bilbao. Aprovechando el hueco reservado en el calendario futbolístico para la disputa de partidos amistosos entre selecciones estatales, Italia se enfrentará a Francia y Holanda lo hará ante Alemania, sin duda dos partidos de cuajo y evidente interés; como el Colombia-Brasil o el Rusia-EE.UU, sobre todo por la carga de morbo que entraña.
La Real Federación Española de Fútbol (RFEF), al contrario, ha preferido realizar un larguísimo e incómodo viaje, cruzando el Atlántico, para jugar contra Panamá un partido insulso y carente de todo atractivo para el aficionado. La razón es la misma que impulsó a la Federación-empresa que dirige Villar cuando el pasado mes de agosto trasladó el negocio a Puerto Rico: el dinero.
La RFEF ha vuelto a aprovechar la plena disposición que tiene sobre los futbolistas para seguir alimentando su caja registradora. Con la excusa de que en este paraíso fiscal centroamericano se conmemorará el próximo año el 500 aniversario del descubrimiento del océano Pacífico por Vasco Núñez de Balboa, las autoridades panameñas han impulsado una serie de actos promocionales entre los que se incluye el partido contra el campeón del mundo previo pago de tres millones de euros.
el último partido por TVE El encuentro será retransmitido en directo (22.30 horas) por TVE en lo que probablemente será el último partido que ofrecerá el canal público del combinado estatal.
RTVE abona 4 millones de euros por partido a Santa Mónica, empresa que tienen los derechos de la RFEF, que también recibirá por este bolo otra generosa suma de euros.
La RFEF optó por prescindir del dinero público que reciben las federaciones a cargo del Consejo Superior de Deportes para no tener que responder de cómo gestiona sus cuentas. Y sobre todo porque la selección española se ha convertido en una gran máquina de hacer dinero.
La expedición española fue recibida por las autoridades panameñas, con el presidente Ricardo Martinelli al frente, cono honores. Los seleccionados, entre ellos el rojiblanco Markel Susaeta, sorpresa en la lista de Vicente del Bosque, tuvieron que aguantar numerosos actos oficiales, pero al menos cruzaron el Canal y recibieron las explicaciones pertinentes sobre su funcionamiento.