bilbao - La final de Copa escenifica esta noche por enésima vez el pulso en torno al cual se orquesta desde hace varios años todo el fútbol estatal. Extinguido el filón Mourinho-Guardiola, el binomio Ancelotti-Martino resulta un tanto soso para alimentar una hoguera que ya ha consumido todo lo que la guerra entre Cristiano Ronaldo y Messi ofrecía. Mientras el Atlético de Madrid afila sus cuchillos en las mazmorras del Vicente Calderón, Barcelona y Real Madrid se presentan en Mestalla, a partir de las 21.30 horas, para optar a un título que para unos puede ser la tabla de salvación y para otros el primer plato de un festín de trofeos.
En la última semana el Barcelona se ha quedado fuera de la Liga de Campeones y descolgado de la pelea por la Liga. Las dos derrotas consecutivas ante Atlético y Granada no solo han dejado tocado al vestuario. En el entorno del club catalán se ha tensado el ambiente, las críticas han golpeado al grupo como hacía años que no se recordaba y se cuestiona el trabajo del entrenador, Gerardo Martino, e incluso del símbolo del barcelonismo, Leo Messi. El técnico, que compareció ayer ante la prensa, no le dio valor a los rumores que le sitúan una vez más fuera del club blaugrana y que incluso apuntan al actual entrenador del Borussia Dortmund, Jürgen Klopp, como su sustituto. "También dijeron que no me comería los turrones. Pues pasaron los turrones de Navidad y ahora ya estamos en la rosca de Pascua", ironizaba el argentino. Sobre su futuro, aseguró que el resultado de esta final no hará cambiar su decisión: "En mi cabeza nada cambia, tengo una idea hace tiempo y ganar uno, dos o tres títulos no la va a cambiar".
Para huir de la crisis erigida en menos de siete días, Martino aseguró a ayer que "no hay que buscar revanchas o intentar solucionar en esta competición cosas que no se hicieron en otras". Su receta para oxigenar su grupo parece quedar únicamente en lo deportivo: "No creo que tengamos ningún problema anímico o de ansiedad para llevar a cabo la final. El problema es enteramente futbolístico". Para colmo de males, como su rival, el Barcelona llega a la final mermado por las lesiones. Las bajas se han cebado con el centro de la defensa, donde no estará Piqué y se apurará a última hora para ver si Puyol y Bartra pueden ser de la partida.
A perro flaco todo son pulgas y desde los medios deportivos madrileños han intentado sacudir al vestuario culé con la publicación de un mensaje que supuestamente pasa de teléfono en teléfono por Catalunya. En él, además de asegurar que Martino se irá del club a final de temporada, se ataca a Messi, a quien culpa de pensar solo en el Mundial. Martino quiso descargar de presión a su astro e ironizó sobre su mal juego en los últimos partidos: "¿Preocupado? Hace dos partidos que no tiene las actuaciones que habitualmente tiene y, si la proporción es de veinte a dos, ¿cómo me voy a preocupar?".
Si en Barcelona tienen la copa medio vacía, en Madrid la tienen medio llena. El equipo de Carlo Ancelotti todavía aspira a ganar tres títulos, pese a que también tiene la enfermería repleta y no puede contar con Cristiano Ronaldo. El técnico italiano tendrá que elegir entre Isco e Illarramendi para ocupar la vacante que deja el portugués: "Vamos a perder un jugador con una calidad increíble, pero el equipo reaccionó muy bien cuando no estuvo. La baja de Cristiano da motivación a todos. Los partidos que hemos jugado sin él hemos trabajado más, corrido más y jugamos más juntos".
Ancelotti quiere hacer creer que la baja de su primer espada les hace mejores, pero está por ver si el bloque se resiente a la hora de tirar de banquillo durante la final. Mientras Martino tendrá como reservas a jugadores contrastados como Alexis, Pedro, Song y Adriano, Ancelotti cuenta con unos suplentes de menos brillo, donde además de Illarra y Morata, la reacción podría depender de hombres como Casemiro, Llorente, Nacho y William José.
duelo bajo palos La lesión de Valdés ha hecho que la portería del Barcelona sea de Pinto. El meta andaluz, pese a no contar con la etiqueta de portero titular, puede presumir de haber disputado otras tres finales de Copa con el Barcelona. Ya ganó las de 2009 y 2012 contra el Athletic y perdió la de 2011 contra el Madrid.
Por contra, la portería del Real Madrid estará defendida por Iker Casillas. El capitán blanco, suplente en la Liga en favor de Diego López, no quiere cometer el error de ver al Barcelona débil por los últimos resultados: "Personalmente no me fío nada de la última semana del Barcelona con derrota en Champions y Liga. Es una semana diferente para los dos equipos. En una final puede pasar de todo". Casillas, que solo ha ganado una Copa, quiere poner "la guinda" a un torneo en el que no ha encajado un solo gol. Hay quien le señala como el jugador que decidirá la final, tal y como hiciera en el mismo escenario en 2011. El meta quiere huir de protagonismos: "Estoy habituado, pero no me gusta acaparar portadas. No me voy a quejar, peor sería que me tirasen piedras por la calle".