Alumbrada en 1989, la Denominación de Origen Getariako Txakolina es fruto del trabajo y la apuesta conjunta de cosecheros, restauradores e instituciones. Es también un claro reflejo del profundo arraigo que el txakoli tiene en nuestro territorio, que derivó a finales del siglo pasado en un proceso de revitalización del viñedo del txakoli, implantándose inicialmente en 52 hectáreas de viñedo distribuidas entre Aia, Getaria y Zarautz.
Otro de los hitos importantes sucedió en el 2007, cuando la Denominación Getariako Txakolina se amplía a todo el territorio histórico de Gipuzkoa, debiendo localizarse en el territorio tanto los viñedos como las bodegas inscritas en los registros.
Todo ello amparado por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen, quien desde su sede en Getaria, vela para que el origen de las uvas autóctonas, su cuidada elaboración y control de calidad, se alineen para ofrecerle al consumidor la garantía del txakoli de Getaria.
Hay 35 bodegas adscritas a la D.O., y para la última cosecha han trabajado 150 viticultores en 446 hectáreas
El crecimiento del sector en las últimas décadas no deja lugar a la duda: el sector del txakoli ha resurgido con más fuerza que nunca. Desde su reconocimiento en 1989, la Denominación de Origen ha permitido realizar un trabajo conjunto impresionante en la mejora tanto del sector productor-viticultor como en el del elaborador-bodega, consiguiendo la profesionalización del sector y con una esperanza de relevo en futuras generaciones.
Actualmente, hay 35 bodegas (once en Getaria, seis en Zarautz, tres en Aia, dos en Deba y Oñati y una en Alkiza, Astigarraga, Arrasate, Beizama, Hondarribia, Mutriku, Oiartzun, Olaberria, Orio y Zestoa) adscritas a la Denominación de Origen Getariako Txakolina y para la cosecha de 2023 han trabajado 150 viticultores en 446 hectáreas de viñedos, a las que habría que añadir las contrataciones de personal que se realizan en época de vendimia y, aunque en menor medida, también en invierno para los trabajos de poda.
Tradición viticultora
Una de las peculiaridades de esta Denominación de Origen es que todos los titulares de las bodegas son a su vez viticultores, por lo que realizan todo el ciclo productivo, desde el viñedo para conseguir la uva hasta la elaboración del txakoli y su puesta en el mercado, bien directamente o a través de distribuidores.
El viñedo tradicionalmente se ha formado en parral, en alto, quedando los racimos colgando. Muchas de las últimas plantaciones que se están realizando en espaldera, es decir, las viñas quedan a los lados del pasillo.
Esta disposición de las vides hace que sea muy agradable pasear por ellos en los distintos momentos que nos ofrece el viñedo: colores amarillos en otoño, cepas desnudas en invierno, brotadas en primavera, con los racimos visibles a principios de verano, en el envero (o cambio de color del racimo: traslúcido para uvas blancas y rojo para las variedades tintas) y, por fin, en septiembre y octubre para la vendimia.
Hondarrabi Zuri eta Beltza
Las variedades con las que se elabora el txakoli de Getaria son la blanca Hondarrabi Zuri y la tinta Hondarrabi Beltza. Además, se permiten otras variedades como Hondarrabi Zuri Zerratia (Petit Courbu), Gros Manseng, Riesling y Chardonay, pero siempre con un límite del 20% en cada bodega. Esta limitación en los porcentajes se indica en el reglamento de la Denominación porque desde la organización se considera que, de cara a mantener la peculiaridad del txakoli de Getaria, la base de la producción deben ser las variedades de uva Hondarrabi Zuri y Hondarrabi Beltza.
Aunque mayoritariamente el txakoli de Getaria ha sido blanco, también se permite la elaboración de rosado y de tinto. La elaboración de rosado ha sufrido en los últimos años un incremento considerable debido, principalmente, a la exportación que supone prácticamente el 25% de la producción.
Mientras que el 70% del txakoli se consume aquí, el 20% se exporta, siendo EEUU el principal país importador
El reglamento permite, asimismo, la elaboración de espumoso, siendo cada vez más las bodegas que lo van elaborando, y así poder tener una cartera más amplia de referencias. Igualmente, se permite la elaboración de vendimia tardía, aunque ésta es mínima y no se elabora todos los años, dependiendo de la climatología anual. Todo este desarrollo de las distintas elaboraciones busca que la oferta de Getariako Txakolina sea cada vez más amplia.
En ese mismo sentido, en los últimos años las bodegas han hecho un gran esfuerzo en la comercialización y muchas de ellas ofrecen visitas con posibilidad de degustar sus elaboraciones.
Un sabor que traspasa fronteras
Cabe destacar que su calidad y su carácter genuino han propiciado que el txakoli sea cada vez más apreciado más allá de nuestras fronteras. Así, mientras que el 70% del txakoli se consume en Gipuzkoa y en Euskadi, el 20% de la producción se exporta a EEUU (60%), Francia (7%), Reino Unido y Noruega (5%), Japón (4,5%), Suecia (4%) y otros (14,5%). El 10% se queda en el Estado, principalmente, en Madrid y Barcelona.
En la web oficial de Getariako Txakolina (getariakotxakolina.eus), se indican las bodegas que están abiertas al público. Y aprovechando las visitas a las bodegas desde la Denominación se anima a los visitantes a realizar un paseo agradable por distintas rutas que hay cercanas a su localización.