No son buenos tiempos para el Barakaldo, inmerso en una profunda crisis de resultados, ni para el Amorebieta, aunque en el caso del club zornotzarra su situación apurada es crónica desde la primera parte de la competición en el grupo I de Primera RFEF. El calendario ha querido que los dos conjuntos se midan el sábado en Lasesarre, desde las 20.00 horas, a cuatro jornadas para el cierre de la liga regular en un derbi un tanto descafeinado por el mal momento deportivo de ambos, pero que al mismo tiempo es un enfrentamiento vecinal que ofrece un matiz envenenado, ya que el colectivo gualdinegro podría dar la puntilla al equipo azul, que descenderá de forma matemática si no logra la victoria. Si bien, el destino está prácticamente escrito para un Amorebieta al que, pese a lograr el pasado sábado en el Johan Cruyff ante el Barça Atlètic su primer triunfo lejos de Urritxe en su décimo séptimo intento, solo le salvaría un milagro, ya que la permanencia, que la marca el Unionistas, dista a nueve puntos de distancia cuando restan doce en juego.
El Barakaldo, además, no está como para hacer regalos, después de que el pasado domingo se le escapara la victoria en Segovia en los últimos minutos de su compromiso frente a la Segoviana. Son ya siete las jornadas consecutivas que el conjunto de Imanol de la Sota encadena sin saborear la victoria, un fatídico tramo en el que únicamente ha sumado tres de los 21 puntos posibles y que ha desactivado la opción de regresar a los puestos de play-off, en los que ha permanecido durante un buen puñado de semanas. De ahí surge ese sabor agridulce que paladea su entorno, cuando dos meses atrás ocupaba la cuarta plaza gracias a su triunfo, el último que atesora, sobre el Lugo en Lasesarre. Desde entonces, el equipo fabril colecciona fiascos y que le colocan en un momento un tanto delicado, a solo cinco puntos de la zona de descenso, por lo que en clave interna se apela a superar cuanto antes la barrera de los 48 paras evitar cualquier disgusto de última hora.
El propio Imanol de la Sota retrató esa “especie de terror” que le podría sacudir a su equipo y que lo argumenta en la pérdida de puntos en los minutos finales de ciertos partidos, como ocurrió ante la Gimnástica y la semana anterior en el derbi con un Sestao River que se llevó la victoria tras remontar un 2-1 desfavorable con dos tantos en el 88 y en el 94. “Creo que esos minutos saben un poco a terror”, subraya el saturtziarra, que volvió a lamentar que ese golpe se repitiera en Segovia cuando el Barakaldo se había puesto por delante gracias al tanto de cabeza del central Aritz Muguruza, el segundo de la cuenta del futbolista cedido por el Eibar, por lo que reclamó no perder la concentración en el tramo final de un partido: “Los últimos diez minutos nos deben ayudar a aprender y tener algo más de temple, porque hemos vivido esta situación en varias ocasiones durante esta temporada. Tenemos que hacernos fuertes, estar seguros y confiados de que no nos van a hacer daño”.
El Amorebieta afronta el derbi con un rostro menos empalidecido por su éxito ante el filial barcelonista, pero su técnico, Natxo González, no oculta la cruda realidad que azota al club pese a que las matemáticas no han certificado un descenso a Segunda RFEF que parece estar cantado. “Estamos en una situación límite y prácticamente es imposible salvo que se dé un milagro, primero agarrarnos a esa mínima esperanza que podamos tener y luego por profesionalidad, respeto al club, a nuestra gente, a nosotros, seguir compitiendo y cada semana marcarnos unos objetivos”, declaró el gasteiztarra, que citó esos retos en primero “ganar aquí, que era muy importante, además con la portería a cero que hacía tiempo no teníamos, poder mirarnos a la cara y saber que lo hemos dado todo, como lo estamos dando todos los partidos, que es muy importante en momentos tan delicados, cuando la situación es irreversible prácticamente”, momento en que Natxo González profundizó en su reflexión: “Y no es fácil porque este equipo desde que llegué yo lleva muchas finales disputadas que conlleva un gran desgaste, mantenernos de pie y con la cabeza alta no es fácil, pero demuestra el compromiso del equipo”.