La victoria de Lando Norris en el Gran Premio de Abu Dhabi decidió el subcampeonato a su favor y concedió a McLaren el Campeonato del Mundo de Constructores, un galardón que no obtenía desde 1998, el noveno de su historia. Significó, además, el punto final a una temporada histórica, porque jamás siete pilotos habían alcanzado al menos dos triunfos el mismo año (Max Verstappen, 9; Lando Norris, 4; Charles Leclerc, 3; Oscar Piastri, 2; Carlos Sainz, 2; George Russell, 2; Lewis Hamilton, 2).

Un 2024 que comenzó como el anticipo de un nuevo curso de dominación de Verstappen y Red Bull con cuatro victorias en las cinco primeras carreras y siete en las diez inaugurales. Se antojaba como otro paseo triunfal. Pero la emoción creció tras el insospechado y repentino descenso de las prestaciones del Red Bull. El potencial del coche hegemónico pasó a ser insuficiente para doblegar el progreso de McLaren, Ferrari y Mercedes, y por primera vez en la actual era de reglamentación la escudería que había sentado posiblemente la mayor tiranía de la Fórmula 1 –en 2023 gaño todas las carreras excepto una, 21 de 22, un registro insólito– era claramente superada. Verstappen vivió una sequía de diez carreras sin ganar que dio paso a nuevas oportunidades. Se alimentaron las esperanzas de campeón de Norris e incluso Leclerc.

Pero fue entonces cuando afloró la mejor versión de Verstappen. Brasil le volvió a ver ganar con una de las remontadas más relevantes de la historia, partiendo desde la décimo séptima pintura. Fue un punto de inflexión y el desequilibrio definitivo de la balanza. El neerlandés logró maximizar sus opciones para regresar al trono y sentenciar a dos carreras del final de la temporada su cuarto título consecutivo, el más valioso precisamente por eso, por las dificultades presentadas debido al nivel de la competencia.

Pero también ha sido esa diversidad un argumento de peso para el éxito de Mad Max. La pluralidad de ganadores ha concedido especial relevancia a la regularidad. Verstappen ha visto cómo las democráticas órdenes de equipo de McLaren y Ferrari han mermado las candidaturas de Norris y Leclerc, que se han visto restados por sus compañeros de garaje, a diferencia de Verstappen, que en ninguna carrera ha sido relegado por Sergio Pérez, quien además ha servido de algún modo como medidor del estado decadente de Red Bull.

Si bien, también es cierto que el campeón no ha tenido un escudero de garantías, como sí lo han dispuesto otros equipos aunque este recurso se haya desechado precisamente por esas decisiones de equipo de no señalar a lo largo de todo el año a Norris o Leclerc como primeras espadas, dejando así paso a niveles de libre albedrío para Piastri o Sainz. Ello ha jugado en favor del espectáculo, pero ha remado en contra de sus fábricas en la batalla por el título del Campeonato del Mundo de Pilotos.

¿Un adelanto de 2025?

En cambio, a nivel del Campeonato del Mundo de Constructores, McLaren y Ferrari han estado muy por encima de Red Bull, donde solo Verstappen ha sostenido el pulso. El equipo color papaya finaliza con 666 puntos por los 652 de la escudería italiana y los 589 del garaje energético. El rendimiento ofrecido este año puede ejercer de adelanto de un previsiblemente disputado 2025 que supondrá el cierre de un ciclo de reglamentación para dar paso a otro. Por eso, será un año donde la inversión en desarrollo será moderada, lo que sitúa, por el momento, tanto a Ferrari como a McLaren en situación de favoritos en un contexto de igualdad donde también entran en la ecuación por las victorias Mercedes y por supuesto Red Bull. “Terminar la temporada así es perfecto. Ganar el Campeonato de Constructores después de 26 años es muy especial. El año que viene va a ser mi año. Queremos ganar el Mundial de Pilotos y de Constructores. Este año he cometido muchos errores, pero me han servido para aprender”, advirtió Norris.

Además de este equilibrio pocas veces visto, con cuatro escuderías debatiéndose por la gloria, la próxima temporada también ofrecerá la emoción de ver a Hamilton en Ferrari, asiento que ocupará en detrimento de un Carlos Sainz que pondrá rumbo a Williams, y que cerró el año con una notable segunda plaza, por delante de un Leclerc que fue tercero al ganar dieciséis posiciones. Hamilton dice haber perdido velocidad, aunque eso se pudo cuestionar en Abu Dhabi, donde remontó doce puestos para terminar cuarto, con adelantamiento en la última vuelta a Russell. Tras doce años y siete títulos en Mercedes, a buen seguro tratará de aprovechar la oportunidad con un coche que parece que seguirá siendo muy competitivo.

El duelo entre Hamilton y Leclerc resultará interesante, como también el que protagonizarán Norris y Piastri. Debates internos que seguramente no vivirán Verstappen, a juzgar por el nivel ofrecido por Pérez en 2024 –es posible que no siga en el equipo–, y Russell, tras la salida de Hamilton de Mercedes y la llegada de un Andrea Antonelli que vivirá un proceso de adaptación.

En cuanto a Verstappen, fue quinto en el circuito de Yas Marina, por detrás de un McLaren, los dos Ferrari y los dos Mercedes. Sintomático. No obstante, al neerlandés le condicionó un accidente en la primera curva con Piastri, que terminó décimo. Se sobrepuso además a una sanción de 10 segundos por dicha acción. Pero la incertidumbre reina sobre el futuro a corto plazo de Red Bull, que necesita progresar para sostener el reinado de un Verstappen que concluye con 437 puntos por los 374 de Norris, pero con la sensación de poseer el cuarto mejor coche de la parrilla.