Lezama. Javier Irureta acaricia con sus manos los bordes de un dossier. En él se marcan las pautas de las actuaciones más inmediatas en la metodología de trabajo que se aplica en los equipos de las categorías inferiores. El dossier lleva la firma de Luis Llopis, entrenador de porteros del primer equipo y coordinador y responsable del resto de estos técnicos específicos. El contrato de Llopis expira el 30 de junio, pero el director deportivo ha hecho saber a la Junta su deseo de seguir contando con él.

"Estoy encantado con el equipo humano y con el trabajo que se realiza en Lezama". Irureta se muestra gratamente sorprendido con unas instalaciones profundamente renovadas respecto a las que conoció como jugador (1975-80) y como técnico (1994). "Hace 35 años, teníamos una capilla, habitaciones y comedor". Hoy en día, Irureta está rodeado de despachos, ocupados por profesionales en todas las áreas, ordenadores, tecnología audiovisual, gimnasios, un pequeño frontón, polideportivo, centro médico, salas temáticas... "Lezama es una fábrica que funciona a pleno rendimiento", dice.

A Irureta le gusta bajar al barro. Hasta hace escasos meses, ha sido un hombre de banquillo. Se ha reciclado para su nuevo trabajo de mesa y mucho teléfono. Con todo, su mente es fútbol. "El balón debe ser el protagonista. El jugador aprende jugando", subraya cuando indica el pilar del método de trabajo que se aplica en la base. El primer equipo es autónomo, pero Irureta presume de una relación muy directa con Caparrós.

Mañana aterrizará en Bilbao un avión privado procedente de Dinamarca. Viajan 60 personas, encabezadas por Kerl Berdinggaard, seleccionador danés sub"21. El martes, esta expedición realizará una visita a las instalaciones de Lezama para adquirir el mayor número de conocimientos. "Lezama sigue siendo un referente. Hace pocos días, nos visitó un entrenador de una universidad japonesa", anuncia, mientras reivindica su gestión vanguardista.

Irureta informará a sus invitados daneses de que 53 jóvenes, de ellos dos chicas, conviven en la residencia de Derio, donde se llevan unas pautas que "dan buen resultado, sobre todo en el apartado psicológico y anímico de esos chavales que están lejos de sus hogares". Les apuntará que el colegio La Salle, donde cursan estudios los cadetes y juveniles, ha pasado "excelentes conclusiones" de los resultados académicos más recientes, con "un índice de aprobados que llega al 90%, cuando en el primer año apenas superó el 50%".

Aportará también informes de los trece centros de tecnificación esparcidos por la geografía vasca, de que son más de 150 los clubes convenidos y del trabajo que realizan sus más estrechos colaboradores -Manolo Delgado (dirección de entrenamiento integrado), Fernando Quintanilla (dirección técnica), Josean Lekue (dirección médica), Gari Fullaondo (metodología de entrenamiento), Eduardo Estibariz (preparación y evaluación física), Iñaki Azkarraga (atención al jugador), Blas Ziarreta (fidelización con los clubes convenidos), Iñigo Juaristi (fútbol femenino), Iñigo Lizarralde (captación), Kakel Iturregi (proyecto externo), Santi Urkiaga (logística), María Ruiz de Oña (psicología) y Kike Ortiz de Artiñano (administración)-, de un capital humano "que no tiene precio" y que representa, sin duda, el lado más luminoso de Lezama.