Andoni Vidales (Portugalete, 1992) fue suplente el sábado en el partido de liga que el Dinamo jugó ante el Sodupe (1-1). El míster, Raúl Quintana, tiró de rotaciones y el capitán del Dinamo fue uno de los damnificados, por el que el miércoles se ve el once inicial en Autor, “sino le abro la puerta para que se vaya”, dice en bromas. Ya en serio, Vidales echa flores a todo lo que representa el club: “Lo que nos caracteriza es el compromiso con el compañero, la unidad y la garra”.

¿Cómo vive el vestuario este momento?

—Lo vivimos de una manera que es muy complicada de expresar. Es un sueño para nosotros y nadie de este vestuario se podría imaginar que fuéramos a jugar una eliminatoria de Copa y si ganas, jugar contra un equipo de Primera División. Era algo impensable. Cuando llegas a una cierta edad (tiene 30 años) ¿cómo vas a imaginar esto?

En su caso y en el de la mayoría de sus compañeros son cuatro meses esperando que llegue este partido.

—Hasta que no llega el momento no te haces a la idea y aun así, que estamos a pie de partido, tampoco te la haces del todo.

¿Ha sido posible desconectar en los partidos de liga y llegar incluso a pensar en no meter la pierna en los últimos partidos por aquello de temer una lesión que impida jugar este duelo?

—Dentro del Dinamo lo que nos caracteriza es el compromiso con el compañero, la unidad y la garra. Sabemos que si no lo hacemos, nos vamos a estar bien mentalmente para jugar el partido de Copa. Solo podíamos jugar a tope, tocar madera y que no pasara nada malo.

¿Qué papel ejerce como capitán cuando se pone el foco en la Copa, en salir en los medios de comunicación?

—Teníamos partidos importantes de liga, pero es cierto que la Copa no te la podías quitar de la cabeza. Si vas en una dinámica ganadora, irás en mejores condiciones mentales; y meterles en la cabeza a los compañeros que no nos podíamos dejar llevar.

¿Habrá alguno al que ha tenido que parar los pies?

—Si solo fuera uno (sonríe). En todos los años que llevo en el Dinamo siempre hemos sido una familia, está el hermano bueno, el malo y el revoltoso.

Creo que no hay ningún jugador de la plantilla del barrio.

—Del barrio como tal, igual no, pero Ekain, nuestro delantero, se ha criado en el barrio San Juan; Goiko, nuestro extremo, también se ha criado aquí con su familia. Yo soy de Portugalete y una vez que vienes al Dinamo eres uno más del barrio.

No negará que en los partidos recientes no tenían la cabeza puesta en Autol.

—Pensaba que se iba a hablar más de ello, pero lo cierto es que obviamente se hablaba cuando te tomabas un café antes del entrenamiento, pero una vez que entras en el vestuario solo te centras en ganar el partido que te toca jugar.

¿Se tiene miedo a perder?

—No. Es lo que estoy transmitiendo a todos. No tenemos que tener miedo a perder, sino todo lo contrario, debemos disfrutarlo. Si salimos con miedo, perdemos: si salimos a jugar y a disfrutar como siempre, tenemos muchas más opciones de ganar.

Se lo digo por esa presión de poder hacer historia o quedarse con la miel en los labios.

—La historia ya está hecha. Por jugar este partido no nos pueden meter presión para hacer más historia.

¿No sería un palo no pasar?

—Ni mucho menos. Ya estuvimos cerca de ascender a Tercera y te dices que hubiera sido increíble. Piensas que el Dinamo es de División de Honor y debemos tener los pies en el suelo.