ya vamos a estar cogiendo el barco", decía a primeros de este febrero Manuel Ruiz de Lopera, dejando intuir su intención de retomar la dirección del desinflado Betis, cuando se cumple aproximadamente un lustro de instrucción del presunto delito societario y apropiación indebida de los que se le acusa. Lopera es uno más. Uno de los expresidentes que han quedado al margen del fútbol y uno de los cuales están pendientes de la justicia -lo que colateralmente ha dejado al Betis maniatado judicialmente y con tomas de decisiones cuestionadas por la creencia de no ser representativas de la mayoría accionarial-. Atrás quedan los tiempos de gloria y champán, como los de Lopera, presidente del Betis durante catorce años -de 1992 a 2006- y que se subió a la cúspide con el fichaje más caro de la historia del fútbol, el del brasileño Denilson por 30 millones de euros en 1997 para un Betis que alcanzó el éxito con el título de la Copa de 2005 y se clasificó para la Liga de Campeones por primera vez en su historia. Ahora hace frente al Athletic en el marco de una crisis más que aguda. Las caras que visitan los juzgados conforman ya una procesión. Tantas que las noticias son rutinarias. Ayer la actualidad la marcaron los nombres de José Luis Núñez y José María del Nido.

El primero, expresidente del Barcelona, así como su hijo Josep Lluís, recibió la noticia de la confirmación por parte del Tribunal Supremo de una pena de dos años de cárcel y una multa de 1,5 millones de euros por cohecho en el marco del denominado caso Hacienda, que recoge que tanto Núñez como su hijo sobornaron a inspectores de Hacienda para evitar el pago de impuestos en los beneficios que obtenía el grupo constructor que administraban.

El segundo, expresidente del Sevilla, condenado a siete años de prisión por el caso Minutas asociado a la corrupción en Marbella, vio cómo la Fiscalía Anticorrupción reclamó su ingreso inmediato en prisión, a pesar de que está tramitando una petición de indulto.

Del Nido y Núñez marcan la actualidad, pero no dejan de ser nuevos episodios que ponen en tela de juicio la transparencia del fútbol estatal. Pues hace unas semanas, la última investigación puesta en marcha sobre un presidente de un club español ha dejado la dimisión de Sandro Rosell en el Barcelona, lo hizo un día después de que fuera admitida a trámite la querella de un socio del club catalán por las cuentas del fichaje de Neymar, asunto que ahora ha dejado de estar personificado en Rosell -el único presidente de la historia que ha dimitido al día siguiente de ser imputado- y que ahora también atañe al propio club, salpicado y que vive imputado por el caso Neymar, donde el juez contempla "indicios suficientes para la investigación acerca de la posible comisión del delito contra la Hacienda Pública por parte de la entidad F. C. Barcelona".

control de 'viejas costumbres' Si bien, el listado de directivos que han pasado por el banquillo de los acusados, tanto por cuestiones relativas a sus propios clubes o por sus asuntos personales, es extenso, siendo el caso de Jesús Gil y Gil uno de los más sonados. Tal es la multiplicación de los últimos años que la Comisión Europea ha decidido tomar cartas en el asunto, como hizo saber su portavoz Joaquín Almunia. De hecho, en boga de la transparencia, hay abierta una investigación sobre supuestas ayudas públicas a siete clubes de la Liga española, cuyas entidades deportivas tienen contraída una deuda con la Seguridad Social de 3.600 millones de euros.

En esta cacería y sus consecuencias, está quien no podrá ejercer más el cargo de presidente, como el caso de Del Nido, que tuvo por antecesor a José María González de Caldas, detenido en el contexto de la operación Malaya.

Otro caso es el de Agapito Iglesias, máximo accionista del Zaragoza y que está imputado por los delitos de malversación de fondos públicos, fraude de documento mercantil y blanqueo de capitales en la trama que investiga la presunta malversación de 50 millones de euros en las obras de urbanización de la Plataforma Logística de Zaragoza.

El Racing de Santander también juega en los banquillos de los juzgados. Extasiados de la situación del club, que apila además la mala gestión en su día de Dmitri Piterman, que posteriormente también dejó un agujero en el Alavés, se ha presentado una querella contra la directiva que preside Ángel Lavin, colocado este en su cargo por el indio Ahsan Ali Syed, con quien el equipo atraviesa uno de sus momentos más delicados de la historia. Piterman fue imputado tanto por su gestión en el Racing como en el Alavés y fue condenado debido a este último caso a quince años de inhabilitación así como a una indemnización de 6,8 millones de euros como factura de su culpabilidad por sumir al club gasteiztarra en un proceso de concurso de acreedores.

La sombra de las imputaciones se extiende hasta A Coruña, donde aparece otro de los imputados, Augusto César Lendoiro, enfrentado a la justicia por una supuesta falsificación de la firma del exauditor de las cuentas de la entidad para conseguir la licencia UEFA y poder disputar competiciones europeas.

Coincide que muchos de los clubes con personas que atraviesan o han atravesado problemas con los tribunales han trenzado rachas penosas deportivamente, lo que ha multiplicado las complicaciones para hacer más complejo el alzar la cabeza en medio de desérticos parajes. En estos páramos se mueve el Espanyol, con Daniel Sánchez Libre imputado por fraude fiscal en la operación Pretoria. Igualmente lo hacen el Mallorca, el Murcia, el Hércules, el Castellón o el Girona.

"compra un equipo de fútbol" No obstante, hay clubes que a pesar de haberse visto envueltos en la polémica han estado y siguen estando en la cresta de la ola, como el Real Madrid, precisamente uno de los siete clubes investigados por supuesta financiación pública. El expresidente Ramón Calderón respondió en su momento a acusaciones por presuntos delitos como el de falsificación de votos de la asamblea del club en 2008. Asimismo, Lorenzo Sanz fue otro directivo imputado por varios delitos. Personas que dieron continuidad a Jesús Gil, adalid de una filosofía que decía algo así cuando era volcada sobre sus más allegados: "Compra un equipo de fútbol, tendrás a la prensa cada domingo en tu casa". Un consejo que atendió José María Ruiz-Mateos para su Rayo Vallecano, club que adquirió para ocupar el palco con la presidencia de su mujer, Teresa Rivero. Gil y Ruiz-Mateos se vieron con sus huesos entre barrotes. Precisamente la juez Mercedes Alaya, que lleva el caso de Lopera, ha imputado recientemente a Ruiz-Mateos por el caso ERE.

Gil incluso fallecido se vio absuelto, al igual que el actual presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, del delito de apropiación indebida por el que fueron condenados por la Audiencia Nacional, por verse prescrito. Los hay como Rosell, que se echan al margen, o como Lopera, si por ellos fuera, inmortales en sus cargos. Ahí está la justicia, para dictar.