bilbao - La selección femenina de Dinamarca, actual subcampeona de la Eurocopa, finalmente disputó ayer ante Hungría (1-6) el primer partido de la fase de clasificación para el Mundial de Francia, una vez solucionado el conflicto que las jugadoras mantenían con la federación danesa por un asunto de dignidad que obligó a suspender un amistoso frente a Holanda, en lo que iba a ser la reedición de la final de la Eurocopa, al negarse las jugadoras a saltar al césped.

“Exigimos sólo algunos previos para que podamos llegar a ser mejores jugadoras de fútbol. No se trata de hacernos ricas, no se trata de enormes cantidades de dinero, se trata de que no tengamos que compaginar el fútbol con un trabajo, a tiempo completo o parcial, o con los estudios. Queremos centrarnos 100% en el fútbol”, señaló en un comunicado la capitana de la selección, Pernille Harder.

Sin embargo, el conflicto entró en vías de solución gracias a la intervención de sus colegas de la selección masculina, que el pasado lunes decidieron donar 500.000 coronas (67.000 euros) de sus emolumentos, además de emitir un comunicado en el que se dejaba claro que “las mujeres no pueden tener menos derechos que nosotros por el simple hecho de ser mujeres”.

Simon Kjær, capitán de la selección danesa y jugador del Sevilla, señaló a modo de síntesis que “no se trata sólo de dinero, sino también de principios”. Kjær, que también ha participado en varias campañas contra la homofobia en el deporte, censuró a la Federación danesa por dar largas a las reivindicaciones de la jugadoras, que llevan peleando desde diciembre del año pasado por tener un mejor salario.

La Federación debe ahora aceptar este trato como solución al conflicto y que el sueldo de las chicas sea “idéntico a la base contractual” que tienen los chicos, señala Kjaer.