MÁLAGA: Willy, Gámez, Weligton, Demichelis, Antunes, Joaquín (Min. 88, Camacho), Toulalan, Iturra, Isco, Saviola (Min. 75, Lucas Piazón), Baptista (Min, 73, Santa Cruz).
OPORTO: Helton, Danilo, Mangala, Sandro (Min. 70, Atsu), Otamendi, González, Moutinho (Min. 46, James), Fernando, Defour, Jackson, Varela (Min. 58, Maicon).
Goles: 1-0: Min. 43; Isco. 2-0: Min. 77; Santa Cruz.
Árbitro: Nicola Rizzoli , italiano. Expulsó a Defour (Min. 48) por doble amarilla. Amonestó a Otamendi, Demichelis, Alex Sandro y Gámez.
Incidencias: Unos 29.000 espectadores en La Rosaleda.
bilbao. El Málaga, más eficaz que lucido, sigue siendo EuroMálaga. Ya no hay inyecciones económicas, al revés, hay extracciones, como un yacimiento de petróleo, caso de Monreal, pero quién diría que llegados a este punto de desfiles el equipo del genio Manuel Pellegrini seguiría dando semejante guerra. Es la belleza del fútbol, donde el amor propio también es arma de batalla, incluso la más letal. Y de eso todavía hay por La Rosaleda. El debut del club en la Liga de Campeones perdura tras el 2-0, con sellos de Isco y Santa Cruz, para remontar el 0-1 de la ida de los octavos de final.
El Málaga saltó al césped expectante ante un Oporto colmado de confianza, convencido, estable, sin especulaciones respecto al resultado de la ida, con un Moutinho soberbio. De hecho, la tropa de Vítor Pereira maniató al cuadro de Manuel Pellegrini, incapaz de hacerse con la pelota, precipitado por la necesidad. El posicionamiento, la entrega y la contundencia en los balones divididos hizo del conjunto portugués un ejercicio a la seriedad. Y esa puesta en escena se hizo inercia hasta el minuto 25, cuando el Oporto sumó dos disparos a puerta y el Málaga, ninguno. Dominio luso incuestionable.
Fue entonces cuando los locales trenzaron su primera jugada. Un golpe de efecto para el resto de la primera mitad. No en vano, en el minuto 35 llegó el primer disparo del cuadro malacitano. Fue la instalación de una alfombra roja para la el fútbol de posesión del Málaga, que empezó a abrirse en el terreno de juego y comenzaron a contactar Baptista, Joaquín e Isco, la magia blanquiazul. Manó el descaro, el hueco en el campo estaba hecho, había cauce. Y en el 39, el colegiado anuló un gol a Saviola que bien pudo subir al marcador.
La jugada, además de encender la ira contra la portería rival, dio ejemplo de que era factible batir a Helton, quien en el minuto 42 se vio batido por Isco. El chico de oro del fútbol mundial largó un zurriagazo cruzado que superó por alto al guardameta luso. Una etiqueta más para su cotización al alza.
Nada más comenzar el segundo acto una acción condicionó bárbaramente el devenir. La segunda cartulina amarilla para Defour condenó al Oporto al sacrificio, un vía crucis ante un Málaga anímicamente crecido, un gigante jugando con gnomos. La veda para el segundo tanto estaba abierta y las escopetas, cargadas con postas.
Los chicos de Pellegrini montaron una especie de embudo con salida hacia el área rival. Todo parecía indicar que el 2-0 sería cuestión de tiempo. El Oporto se borró ofensivamente y se enclaustró en su rectángulo. Así, el Málaga comenzó a opositar, a acumular méritos. Hasta que un recién incorporado Santa Cruz, con la testa, dibujó el gol tras la salida de un córner en el minuto 77.
A partir de ahí, el Oporto no pudo enseñar sus dientes ni amagar un bocado, porque el Málaga mató con defensa y posesión.
el bayern apura En el otro partido de Liga de Campeones, el Bayern Múnich apeó al Arsenal de la senda que dirige a cuartos, a pesar de caer derrotado por 0-2, tras el 3-1 de la ida.