bilbao. "Quería buscar el equilibrio". Carlo Ancelotti intentaba justificarse ante la prensa por la alineación que presentó ayer en el Camp Nou. Con una ceja levantada el italiano explicaba por qué había salido con Sergio Ramos en la medular, algo que el equipo blanco no había entrenado en toda la semana. El técnico del Real Madrid reconoció que le había comunicado la víspera del partido al defensa andaluz que jugaría en esa posición. El equilibrio. Después de que Florentino Pérez soltase más de 38 millones para comprar a Asier Illarramendi, la decisión de Ancellotti se puede interpretar como un ataque de entrenador, un desequilibrio respecto al trabajo de las anteriores jornadas. O lo que es peor: una medida provocada por el pánico de su primer clásico en el feudo blaugrana. El resultado fue un Real Madrid rocoso en defensa al que le faltaba criterio con posesión del balón. Su única baza: el contragolpe de la dupla Cristiano-Bale.
El Barcelona intentó jugar siguiendo su guión, que no por ser conocido deja de ser resultón y gustoso. Pero alrededor del área madridista no había sitio para las paredes por más que Xavi e Iniesta se empeñasen en intentarlo. Con el juego interior convertido en un imposible, el peligro de los locales llegaba con las internadas de Neymar por banda izquierda. Fue él quien consiguió el primer gol en el minuto 18 al cruzar el cuero tras una apertura de Iniesta en la única jugada de todo el primer tiempo en la que la red blanca no se cerró como debía. Con poco más de un cuarto de hora jugado, Ancelotti se encontró por detrás en el marcador y con tres centrales en el once.
El gol fue una excepción en el tedio del primer tiempo. El partido requería quilates y los hubo, pero para convertir el juego en un pulso lleno de imprecisiones y transiciones continuas. No era el día de la magia. Esa queda apartada para las 36 jornadas en las que Barcelona y Real Madrid siguen combatiendo entre ellos, pero jugando contra otras camisetas. Cosas del duopolio de la Liga.
Ambos equipos solo conseguirían crear una ocasión de gol antes del descanso. La del Barcelona fue justo después del gol. Con el Madrid asimilando todavía el golpe, Xavi coló un pase largo en profundidad para crear un mano a mano entre Messi y Diego López. El argentino, tal y como reconocería después Andoni Zubizarreta, "es terrenal" y cruzó el balón demasiado.
El Real Madrid dio el susto gracias a un centro raso desde la izquierda de Cristiano al que llegaron en plancha Khedira y Adriano. El remate a bocajarro lo atajó un Valdés espléndido. El rebote golpeó en la mano de Adriano, pero Undiano lo interpretó como algo involuntario para desesperación del centrocampista alemán.
segunda parte más abierta El segundo tiempo ofreció un partido más agradable para la vista. El rigor táctico se disolvió, sobre todo con el cambio de Ramos por Asier Illarramendi. El cansancio hizo mella y el partido ganó en locura. El juego de los equipos se verticalizó, produciendo un correcalles en el que el Real Madrid se sentía más cómodo.
Con un Barcelona desinflado, los blancos se dedicaron a crear peligro con la velocidad de sus jugadores ofensivos. Iniesta perdió un balón en la media y Modric se encargó de que en solo tres segundos Cristiano Ronaldo estuviese solo en el área encarando a Valdés. Pero el meta blaugrana repelió el potente disparo. Su impecable trabajo continuó al atrapar el remate de Di María desde la frontal tras el saque del córner.
El Real Madrid, ya con Benzemá sobre el césped en detrimento de Bale, se hizo con el control del partido y tuvo al Barcelona contra las cuerdas. La pasividad de Undiano tras una carga de Mascherano que derribó a Cristiano dentro del área en el minuto 70 servirá para rellenar horas y horas de televisión y radio esta semana.
Solo un minuto después Benzema quiso desmarcarse de las críticas del Santiago Bernabéu con un disparo desde la lejanía que casi revienta el balón en el larguero. El gol del empate parecía cuestión de tiempo, sobre todo viendo cómo se diluían poco a poco Messi y Neymar.
Pero Alexis, que había entrado por Cesc, destapó el tarro de las esencias para firmar la jugada del partido. Tras recibir un buen pase de Neymar en la frontal del área, le dijo a Varane con el cuerpo que se iba para un lado cuando en realidad se giró hacia el otro y, con el francés todavía buscando su cadera, colocó una vaselina por encima de la cabeza de Diego López que sentenciaba el partido.
Un Madrid enrabietado tuvo una ocasión de Khedira que de nuevo atajó Valdés y solo pudo recortar distancias en el descuento con un gol de Jesé, que ponía la rúbrica a un contragolpe vertiginoso de Ronaldo. El Real Madrid ya está a 6 puntos del Barcelona. Un guión que se repite.
BARCELONA: Valdés; Alves, Piqué Mascherano, Adriano; Busquets; Xavi, Iniesta (Min. 76, Song); Messi, Fábregas (Min. 70, Alexis) y Neymar (Min. 83, Pedro).
REAL MADRID: Diego López; Carvajal, Varane, Pepe, Marcelo; Ramos (Min. 56, Illarramendi); Khedira, Modric; Di María (Min. 75, Jesé), Bale (Min. 61, Benzema) y Ronaldo.
Goles: 1-0; Min. 19, Neymar. 2-0; Min. 78, Alexis. 2-1, Min. 91, Jesé.
Árbitro: Alberto Undiano Mallenco. Mostró tarjetas amarillas a Adriano, Busquets, Marcelo, Ramos, Khedira, Bale y Ronaldo.
Estadio: Camp Nou, 90000 espectadores.