Con más de 200.000 lectores en Estados Unidos y 300.000 que le esperaban en el Estado, el escritor Paul Pen regresa con la secuela de una novela que publicó en 2013, El canto de los grillos. Tras haber sido resucitada en redes sociales la primera parte, El brillo de las luciérnagas, el madrileño desvela los secretos de haber permanecido una década en el sector editorial, enfrentándose así a todo tipo de cambios.
En esta secuela de El brillo de las luciérnagas, El canto de los grillos, pasa de la oscuridad del subsuelo a la luz del acantilado. ¿Qué simbolismo hay detrás de este cambio de escenario?
El mismo simbolismo que hay en las dos historias es el viaje a la iluminación, ese contraste entre oscuridad y luz. Aunque es verdad que salimos de estar literalmente encerrados en un sótano al paisaje abierto de un faro en un acantilado bonito, he intentado mantener las mismas sensaciones de claustrofobia y encierro. Por eso, el protagonista tiene fobia al sol.
Ha vuelto, más de una década después, a esa familia marcada por la reclusión. ¿Fue una necesidad creativa suya o una deuda pendiente con los personajes y los lectores?
Han sido ambas. Esto es un pensamiento que he hecho a posteriori, pero El brillo de las luciérnagas, que salió en 2013, ya tenía un epílogo que transcurría 15 años después. En algún momento sentí que tenía que contar algo más sobre qué ocurría con estos personajes. Ese epílogo, precisamente, fue la semilla que sin querer planté y que se ha convertido en la nueva novela. Esta es la explicación más literaria y fantasiosa. Luego, la explicación más práctica es que El brillo de las luciérnagas hace dos años, diez años después de su publicación, empezó a encontrar un público mucho mayor. Mi mente empezó a regresar a ese sótano. Notaba que todos estos nuevos lectores podían querer una continuación, porque es verdad que quedaron preguntas sin responder. Pudieron haber quedado abiertas, no todos los libros tienen que responder a todas las preguntas que plantean, pero en este caso tenía sentido volver. Sentí cierto vértigo por la vuelta, encima a una novela que era tan querida. Pero desde que me senté en el ordenador a escribir esta secuela ha salido de manera muy natural. Ahora no puedo concebir que existiera El brillo de las luciérnagas sin El canto de los grillos, porque creo que completa la historia a la perfección.
Cuando escribió El brillo de las luciérnagas en 2013, no existía el concepto de BookTok (TikTok enfocado en libros). En el momento en el que las redes lo resucitaron y lo convirtieron en viral después de diez años, ¿sintió que estaba destinado a ello?
Sí, además, supongo que esto siempre lo sentimos los escritores. Yo sentí que el libro debía llegar a más gente. Por varios motivos. Uno, porque el libro funcionó en el momento que salió y la gente lo leía. Las reacciones siempre han ido más allá del “me ha gustado”. Notaba que había algo especial en esa historia. Luego, ocurrió que se tradujo unos tres años después al inglés y en Estados Unidos se vendió mucho más de lo que se había vendido en el Estado. Pacientemente, llegó BookTok y gente muy joven que descubrió la novela, que estaba ya relegada al olvido casi... Diez años en el sector editorial es, a menos que te conviertas en un clásico, como hablar de una vida entera. Por suerte, existían ejemplares de bolsillo en algunas librerías, yo he estado presente escribiendo otras novelas... Gracias a las redes, donde quienes tenían un altavoz enorme la recomendaron, empezó a llegar cada vez a más gente y se convirtió en lo que se ha convertido hace unos años.
Además, este nuevo mundo literario en redes les permite a los escritores un nuevo feedback completamente diferente. Lo sabrá mejor que nadie, que la experiencia ha sido distinta al publicar un libro hace diez años a hacerlo ahora...
Claro, es absolutamente diferente. A mí me encanta. De hecho, yo también estoy muy presente en redes. Ya en 2011, cuando saqué el aviso, estaba empezando Twitter y solo había Facebook, veía que ahí teníamos los escritores una oportunidad de establecer contacto directo con el lector. A mí siempre me resulta, por una parte gratificante como escritor y también valiosa para obtener información. Ahora leo reseñas de El canto de los grillos y me vienen muy bien para saber lo que están sintiendo mis lectores. Incluso, te diría que debería ser una obligación, porque forma parte de nuestro trabajo saber sobre cómo está siendo recibida nuestra obra.
Extrapolando las redes a sus novelas, estas últimas suelen explorar la fragilidad de lo cotidiano y la tensión entre lo que se oculta y lo que se muestra. ¿Es más perturbador para usted el encierro en la oscuridad o la exposición brutal a la luz?
Me da más miedo la exposición absoluta, te diría. A mí me encanta la soledad, no sé si es algo que va con los escritores. Uso las redes, pero siempre desde el punto de vista de Paul Pen el escritor, para generar contenido sobre mis libros. Eso a nivel personal, pero, dramáticamente, me interesan muchísimo los encierros, los aislamientos, el interior, el trauma..., encuentro algo muy rico en las personas que se salen un poco de la norma y en los traumas personales.
Ligada a esto que cuenta, hay una frase que dice que “en todas las familias se cuecen habas”, pero parece que casi nadie se atreve a hablar de ello. ¿Cree que en la novela plantea una reflexión sobre cómo los secretos familiares se transmiten como un legado invisible que tiene consecuencias?
Esto que comentas sale prácticamente en el último capítulo de la novela, sobre como se repiten los ciclos en las dinámicas familiares. Sobre cómo el trauma se va heredando de generación en generación. Era algo que estaba ocurriendo con esta familia, hay algo de exploración de cómo el secreto, en el fondo, te puede acabar condenando. Me lo he llevado a un mundo absolutamente extremista. Es una familia que por tomar una decisión incorrecta en un primer momento, van encadenando decisiones aún peores.
Por último, El canto de los grillos es el final de la historia que 300.000 lectores estaban esperando tras El brillo de las luciérnagas. ¿Les confirmamos que este es el verdadero final?
No me atrevo a responder a esa pregunta, porque por una parte no quiero hacer promesas que luego no cumpla, ni decir que no y luego sea que sí (risas).