Bilbao - El fútbol como demostración de que la palabra imposible no tiene cabida en el vocabulario de los valientes, de inconformistas como los 23 jugadores islandeses decididos a prolongar su particular fiesta en territorio francés. Esta noche (21.00 horas, Telecinco), sin embargo, la anfitriona de la Eurocopa pretende restablecer el orden. Francia, obligada a obtener el billete para las semifinales del torneo, no quiere más sorpresas. Todo lo contrario que los homéricos futbolistas dirigidos por Lars Lagerbäck, desatados en un campeonato en el que, pase lo que pase hoy, ya han hecho historia.
Verdugo de Inglaterra en octavos de final, Islandia saltará al césped del Stade de France con la moral por las nubes y con el convencimiento de que los milagros, lejos de pertenecer a la imaginación, existen más allá de los sueños. Lo saben y pueden demostrarlo. Su recorrido en la Eurocopa lo confirma. Tras firmar un más que meritorio empate a uno contra Portugal en su estreno en la fase final de un gran torneo internacional, un nuevo reparto de puntos frente a Hungría (1-1) y la histórica victoria lograda ante Austria (2-1) le dieron el pasaporte para octavos. Fue ahí, en el primer envite a vida o muerte, cuando Islandia, lejos de acobardarse, se hizo aún más grande para mandar a casa a Inglaterra.
El logro, mayúsculo, se consumó con remontada incluida. El 2-1 que reflejaron los marcadores del estadio Allianz-Riviera de Niza dio la vuelta al mundo el pasado lunes. Los goles de Ragnar Sigurdsson y Sigthorsson, suficientes para mandar a la lona a los ingleses, forman ya parte de la historia de la Eurocopa, en la que los islandeses ansían dar un nuevo golpe de efecto a costa de Francia, favorita absoluta de cara al compromiso de esta noche. Los antecedentes en relación a los enfrentamientos entre ambos combinados, cómo no, son sumamente favorables a los galos, que no han mordido el polvo en ninguno de los once partidos disputados ante Islandia.
El balance es de ocho triunfos y tres empates para la selección que dirige Didier Deschamps, con un saldo de treinta goles a favor y solo ocho en contra. En el último choque entre ambos países, un amistoso disputado en mayo de 2012, los islandeses se marcharon al descanso con un 0-2 a favor, pero los franceses, en manos entonces de Laurent Blanc, consiguieron dar la vuelta al marcador con tantos de Debuchy, Ribery y Rami, cuyo gol en el minuto 87 dejó con un amargo sabor de boca al cuadro islandés, vacunado ahora contra cualquier mal recuerdo del pasado. Tampoco tendrá incidencia negativa alguna en la moral nórdica el hecho de que Francia, que suma tres victorias y un empate en la Eurocopa, no conozca la derrota desde el 17 de noviembre de 2015.
Inglaterra, curiosamente, fue quien derrotó por última vez al conjunto galo, que cayó por 2-0 en un amistoso destinado a preparar el torneo continental en curso, en el que los franceses aspiran a conquistar su segundo campeonato europeo como local tras el logrado en 1984. España, en 1964, e Italia, cuatro años más tarde, son los otros dos combinados que han conseguido triunfar en una Eurocopa celebrada en país propio, síntoma inequívoco de la dificultad que entraña imponerse en el torneo más allá del suelo en el que se dispute. Consciente de ello es Francia, que se vio contra las cuerdas contra la República de Irlanda en los octavos de final.
El gol de penalti de Brady en el minuto 2 obligó a los bleus a sudar de lo lindo para no protagonizar un tropiezo que habría conmocionado al país. Lo impidió Griezmann, que firmó un doblete salvador para permitir que sus compañeros se midan hoy a Islandia en Saint-Denis. Será el encuentro número ochenta de Francia en el Stade de France, donde no ha perdido en ninguna de sus cinco citas correspondientes a un gran torneo, pues acumula cuatro victorias y un empate a lo largo de su historia. Contra eso luchará también Islandia, que con solo 330.000 habitantes figura, orgulloso, como el país más pequeño en participar en una fase final de un campeonato internacional de primer nivel.
Papeles diferenciados Ayer, en la última comparecencia pública de los seleccionadores antes del partido, Deschamps y Lagerbäck jugaron sus respectivas cartas en sala de prensa. El técnico francés, en su intención de cortar de raíz el posible exceso de confianza entre los aficionados galos, quiso mandar un mensaje de advertencia a la hinchada local. “Hay mucho respeto por mi parte y por parte de los jugadores hacia Islandia por todo lo que ha hecho. Sus jugadores no son pequeños futbolistas y no están en cuartos por casualidad. Habían hecho cosas muy buenas antes y en esta Eurocopa han eliminado a Inglaterra”, recordó Deschamps, quien reconoció que el apoyo popular que tiene su rival “es muy importante”, aunque resaltó que sus pupilos siempre rinden bien cuando se encuentran arropados por unos aficionados que “hacen mucho ruido”.
“Tendremos que estar concentrados y agresivos desde el pitido inicial, porque ellos son muy fuertes al principio, tienen muy buenas capacidades atléticas y conforme hay más desgaste se suelen soltar un poco más”, agregó el entrenador francés, que podría suplir la baja por sanción de Rami con la puesta en escena de Umiti, quien se incorporará a la disciplina del Barcelona una vez finalice la Eurocopa, cita continental en la que pretende seguir haciendo historia una Islandia que solo concede a su rival de esta noche un porcentaje de favoritismo del 60 por ciento.
Lo estableció ayer el propio Lagerbäck, timonel de la nave islandesa. “Siempre le digo a los jugadores que en el fútbol no hay partido en el que no haya una opción real de ganar. Hay que decir que Francia es un poco favorita, pero no quiero decir que son los grandes favoritos. Está la cosa en un 60-40 por ciento a su favor”, indicó el seleccionador, quien aseguró que “lo más importante para nosotros es que saldremos al campo creyendo que podemos vencer. Si tenemos esa actitud, creo que podemos causarles problemas”. No cabe duda de que Islandia, fiel a su carácter, no se rendirá antes de tiempo en un partido en el que busca protagonizar una nueva hazaña.