Jesús María Isusi (Barakaldo, 5 de noviembre de 1965) vuelve a tener protagonismo en el Barakaldo después de dejar la presidencia de la Junta Gestora en enero de 2023. Y lo hace como consejero independiente en el Consejo de Administración al imponerse en las elecciones del pasado jueves con 119 votos a favor frente a los 40 que recogió Sergio Cavia, el otro candidato. Su misión, acorde a lo que dice al respecto la Ley del Deportes de 2022, “controlar lo que sucede dentro del club, aunque no tengas poder ejecutivo”.
Resultó elegido como consejero independiente del Barakaldo, pero la participación fue baja. ¿Quizá por desconocimiento?
—Puede influir el desconocimiento, pero también ha faltado información desde el club, de haber sido más didáctico en qué es un consejero independiente. De todas las maneras, la participación no es tan baja como se pueda pensar, porque la propia Ley del Deporte dice que para votar hay que tener más de cuatro años de antigüedad. Debido a la pandemia de hace cuatro años, creo que el censo de este sector es de unas 900 personas y de ahí resta que los menores de 16 años no pueden votar, estaríamos hablando de unas 700. Sí es cierto de que podía haber habido un poco más de información.
Es ya su primera pulla.
—No es una pulla, pero para darle importancia a este cargo hay que ser más didáctico en todos los sentidos, porque una de las cosas que me preguntaba el socio es que si podía votar el socio, el abonado o el accionista, en definitiva, quién podía votar. Es cierto que el club publicó una nota al respecto, pero se podría haber dado más importancia, al margen de que muchos no sabían lo que significaba un consejero independiente.
¿Qué significa, qué rol tiene?
—Me remito a la propia Ley, que se aprobó en diciembre de 2022 y que respondía a lo que era una reclamación de las aficiones estatales para evitar, aunque no es el caso del Barakaldo, etapas como la del Alavés de (Dmitri) Pitermann y la que está más en boga, el Valencia de Peter Lim. Para controlar lo que sucede dentro del club, aunque no tengas poder ejecutivo. Como dice textualmente la Ley del Deporte, velar por los intereses de los abonados y socios minoritarios del club.
¿Qué es lo primero que propondrá en el Consejo de Administración?
—Cuando dejamos el cargo y dimos paso a la SAD estuvimos cohabitando con el grupo inversor durante un año. Intentamos ayudar y nos ofrecimos a colaborar en lo que podían entender que así fuera. Una de las cosas que se pierde con la SAD es la asamblea anual de socios. ¿Por qué? Porque se sustituye por la Junta de Accionistas, que son pocos, unos 130, los únicos que tienen derecho a voto. Voy a proponer, aunque sea con carácter informativo, que haya una asamblea para los abonados, para que tenga esa voz del pasado y lo que vota esa mayoría lo pueda trasladar al Consejo de Administración, además de trabajar codo a codo con el club para que haya más arraigo con el pueblo, hay que crecer en el aspecto social.
No tiene voto en el Consejo de Administración, pero sí voz.
—Una de las cosas que me motivó para presentarme a este cargo es porque creo que conozco muy bien el club, sus estructuras. Los Estatutos del Barakaldo CF Sociedad Anónima Deportiva son diferentes a los del Barakaldo CF y los redacté yo junto a los abogados. Y dicen que tienes las mismas obligaciones y derechos que cualquier consejero, no hay diferencia. Es algo bueno, porque tienes voz, que es lo importante, y el voto no sirve para nada porque estás en clara minoría respecto a los consejeros del grupo inversor.
Conoce, como dice, la casa por dentro. ¿Va a ejercer una especie de contrapoder?
—Ni mucho menos. Un consejero independiente tiene que dar voz al socio y al accionista minoritario, y ayudar al club en todo lo que concierne a lo extra Consejo de Administración del grupo inversor. El Barakaldo puede crecer más aún si cabe de lo que ha crecido estos dos años, crecer en otras parcelas como es el arraigo en el pueblo, la opinión de los abonados, pero el objetivo no es actuar como un contrapoder. Se puede hacer un control, y eso es bueno, para que no se den abusos en casos como el del Valencia.
Deduzco que va a tener acceso a las cuentas del club. ¿Qué cree que se va a encontrar?
—Hace un año en la Junta de Accionistas ya nos dejaron las cuentas muy claras y se volverán a presentar el día 26 de este mes. Debemos estar tranquilos en cuanto a la transparencia del club, porque una de las buenas cosas que tiene una SAD en comparación con lo que sucedió antes de entrar nosotros, con un pufo que casi nos lleva a la desaparición, es que estas cuentas están auditadas y depositadas, por lo que no hay trampa ni cartón. Quiero que esa transparencia llegue al socio, el aficionado no tiene por qué saber cuánto cobra Maroan (Sannadi), pero sí cuánto cuesta la plantilla.
Recordando ese pufo. ¿Está ya saldada la deuda de 1,2 millones de euros con la Seguridad Social?
—En la negociación de la deuda con la Seguridad Social nos podemos colgar la medalla tanto el resto de la Junta Gestora como yo, porque supuso la salvación del club. Se aprobó un concurso de acreedores y está negociada para pagar en diez años. El capital social que nos obligó el Consejo Superior de Deportes (CSD) es de 2,5 millones de euros, porque el CSD nos reclamó que fuera el doble del patrimonio neto negativo, o sea el doble de esa deuda.
El paso a SAD no ha generado discusión. ¿Se siente reconfortado por la parte que le corresponde?
—Me siento reconfortado y reconocido, tanto yo como los miembros de la Gestora, los que estuvimos hasta el último día antes de la transformación en Sociedad Anónima, porque contribuimos a cumplir el objetivo que nos llevó a meternos en este marrón entre comillas, que no era otro que evitar la desaparición de un club con más de 107 años de historia.