Tres son hasta ahora las victorias cosechadas por la SD Amorebieta tras su descenso a Primera Federación. Tres insuficientes triunfos cuando solo falta una jornada, que será en Tajonar frente a Osasuna Promesas, para cumplirse la primera vuelta de la liga. Lo que supone a los azules ser los colistas del exigente grupo 1, a cinco puntos de la salvación. Pero la esperanza es lo último que se pierde y el aficionado de Urritxe tiene en la memoria reciente su última participación, hace dos temporadas, en esta categoría cuando con la visita del Bilbao Athletic a mediados de octubre, el Amore partía como último y a final del campeonato, tras una espectacular remontada, firmó otro histórico ascenso a Segunda División.

El aficionado zornotzarra espera una reacción suficiente para, por lo menos, escapar de la zona baja de la tabla y vivir tiempos mejores que los actuales. Y celebrar el centenario sin apuros clasificatorios. De todas formas, no es fácil adaptarse a su nueva categoría tras un descenso. Ejemplos hay muchos y los azules lo hicieron de sobresaliente en su primera ocasión (es un caso extraño) y esta vez no ha salido como lo tenían previsto. El equipo empezó con Julen Guerrero en el banquillo y con una arriesgada propuesta que no funcionó. El terreno de juego tampoco da para florituras y la idea del portugalujo no cuajó.

Gorka Moreno hizo de puente, con la Copa incluida, hasta la llegada de Natxo González, que ha probado suerte con otra estrategia que hasta el momento ha sumado más. Las victorias han sido como local: Ourense, Barça Atlètic y Sestao River; seis empates y nueve derrotas. Es el equipo más goleado y el tercer menos realizador del grupo. Son números pobres pero hay ganas y tiempo suficiente para revertir la situación.

Variaciones

El once base no tiene muchas variaciones, pero para llegar hasta él, entre los dos técnicos han multiplicado las combinaciones. El nueve no está definido. Entre Selma, Kaxe y Marín han repartido oportunidades y ninguno se ha destapado en la faceta goleadora. Las bandas parecen ser fijas con el veterano Hervías e Iñigo Muñoz, aunque con Natxo es el polivalente Carbonell el que se ha adueñado del flanco derecho. En el izquierdo era Camacho el habitual, pero las lesiones le han lastrado.

El centro de la defensa también se ha repartido entre Amelibia, Calavera y Kortazar, con la ayuda del incombustible Yuste, que alterna de mediocentro. En la sala de máquinas, sin Julen Jon, Ben Hamed ha sido el más regular, aunque por ahí han contribuido el físico de Coulibaly y el elegante Pipi Nakai en el primer tramo de la liga. Y para finalizar la portería, con Campos y Marino, con sus claros y oscuros.

Jabi Luaces, al frente de la dirección deportiva, presume de su plantilla aunque con toda seguridad intentará apuntalar las carencias, sobre todo en ataque, en el mercado invernal.