Álvaro Núñez (Sondika, 7-VII-2000) todavía se emociona cuando le rememoran su polémica salida del Athletic en junio de 2022, después de estar doce años desde categoría alevín en Lezama y jugarlo todo en su último curso en el Bilbao Athletic. “Estoy hablando aquí del tema y aún sigo con el dolor”, dice el talentoso lateral del Amorebieta, que detalla con pelos y señales aquel proceso, aunque prefiere centrarse en su actual equipo, con el que ha firmado dos goles de bella ejecución en su primera andadura en LaLiga Hypermotion y al que ha recalado tras renunciar a ganar “mucho más dinero” en el filial del Barcelona.

Se han reencontrado con la victoria después de nueve jornadas consecutivas sin saborearla. ¿Se han liberado?

—Sí, sientes esa liberación, sobre todo al acabar el partido. El trabajo en este club es innegociable y la verdad que trabajo y compromiso no han faltado, pero sí que es verdad que vas, no ganas; vuelves a ir, no vuelves a ganar... Sí te mina un poco esa moral, necesitábamos esta victoria y por fin ha llegado.

Además, fue protagonista del éxito sobre el Tenerife al anotar el 1-0, un golazo. Al parecer se ha hecho un especialista en firmar goles de bella factura, porque recordamos el que ejecutó en Cornellà ante el Espanyol. ¿Es el primer sorprendido de esta pegada, poco habitual en un lateral?

—En toda mi carrera no me he guiado por los goles, pisaba área y siempre miraba el asistir. Desde que vine aquí, el míster incide mucho en que nos atrevamos, en que acabemos las jugadas y mira, por suerte, me estoy atreviendo más, estoy chutando más y he conseguido meter dos goles.

Dos golazos. ¿Los tiene guardados en vídeo?

—Sí, sí, esos me los quedo para toda la vida. Mi primera temporada en el fútbol profesional, como quien dice, y ¡vaya manera de estrenarme!

Como dice, Haritz Mujika le da más libertad. ¿Para un jugador de su perfil es más grato atacar que defender?

—Sí. Cuando más disfruto es con balón y atacando, pero sí se puede ver, y creo que lo estoy demostrando, que me adapto muy bien a diferentes perfiles o diferentes estilos de juego. Tengo esa capacidad de poderme adaptar.

Se lo pregunto porque cuando se ataca se tiene más libertad, pero cuando se defiende igual se sientes más presionado, porque un fallo señala más, ¿no?

—Sí, pero así es el fútbol profesional. Te das cuenta que el salto, por ejemplo, desde Primera RFEF es alto, que hay muy buenos jugadores en Segunda, que son esos pequeños detalles, como una pérdida, que en Segunda División te matan y en Primera, pues mucho más.

¿Cómo se está adaptando a la categoría de plata?

—Muy bien. Empecé en pretemporada arrastrando unos dolencias en el pubis que sufrí en el Barcelona y me costó entrar. La pretemporada la pasé bastante mal con mucho dolor, pero gracias al preparador físico y al trabajo con la clínica ahora me encuentro muy bien.

¿Qué le falta a este Amorebieta para sacar más puntos?

—No hay que olvidarse de dónde viene el Amorebieta, de quiénes somos y en qué competimos. Coges la clasificación y son todos exPrimeras. Competimos hasta el último minuto y creo que estando como estamos ahora hemos dado con la tecla que nos va a dar resultados.

También tienen la asignatura pendiente de no haber vencido todavía lejos de Lezama, aunque afrontan el domingo en el Martínez Valero un partido de exigencia mayor, pero que no podrá jugar porque tiene que cumplir una partido de sanción, ¿no?

—Es una pena no poder jugar, porque es un gran estadio, un partido grande… En el anterior desplazamiento ya puntuamos en El Molinón, que no es nada fácil. Quitando ese bache que hemos pasado hasta conseguir la victoria sobre el Tenerife, hemos competido bien, como se comprobó en el campo del Espanyol y en Albacete.

¿Obsesiona esta estadística?

—A mí personalmente no me obsesiona. Confiamos en nuestro trabajo, que ahora nos está dando resultados y vamos a ir a muerte.

¿Cómo surgió la opción de recalar en el Amorebieta?

—En el Barcelona tenía un más dos años opcional por parte del club. Estuvimos en la pelea del ascenso hasta el último momento, entonces yo no sabía qué iba a ser de mi futuro. Cuando perdemos contra el Castilla pasan un par de días y me comunican que quieren ejecutar la cláusula. Pero la idea es que siga reforzando al filial. Considero que la etapa en el filial había acabado y tenía ganas ya de dar ese paso al fútbol profesional. Hablando con ellos se entendió y anularon la ejecución.

¿No siguió porque no le aseguraban hacer la pretemporada con el primer equipo?

—Ni tampoco me aseguraban al 100% que iba a salir cedido, lo que me llevó a tomar la decisión... y surgió el Amorebieta.

¿Qué le convenció?

—Soy fácil de convencer (risas). Vi las ganas que me trasmitieron que tenían, el proyecto que estaban montando y la verdad que no lo pensé mucho. Incluso he dejado de ganar mucho dinero si hubiera seguido en el Barcelona para venir aquí.

¿Estamos ante un Álvaro Núñez que se ha reinventado respecto al que jugó en el Bilbao Athletic y en el Barça Atlètic?

—Estoy en un proceso de mejora y es importante. Es verdad que salgo del Athletic que tiene un estilo reconocible de juego y voy al Barça que es completamente otro, de toque, de mucho balón, de defender en espacios amplios... Y demostré que me puedo adaptar a ese estilo de juego. Y ahora he venido al estilo de juego del Amore, que es totalmente diferente, más defensivo pero que le da mucha importancia al juego por bandas. A raíz de eso, mira, he conseguido hacer dos goles.

