HAY un director técnico de un equipo de Segunda que parece que quiere hablar conmigo, a ver qué es lo que quiere decirme. Ahora estoy aquí y no me cierro las puertas a nada. Si no sale algo, pues volveré a casa y me pondré a jugar en Segunda B". Joseba del Olmo (Lutxana, 1981) está animado, no pierde la esperanza de que algún club se fije en él y le permita prolongar su carrera profesional. Es uno de los 25 jugadores que toma parte en la III Edición de Sesiones AFE, una iniciativa que trata de facilitar un destino a futbolistas sin equipo.
Permanecerá dos semanas concentrado en Alicante, si es que antes no son reclamados sus servicios. Ayer tomó parte en un amistoso ante el Eintracht Braunschweig, que milita en la Segunda División alemana. Bajo la dirección técnica de Sergi Barjuán, el que fuera defensa internacional del Barcelona, tendrá ocasión de mostrarse a los ojos de técnicos y ojeadores en una serie de partidos con clubes argelinos, rusos y españoles. "Esto es un escaparate, una oportunidad para todos nosotros que estamos viviendo la parte desagradable del fútbol. Es como un oasis en el desierto".
No le falta razón al menudo extremo vizcaino, que se quedó en la calle después de que un juez le diera la razón al Hércules y se procediera a la extinción de su contrato. Durante la pasada temporada, la AFE organizó dos concentraciones similares y logró colocar a 39 de los 51 jugadores que reunió. Son muchísimos más los que se hallan en el paro, de modo que Joseba del Olmo está muy agradecido al figurar entre los escogidos en esta ocasión.
Historias de todo tipo con un denominador común, son víctimas de la crisis que afecta de lleno al fútbol. "Veteranos, jóvenes, gente que se ha movido en diferentes categorías, algunos con cierta experiencia en Primera, como Cristian, que estuvo tres temporadas en el Deportivo o Jonathan Valle, la gran promesa del Racing de Santander". También Del Olmo cató la élite, Joaquín Caparrós le reclutó del Eibar y en la campaña 2008-09 jugó un total de once encuentros oficiales a sus órdenes. Casi siempre saliendo del banquillo. Firmó un único gol, en el campo del Almería. Un bagaje insuficiente para continuar en el equipo rojiblanco.
Es el cénit de una carrera movidita desde que empezó a destacar en su pueblo. Dice que todo fue bastante normal mientras pasaba sucesivamente por Arenas, Lemona y Barakaldo, dos años en cada sitio. Luego, el Sestao, donde coincidió con Koikili, y el salto a Segunda A con el Eibar. Y allí se disparó todo: "A partir de que llego al profesionalismo sí que todo fue muy rápido. Sinsabores he tenido, claro, pero diría que no tengo ningún recuerdo malo, exceptuando lo del ERE en que me vi implicado en el Hércules, pero que es algo que considero que no tiene nada que ver con el fútbol".
Se recrea por un instante en su etapa en el Athletic: "Habrá gente que le parezca pobre lo que hice allí, pero yo estoy orgulloso, al igual que la gente de mi entorno en Lutxana. Es el mejor año de mi vida de futbolista. Un sueño". Esa condición de rojiblanco le permitió rubricar un contrato de tres años con el Hércules, donde se topó con la dura competencia de otro vizcaino, Sendoa. "Jugué bastante y subimos a Primera, pero el equipo acometió refuerzos caros, como Drenthe el del Madrid, y sobraban fichas, una fue la mía, me cedieron al Ponferrada, donde disfruté porque volví a ser titular, aunque descendimos".
EL CALVARIO De regreso a Alicante empezó el calvario laboral y el primer contacto con la AFE, que les asesoró, a Del Olmo y otros cinco compañeros, aunque nada sacasen en limpio. Pese a que el inspector de trabajo les diera la razón, a la hora de la verdad la justicia falló en favor del Hércules el pasado 17 de octubre. Del sueño a la pesadilla en cuestión de solo dos años.
Ahora trata de reengancharse al fútbol de la mano del sindicato. "Tengo que decir que AFE se está portando muy bien, está desarrollando la labor social que debe un organismo de esta naturaleza". En medio de la incertidumbre, Del Olmo no se ha limitado a cultivar su forma física y ha continuado sus estudios de ingeniería en Alicante. Le quedan cinco asignaturas y cree que será capaz de acabar en cuatro años una carrera de tres. Antes, estando todavía en casa, terminó Económicas.
"He podido compatibilizar el fútbol y el estudio, pero diría que mi vida es normal. Tengo 30 años y en las listas del paro seguro que hay muchísima gente que a esta edad ha tenido una trayectoria mucho más intensa que la mía". Reflexiona pocas horas antes de atarse las botas, jugar con el Eintracht y atender a ese emisario de un club cuya identidad se reserva. Joseba del Olmo afronta con buena cara y la mejor de las actitudes el trance, probablemente su última oportunidad para vivir del fútbol: "Esto va muy en serio, pero también hay que tratar de disfrutar un poco".