Lemoatx (363 m). Aquel día, los aparatos de las FAN lanzaron 7.212 kilos de explosivo y consumieron 600 tambores de 7,92 mm y otros 600 de 7,7 mm en los ametrallamientos aéreos. Pero esto es una pequeña fracción de las bombas lanzadas por los tres ataques de los Junkers Ju86, los Aero A.101, Heinkel He51 y Heinkel He70 y la metralla de los 64 cazas Fiat Cr.32. Tras este vasto despliegue aéreo, las tropas rebeldes tomaron la cumbre de Lemoatx el 29 de mayo por la tarde, pero al día siguiente los gudaris recuperaron la cima tras un contrataque sin apoyo aéreo. En consecuencia, los bombardeos se repitieron durante cuatro días más. En virtud del parte de la Jefatura del Aire de Salamanca, el 4 de junio once Heinkel He45 y nueve Heinkel He51 efectuaron varios servicios de bombardeo sobre Lemoatx y, el 5 de junio se produjo un ataque aéreo ininterrumpido de más de ocho horas de duración. Por la mañana un grupo de aviones mixtos de las FAN, incluyendo siete Heinkel He46 del Grupo 3-G-11, bombardearon y ametrallaron ininterrumpidamente las cotas inmediatas a la cumbre. El alférez Fidel Recio, tripulante de un Aero A.101, resultó muerto por disparo de las tropas de tierra. A las cuatro de la tarde, aparecieron nueve bombarderos Savoia-Marchetti SM.81 del Stormo 21, liderados por el mayor Mutti, con una escolta de al menos 41 cazas Fiat Cr.32 que "descargaron también metralla intensamente". Les seguían de cerca veinte bombarderos pesados Junkers Ju52 de la unidad K/88 y seis Heinkel He70 de la unidad de reconocimiento A/88 con el apoyo de los Heinkel He51 y Messerschmitt Bf.109 de la unidad de caza J/88 que procuraron allanar el camino a las tropas de tierra para la "reconquista" de Lemoatx.

Tal como informaron los reporteros de Euzkadi, sobre todo [hasta] las seis hasta que declinó la [luz] y tuvieron que retirarse". Todo este despliegue de medios supone que las trincheras de Lemoatx absorbieron aquella tarde de primavera más de 30 toneladas de bombas explosivas e incendiarias y el consustancial derroche de tambores de ametralladora. Los bombardeos del 7 al 10 de mayo fueron también brutales, hasta el punto de que los rotativos registraron "que se percibieron desde Bilbao las detonaciones de las bombas que dejaron caer sobre Lemoa". No es de extrañar, ya que el parte de la Aviazione Legionaria indica que nueve Savoia-Marchetti SM.79 bombardearon la cota 363 (cumbre) y otros ocho Savoia-Marchetti SM.81 las posiciones de las cotas 347 y 332 escoltados por 79 Fiat Cr.32. Unos veintiún Junkers Ju52 también bombardearon estas posiciones los días 11 y 12 de mayo. El parte de operaciones del cuerpo de ejército del País Vasco registró que hubo "gran actividad de la aviación y la artillería contrarias". Y el día 13 se repitió el esquema.

El municipio de Lemoa y las posiciones Lemoatx sufrieron 20 operaciones de bombardeo entre el 8 de mayo y el 13 de junio de 1937.

Moral y propaganda de guerra

Pero no era sólo Lemoa lo que estaba bombardeando el bando rebelde el 12 y el 13 de mayo. Aprovechaba la guerra para bombardear la opinión pública y, fundamentalmente, la moral de la población europea.

El reportero del News Chronicle Arthur J. Cumming informó que tras el bombardeo de Gernika el número de bombarderos había aumentado drásticamente. Según el reportero, el plan era "hacer un esfuerzo considerable para dar la victoria al general Franco, paralizando y matando desde lo alto del cielo a las poblaciones civiles. Guernica ha sido un experimento... Las razias de los aviones alemanes serán de una potencia tal que causarán impresión profundísima" en el pueblo. Los bombardeos de terror perseguían intensificar el impacto psicológico de los bombardeos en Euskadi y en toda Europa. Cumming y Elizabeth Wilkinson, enviada del The Daily Worker, apuntaron que el mando aéreo había decidido incrementar el número de bombardeos el 12 de mayo de 1937 para hacerlos coincidir con la coronación del rey Jorge VI de Inglaterra y lanzar así una advertencia al pueblo británico. Y muchas de esas bombas cayeron en Lemoa. El 12 de mayo se registraron un total de 24 operaciones de bombardeo en suelo vasco, muy por encima de las 14 registradas los días 10 y 11 de mayo, o las 21 y 18 operaciones de los días 13 y 14.

Hermann Göring había convencido a Hitler de que los bombardeos aéreos constituían un poderoso elemento propagandístico y disuasorio. En 1939 pidió a Hitler que no aceptara la rendición de Polonia hasta después de que hubiese tenido oportunidad de bombardear Varsovia, y ello explica que la ciudad fuera bombardeada el 24 (Domingo Negro) y el 25 de septiembre, cuando la campaña de Polonia había prácticamente concluido. No había razón desde un punto de vista estratégico para reducir la ciudad a cenizas, más allá de servir de argumento intimidatorio. Bajo una lluvia de bombas explosivas e incendiarias, los 400 bombarderos de Richthofen transformaron la ciudad -a decir de los testigos- en un gigantesco brasero. Y todo se grabó en el documental FeuertaufePosteriormente, la delegación alemana en Budapest organizó un viaje turístico para los delegados del gobierno húngaro, que visitaron las ruinas. Cuando llegaron a Varsovia en octubre de 1939, la observación de los daños los condujo a "recomendar" a su gobierno la adhesión al Eje para no ver sus ciudades reducidas a escombros.

André Géraud, editor del L'Écho de Paris, ya había anunciado que el mando aéreo alemán estaba procurando que la campaña de bombardeos en Euskadi tuviera el máximo impacto mediático a fin de propagar el terror, no solo entre los vascos, sino a nivel continental. El New York Times lo resumió en un titular: "Gran Bretaña ya no es una isla". Y Londres se convirtió en el blanco de la aviación alemana tres años más tarde.