bilbao. Aquel Superdepor de los años noventa y principios del milenio deleitaba. Escribió la mejor historia del club coruñés, pero su esplendor también generó una enorme deuda que el club coruñés todavía arrastra y que es una de las causas que explican su descenso a los infiernos de Segunda División.
Según las últimas cifras sobre la situación económica que ofreció el pasado 4 de abril su presidente, Augusto César Lendoiro, la deuda neta a 30 de marzo alcanzaba los 58,5 millones de euros, 26 menos que el 30 de junio de 2010. La deuda bruta ascendía a 87 millones, 20 menos que la acumulada el pasado año.
El Deportivo estuvo a punto de entrar en la ley concursal. Ahora, probablemente, no tenga otro remedio. Por encima de la carga emocional, el descenso de categoría provoca un quebranto económico que Lendoiro intentará paliar acogiéndose al seguro de descenso que pactaron, según argumenta el veterano presidente coruñés, los equipos a los que el club gallego se ha adherido con cargo al futuro reparto de los derechos de televisión, circunstancia que todavía está demasiado verde.
Lendoiro, el mismo presidente que generó la enorme deuda (nada excepcional en el fútbol estatal, sino todo lo contrario) no tuvo otro remedio que ajustarse el cinturón, con la lógica merma en la categoría de los futbolistas contratados.
En estas circunstancias, los errores de la directiva se notaron más. Eso, unido a las constantes dudas e incertidumbre de Miguel Ángel Lotina a lo largo del campeonato; el pésimo arranque del mismo, el mal juego, el imponderable de las lesiones y, sobre todo, la palmaria incapacidad de sus jugadores para marcar goles, ha llevado al Deportivo, un club que no hace ni una década era considerado como uno de los grandes, a Segunda después de mantenerse 20 campañas consecutivas en la máxima categoría.
El Deportivo se quedó sin marcar en 21 de los 38 partidos de Liga, el peor registro desde la temporada 1994-95. Entonces, el Logroñés, que bajó como colista, estuvo sin ver la portería contraria en 28 encuentros.
Esta circunstancia fue definitiva en el partido decisivo ante el Valencia, un equipo que acudió a la cita sin alicientes y jugó a medio gas. Pero Aritz Aduriz marcó casi sin querer a los cuatro minutos. Soldado anotó el segundo tanto en el tiempo añadido para engordar sus estadísticas personales. Entre uno y otro minuto, el Deportivo dispuso de un mundo para al menos empatar, lo que le hubiera permitido salvarse, y tuvo diez ocasiones claras de marcar, y no hubo manera. En el partido sin vuelta atrás salieron a relucir más que nunca las carencias del equipo gallego: no tiene gol. El Deportivo ha acabado la temporada como el equipo de Primera con menos tantos a favor (31).
Otro dato a tener en cuenta fue la marcha de hombres claves, como Filipe Luis, traspasado al Atlético de Madrid por doce millones de euros; Sergio o Mista. Las incorporaciones (Rubén Pérez, Urreta, Míchel, Saúl Fernández, Yves Desmaret) fueron en forma de cesión de otros clubes. Ninguno con casta y números de goleador.
En las últimas horas del mercado invernal llegaron dos delanteros (el argentino Pepe Sand y Xisco) y un centrocampista, Javito. Sand apenas tuvo minutos; Xisco pronto se lesionó, y Javito ni debutó por problemas con su pase internacional.