¿Qué se encontró en La Masía?

—Es otro mundo porque el filial aquel es casi como un equipo profesional extranjero. Mis primeras dos semanas conviví en la habitación con un turco, Emre (Medir), que no hablaba ni castellano, solo hablaba turco. Estás ahí, uno que es de Sondika, de Bilbao… que parece un pueblo comparado con aquello. Lo que sí que noté es en el Athletic está más unido el filial con el primer equipo que lo que está allí.

Lo jugó prácticamente todo con Rafa Márquez en el Barça Atlètic ¿En qué se autoexige?

—Soy muy exigente conmigo mismo. O sea, fallo un pase y... no me gusta. Pero, sobre todo, sí se me incide en mejorar defensivamente porque es lo que se me ha achacado siempre. Creo que lo estoy demostrando.

De puertas afuera parece un chaval tranquilo, o sea un buenazo. ¿Lo es?

—Soy un chaval tranquilo, lo que pasa es que que dentro del campo se me enciende la vena competitiva y tengo mal pronto. Pero no soy ni de buscar una discusión. De hecho, no me gusta generar polémica.

¿Esa vena competitiva es propia de su ADN o la ganó en Lezama?

—Es de mi ADN.

¿El entrenador que más le ha marcado?

—El Gallo (Joseba Etxeberria). Por la confianza que me dio, el primer año estuve en el Bilbao Athletic pero jugaba con el Basconia porque estaba Jesús (Areso) y cuando decidió que no renovaba, el míster habló conmigo, me dijo la confianza que tenía en mí y la verdad que luego intenté devolvérsela en el campo.

Viendo el nivel que está ofreciendo, ¿el Amorebieta puede ser el atajo para volver al Athletic como ha ocurrido en el caso de Gorka Guruzeta?

—Voy a ser sincero. El año pasado sí que tenía presente al Athletic porque mi sueño siempre va a ser el mismo. Pasé ese duelo, esa etapa de tenerlo en mente y ahora estoy aquí, estoy feliz de estar en el Amorebieta, estoy feliz de estar en el fútbol profesional y quiero seguir dando pasos que me acerquen a la élite del fútbol y si sigo así, ojalá se puedan unir los caminos, pero ahora mismo no lo tengo en mente.

Su salida del Athletic fue polémica, se conoce la versión de Rafa Alkorta, por entonces el director deportivo, pero me gustaría conocer la suya con pelos y señales, si pudiera ser.

—Fue polémica, pero no entiendo por qué, de hecho yo ni me pronuncié. Con Rafa no tuve ningún problema, porque durante la negociación no tuve trato con él. Yo acababa contrato en junio de 2022 y a inicios de ese año me llamaron para renovar, que no era una renovación al uso, por cierto. Me pidieron que por favor les quitase la cláusula automática que tenía del más 2 años, ya con ficha del primer equipo. A cambio me subían el último año que me quedaba de contrato un poco el sueldo, porque era de los que menos ganaba jugándolo todo. Al principio no me pareció bien, pero hablando con mi representante (Xabi Eskurza) me hizo entrar en razón y decidí aceptar la oferta. Así quedó hasta que antes del 15 de mayo me tenían que decir si ejecutaban o no el contrato que firmamos. Estaba ya nervioso porque no tenía noticias y el día 13 por la noche, dos días antes de expirar el plazo y antes de viajar a Ferrol, donde nos jugábamos la vida, me llama mi representante para decirme que no iban a ejecutar la cláusula, que me van a mandar otra propuesta. Es ahí cuando decido que no quiero ni ver la otra propuesta. O sea, he estado toda la vida en Lezama, he pasado por lo que me pidieron... ¿Y?

¿Se sintió engañado?

—Me sentí dolido por las formas. Yo había hecho todo lo posible para seguir en el Athletic, por tener esa oportunidad que no llegó y vi que ya no iba a llegar cuando llevaba dos o tres años ya en el filial.

¿El nuevo contrato que firmó le aseguraba hacer la pretemporada con el primer equipo?

—Creo que no lo especificaba. Era de los jugadores que más minutos jugó en los dos años que estuve, pasando tres entrenadores, y entonces…

¿Decepcionado?

—Sí, y dolido. Pero ya pasó.

¿Fue muy largo el duelo del que ha hecho mención antes?

—¿Cómo lo explico? Sí, es una putada. Vale, ha pasado esto y veo la siguiente oportunidad. Estoy hablando aquí del tema y aún sigo con el dolor, no sé si me explico.

Se explica bien, ya veo que se emociona. Y le llegó muy rápido la oferta del Barcelona.

—Se dijeron barbaridades, que si había rechazado una por la otra, que ya lo tenía firmado… Ya se puede hablar sin problemas. Cuando me comunican que no ejecutaban el contrato, le digo a mi representante que se mueva. Es más, casi seguro me iba a ir con El Gallo, porque el Mirandés tenía mucho interés, y para mí Joseba lo era todo. Pero apareció el Barça, hablé con Joseba y me dijo que era muy buena opción.

¿No se dirigió a usted nadie de la actual Junta Directiva nada más ganar las elecciones?

—No, solo un candidato me quería, pero no salió, así que menos mal que no esperé. Si me hubiesen llamado los tres candidatos, obviamente no hago nada, pero no fue el caso y a mi edad consideraba que no podía esperar.

¿Qué candidato?

—Iñaki Arechabaleta.